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Así es como se siente la vida: de colores

Soy psicóloga desde hace 11 años y suelo decir que lo que me acercó al IJPCC fue la necesidad de profesionalizarme para la atención psicosocial que estaba brindando a familias de personas desaparecidas. Esto es cierto, pero falta una gran parte de la historia.

Me encontraba arrastrando una depresión algo severa durante por lo menos 3 años de mi vida, cuando un día sentada en la sala de mi casa, colapsé por completo.  A veces y de manera paradójica, los psicólogos podemos resistirnos a ir a psicoterapia: no era mi caso. Había intentado dos procesos terapéuticos que parecían servirme por algunos meses, pero luego volvía la depresión y quizá con más fuerza, hasta regresaba con otras estrategias y herramientas nuevas y súper mejoradas.

Decidí que tendría que ir al psiquiatra y elegí una doctora de la cual me habían dado muy buenas referencias que además, podía atestiguar. Al llegar con ella, por supuesto que me confirmó mi diagnóstico de “Trastorno depresivo mayor recurrente, grave”, pero también me dijo que para que ella me tratara, sería indispensable asistir a psicoterapia de manera paralela (ningún gran descubrimiento hasta aquí). Me dio esperanza su recomendación: “te voy a canalizar con la mejor psicoterapeuta que conozco y estoy segura que debe ser una de las mejores de Guadalajara, sino es que del país”, nunca se me han olvidado esas palabras. Lo primero que pensé es que eso me iba a costar una millonada (he conocido psicoterapeutas que cobran hasta $1500 por sesión y seguro hay quienes cobran más) pero realmente había llegado a un punto donde todas mis relaciones y mi entorno estaban rotos o al menos gravemente afectados, así que algo haría para pagar el tratamiento.

Por supuesto que me puse a investigar acerca de la Mtra. Laura Gómez-Llanos y el Instituto Jalisciense de Psicoterapia Cognitivo Conductual, pensaba que un tercer proceso terapéutico fallido, sería devastador. Comencé mi proceso terapéutico y conocí la “Terapia Centrada en Esquemas” de Jeffrey Young y así poco a poco comencé a ver cómo mi vida iba cambiando.

Hubo un momento en el que con mucha vergüenza pero con plena confianza compartí en terapia: “Entonces así es como se siente la vida, de colores”.   Conforme transcurría mi proceso terapéutico, me enamoré de la Terapia Cognitivo Conductual y particularmente de la terapia de esquemas, quería saber todo sobre ellas y fue entonces que ingresé al Diplomado en Psicoterapia Cognitivo Conductual para adultos y luego al Diplomado en Psicoterapia Cognitivo Conductual para niños y adolescentes, además de asistir a cuanto entrenamiento podía. He tenido maestros maravillosos, me permiten y se permiten discutir y dialogar, retarme y apoyarme por igual.

El año pasado se abrió la Certificación Internacional en Terapia Centrada en Esquemas y por supuesto que no dudé en inscribirme. Las personas suelen decirme que con los cursos que he tomado ya podría haber estudiado una maestría y quizá tengan razón pero también es cierto que conozco pocas o ninguna maestría cognitivo-conductual con la calidad y nivel de los cursos que he tomado en el IJPCC. De cualquier forma, mi corazón sigue esperando el día en que se abra la oportunidad y pueda cursar esa maestría en el Instituto.

Hoy tengo el enorme honor de trabajar junto con mis maestros, de sentirme nerviosa al preguntarles algo en el pasillo y agradecida al recibir asesoría para atender algún caso complicado. Con el riesgo de leerme demasiado cursi, puedo decir que uno de los mejores regalos que he recibido de la vida es trabajar en el IJPCC.

Suelo decirles a mis pacientes que la terapia cambia vidas y lo digo desde el corazón y no desde el libro o el salón de clases. Me emociona profundamente ver a mis pacientes hablar acerca de sus esquemas y sus sesgos cognitivos, me reta acompañarles en su proceso de descubrimiento de los orígenes de lo que hoy les afecta y me descubro conmovida al verles avanzar y alcanzar sus objetivos terapéuticos, ya que sí sé lo que se siente volver a ver el mundo de colores.

Gracias Daniela por llevarme a Laura y gracias Laura por llevarme a éste mundo maravilloso lleno de colores.

Psic. Arely Rocha 

Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual