Todos experimentamos emociones. Algunas veces estas emociones pueden ser muy intensas, dolorosas o desagradables y buscamos formas de lidiar con ellas. La mayoría hacemos lo mejor que podemos cuando se trata de enfrentar esos momentos, utilizando los que recursos que hemos aprendido de las personas que nos criaron y de aquellas que nos rodean. En ese ambiente y de esas personas hemos aprendido a regular nuestras emociones, a veces de formas muy efectivas y en otras ocasiones de formas problemáticas o desadaptativas.
Lo que nos debe quedar claro es que la regulación de las emociones no ocurre de forma automática, ni es siempre fácil lidiar con lo que estamos sintiendo.
La mayoría de nosotros eventualmente terminamos dándonos cuenta que no hemos aprendido lo suficiente para poder regularnos y la necesidad nos va orillando a aprender nuevas formas de trabajarlo y lograrlo.
Al ser habilidades no se puede decir que con el mero hecho de leer acerca de ello ya podremos hacerlo. Muy similar a si leemos acerca de malabarismo o acrobacias físicas, pero nunca nos ponemos a practicar ningún ejercicio. Por lo que hay que practicar y practicar y volver a practicar.
La regulación emocional es una destreza vital para poder enfrentar situaciones difíciles, que sin duda todos vamos a enfrentar en la vida.
No desarrollar dichas habilidades se relaciona con diversos problemas de relaciones interpersonales, además de problemas psicológicos como ansiedad, depresión, adicciones, conductas de riesgo.
No es fácil regular las emociones, y es que, es justo cuando estamos más cansados y estresados que más necesitamos regularlas y es cuando más difícil se vuelve tener esa claridad. Es por esta razón que conviene practicar a diario y de forma repetida estas habilidades.
Te presento esta guía breve para la regulación emocional:
1. HAZ UNA PAUSA. Detente unos segundos antes de hacer cualquier cosa o querer resolver la emoción. Si te ayuda puedes contar hasta 5.
2. RECONOCE LA EMOCION. Nota y di mentalmente: “hay ansiedad, está surgiendo enojo, estoy observando sensaciones de miedo o tristeza”. Usa 1 o 2 palabras.
3. VALÍDA LA EMOCIÓN. No la juzgues, no la critiques, no te reproches. No digas “no debería de sentir esto” “ya lo debería haber superado” “solo los débiles sienten ansiedad”. Simplemente di: “esta es mi experiencia en este momento”. O bien: “tiene sentido que tenga esta emoción basado en…..” “me preocupa mucho esto y es porque me importa”,” no he dormido bien en 3 días es comprensible que no pueda concentrarme bien”
4. ACEPTA. La emoción ya está ahí, puede que no sea agradable, pero es lo que es, es lo que hay. Si reniegas, luchas, te resistes y haces preguntas “¿por qué?”; lo único que lograrás es aumentar el sufrimiento. Mentalmente di: permite, déjalo estar, acéptalo.
5. INVESTIGA. Suelta los pensamientos que te mantienen alterado, ánclate en el presente usando tu cuerpo. Observa con detalle lo que sucede en tu cuerpo, dónde se siente, cómo se siente, descríbelo con el mayor detalle posible.
6. OBSERVA SIN IDENTIFICARTE. Las emociones que la mente observa son distintas a la mente en sí. Tú no eres el enojo, tú no eres la ansiedad. Tú eres algo mucho más complejo y completo, tú estabas antes que la emoción y estarás después que ella. No te creas tus pensamientos solo porque provienen de tu mente, muchos no son verdad, ni son útiles.
7. ACTUA CON ECUANIMIDAD Y COMPASIÓN. Ninguna emoción es final ni fatal, no importa lo fuerte o desagradable que sea, todas son transitorias. Date cuenta que no eres la única persona que está pasando por algo difícil. Háblate con cariño y con amabilidad, que es lo que precisamente necesitas en este momento. Camina en dirección a lo que es importante para ti. A veces ayuda hacer lo contrario a lo que dicta la emoción, así es, si la dictadora te dice que grites y golpees, entonces haz lo contrario, quédate callado. Si te dicta que te vayas a acostar y aislarte, entonces contempla que conviene salir, hablar y conectar con alguien.
Si practicas a diario estas habilidades verás que puedes desarrollar una mejor capacidad de vivir con tus emociones, de relacionarte con ellas como lo que son, solo emociones; intensas, dolorosas, insistentes, pero a fin de cuentas emociones pasajeras. Con el tiempo te darás cuenta de que puedes aumentar tu disposición a tener la emoción, ahí comienza tu libertad.
