Tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos si no los observas y los pones en duda. Nadie ni nada te puede ayudar tanto como tu propia mente disciplinada.
Dhammapada.
En nuestra labor como psicoterapeutas todos los días nos encontramos con personas que están sufriendo debido a sus pensamientos. Sufren porque los creen, porque los consideran verdades, porque son vistos como hechos. Se sufre porque después de creerlos se genera una emoción dolorosa o incómoda o bien una conducta poco funcional o desadaptativa.
Estos pensamientos se presentan de forma cíclica y persistente, como rumia, pero también se pueden presentar en la interacción en consulta cuando la persona insiste que lo que piensa es un hecho, y busca convencer al terapeuta de ello.
Ejemplos:
Soy un inútil
Soy incompetente
A nadie le importo
Nadie me respeta
Nunca llegaré a nada
Es por esto que es muy importante y en muchos casos, uno de los pasos iniciales para comenzar a generar cambios en la conducta de nuestros clientes, el ayudarles a distanciarse de sus pensamientos.
Los consultantes están demasiado cerca de sus propios pensamientos y si los tienen demasiado cerca a sus ojos no los pueden ver claramente y sólo cuando le ayudamos generamos una cierta perspectiva, una distancia, es que pueden apreciar aquellos pensamientos con claridad.
Similar a lo que ocurre con los peces nadando en el agua, los humanos muchas veces estamos nadando en nuestros propios pensamientos sin siquiera darnos cuenta de ello. Surge un pensamiento y automáticamente lo creo. A veces esto nos va a funcionar muy bien, pero en otros casos va a venir acompañado de problemas y sufrimiento.
Entendamos que es normal que suceda esto, ya que nuestra mente busca generar congruencia, un orden coherente que nos ayude a interactuar con el medio. Muy similar a lo que ocurre cuando vamos a la cocina y el contenedor que dice “harina” en su interior tiene harina y el contenedor que dice “sal” en su interior contiene sal; el hecho de que exista esta correspondencia de manera congruente nos ayuda a lidiar con el mundo. Si mi mente me dice que tengo hambre y como y el hambre desaparece, eso me funciona bien y si de repente me digo “tengo sed” y bebo agua y me siento mejor ese es un mensaje congruente que también me ayuda.
El problema surge cuando no podemos comprobar aquello que la mente nos está diciendo. Como cuando me dice “eres un bueno para nada” “nadie te quiere” “tu vida es una porquería” “te vas a quedar solo para siempre.”
Estos pensamientos surgen en momentos de dificultades y tiene sentido que surjan, son muy convincentes y muy automáticos, pero eso no los convierte en una correspondencia literal con la realidad, es decir, no son verdaderos. Pero, en general no sabemos observarlos ni ponerlos en duda.
Es por esto que es muy importante enseñarles a los consultantes a no tomarse sus pensamientos demasiado en serio, a distanciarse y a observarlos como lo que son: sólo pensamientos.
Como psicólogos especializados en la terapia cognitivo conductual sabemos que la reestructuración cognitiva es una forma viable de cambiar los pensamientos, sin embargo, tiene importantes limitaciones y ahí es donde la defusión cognitiva puede ayudarnos, al ofrecer un método que no se pelea con los pensamientos, que no busca controlar, suprimir, eliminar, adornar, en pocas palabras no busca modificar el pensamiento, sino que busca cambiar su función o su impacto en la vida de las personas.
La defusión cognitiva tiene como objetivo aumentar la libertad de las personas ante la presencia de pensamientos que se han condicionado para generar emociones y respuestas o reacciones desadaptativas.
Como terapeutas vamos a partir de los siguientes principios:
- Los pensamientos no se controlan, ni su aparición, ni su frecuencia o intensidad.
- No es necesario que los pensamientos sean lógicos ni correctos. Son solo pensamientos.
- Los pensamientos pueden decirnos lo que quieran, el contenido no importa, sino su función.
- Para que cambien las emociones y las respuestas conductuales no es necesario que cambie el pensamiento.
Lo que vamos a hacer es ayudarles a nuestros clientes a aumentar su habilidad de detectar, notar o discriminar los pensamientos que les ocasionan problemas, una vez que se pueden discriminar se van a entrenar respuestas diversas, modificando el contexto verbal de la persona, modificando la forma en la que se presenta este pensamiento, rompiendo el condicionamiento por medio de la extinción, la exposición y la prevención de respuestas. Logrando así cambiar su función.
En pocas palabras notar los pensamientos, observarlos, aceptarlos, ponerlos en duda, dejarlos que se vayan y seguir nuestros objetivos y caminos valiosos.
Si quieres profundizar en tus conocimientos sobre la defusión cognitiva y aprender por medio de una variedad de ejercicios prácticos y experienciales a implementar esta importante herramienta en tu práctica profesional te invito al taller: ACT aplicada, defusión cognitiva que se llevará a cabo el 12 de junio del 2021 en el IJPCC.
