- ¿Has vuelto a pensar en morir…? Me preguntó una vez más.
- Tantas veces que ya ni siquiera las cuento… Le respondía.
Y comenzaba el dialogo interno entre mi cabeza curiosa que interrogaba a ese “monstruo oscuro” que tantas veces a estado frente y dentro de mí.
- ¿Y todas esas veces que los has pensado, qué esta pasando para que lo desees tanto?
- A veces nada, a veces todo, a veces solo quiero que todo se acabe.
- ¿Y cómo sabes que todo acabará?
- Realmente no lo sé, solo quiero que eso suceda.
- ¿Qué crees que suceda con las personas a tu alrededor?
- Supongo que les dolerá un tiempo, pero me olvidarán como todo, siempre olvidan todo.
- ¿Y las personas que te quieren?
- Encontraran alguien más a quien querer, no soy tan importante.
- ¿Qué dirán los demás, qué crees que piensen cuando se enteren de que lo hiciste?
- Supongo que no debería de ser tan sorpresivo, no es la primera vez que lo digo, desgraciadamente todos siguen pensando que solo son frases para llamar la atención; lo que ellos no entienden es, que lo que quiero es ya no ser vista, lo único que busco es ya no causarles problemas, estoy cansada de que sufran por no saber que hacer conmigo, es quitarles el peso de mi existencia, sé que estarán mejor.
- ¿Se lo dirás a alguien?
- Ni siquiera creo que valga la pena, pero aún así quisiera decirles a algunas personas lo mucho que las amo y agradecerles lo que hicieron por mí, a otras quisiera pedirles perdón por las cosas tan horribles que les hice pasar, sin embargo, aún no decido como hacerlo, siento mucho miedo.
Así continuamos platicando durante un tiempo, hasta que decidí levantarme con la poca energía que me quedaba, tomar aquello que me llevaría a cumplir mi anhelo y la deje ahí, deje a mi cabeza, esa razón que parecía importarle y se esforzaba por mantenerme con vida. En ese momento me fusionaba con mi monstruo, mi propio némesis, en unos instantes ya todo sería diferente, esa vocecilla que repiqueteaba en mis oídos se apagaría; no sé si es de cobardes querer irse, solo sé que lo último que me quedaba de energía la usé. (D.G.)
Cuantas veces hemos escuchado “el suicidio es de cobardes”, “esas personas solo lo dicen por llamar la atención”, “hay tantas personas que sufren más que tú”, “tú tienes todo, deja de ser dramática (o)”, entre otras tantas frases por demás invalidantes.
Escuchar la frase “quiero morir” es aterradora para la persona que la escucha y es comprensible que no sepamos qué hacer o qué decir, que la cabeza se llene de ideas, posibilidades, emociones, una marabunta de imágenes y pensamientos que no podemos controlar… Si…, nadie quiere que alguien a quien quiere muera.
QUÉ PUEDES HACER:
- HAY QUE RECONOCER QUE NO PUEDES ASUMIR LA RESPONSABILIDAD, en cuanto haya signos de que existe riesgo de muerte se debe informar a un profesional (psicoterapeuta y psiquiatra tratantes, si no, se tiene llamar a la línea de intervención en crisis de su localidad). EL RIESGO DE SUICIDIO NO PUEDE SER EVALUADO, MONITORIZADO O PREVENIDO EN LA FAMILIA.
- ESCUCHAR, SIN JUZGAR Y SIN INTENTAR MEJORAR LAS COSAS, es comprensible y normal que se sienta miedo, sin embargo, decir frases como “no es para tanto”, “eso no es así” puede tener un efecto contraproducente, dando la impresión de que no estamos comprendiendo o estamos quitando importancia a el malestar.
- PRESTA ATENCIÓN, ESCUCHA, DA INDICIOS DE QUE ESTAS COMPRENDIENDO EL MENSAJE QUE SE NOS CONFÍA, usualmente queremos hacer algo para que la persona se sienta mejor lo que no necesariamente resulta.
- NO IGNORAR ESTOS ACTOS (ya sean conductas autolesivas o expresar la intención de morir), estas respuestas deben mostrar preocupación, se debe expresar sus miedos a la persona que está en crisis.
- DEBEMOS APRENDER A PRESTAR ATENCIÓN A LA PERSONA NO SOLO DURANTE LAS CRISIS, esto ayudará que las conductas autodestructivas no sean utilizadas como una forma de expresión emocional inadecuada.
- DESPUÉS DE ESCUCHAR SE DEBE DAR UNA SEÑAL DE QUE SE RECONOCEN LOS SENTIMIENTOS. No es necesario admitir o negar acusaciones, tampoco dar muestras de simpatía o comentarios como “eso no es nada”, “ya verás como todo pasa”, “tu puedes”, etc., estos comentarios no reconocen el grado de malestar emocional y son percibidos como rechazo o abandono.
El suicidio es un fenómeno complejo y frecuente, es comprensible no saber qué hacer, sin embargo, es igual de importante no restarle importancia cuando alguien que conozcamos nos exprese que esta sufriendo. El escuchar sin juzgar es una habilidad que todos podemos desarrollar y puede generar una gran diferencia.
