Ya sea que se trate de tu pareja, de un hermano, un padre o una hija, es importante saber qué hacer para ayudar una persona con depresión y no menos importante es saber qué hacer con el sufrimiento propio al ver un ser querido con depresión.
La depresión es un problema real que afecta a millones de personas en todo el mundo. Es un fenómeno complejo que aflige a personas de todas la nacionalidades, edades e ingresos económicos.
La depresión no tiene una sola causa y surge usualmente cuando la persona vive en un contexto con dificultades de diversa índole, como la pérdida del trabajo o una relación, un duelo, un diagnóstico desfavorable o una enfermedad crónica, sufrir violencia, discriminación, estrés laboral, un cambio importante en la vida, abuso de sustancias, la privación de satisfactores vitales o la incapacidad para satisfacer las propias necesidades, la pérdida de propósito y de conexión con los demás.
Los elementos genéticos también influyen en la depresión, sin embargo, esta explicación como causa única, ya está superada por la ciencia basada en evidencias, dejándonos con una mayor claridad que todos somos susceptibles de sufrir depresión porque todos estamos expuestos a que se presenten situaciones adversas en nuestra vida.
La depresión afecta la vida de las personas de una manera muy importante y también impacta de manera importante a aquellos que les rodean. Es por eso que te comparto las siguientes 6 ideas:
1. Tú no eres el responsable de curar a tu ser querido.
Puedes dar todo el apoyo, escucha, amor y paciencia a tu ser querido, pero no es tu trabajo curar a alguien de una depresión. No te presiones ni te atribuyas roles que no te corresponden y que no puedes resolver de forma sensata.
Familia, amigos, psiquiatra, psicólogo, otros profesionales de la salud, colegas, vecinos, grupos de apoyo, miembros de la iglesia o de un club; todos pueden conformar una estructura de apoyo que pueda ayudar a salir de la depresión a tu ser querido. No es posible que toda la responsabilidad recaiga en ti.
2. Cuídate
Sufrimos cuando un ser querido está sufriendo una depresión. Nos preocupamos, nos duele, nos da miedo. Es por eso que es de vital importancia que tengamos una clara rutina de auto-cuidado.
Comer bien, hacer ejercicio, salir con amigos, tener intereses y disfrutar es importante para que nos mantengamos sanos y con fuerza para poder ayudar. También es una manera de protegernos de los síntomas vicarios de la depresión de nuestro ser querido. Recuerda que la depresión no es una enfermedad infecciosa pero cuando amamos a alguien somos altamente empáticos y podemos empezar a presentar síntomas de depresión.
Al cuidarnos a nosotros mismos estamos modelando a nuestro familiar conductas efectivas y saludables, por medio de las cuales puede observar y aprender que cuidarse es importante.
3. Busca ayuda
No olvides que tú también requieres de una red de apoyo que te apoye cuando apoyas. No dudes en buscar ayuda de algún familiar o amigo.
Consultar con un psicoterapeuta será de gran ayuda, porque te puede ayudar a entender mejor la depresión, sus causas, los tratamientos efectivos y los obstáculos para poder mejorar. Si nos deshacemos de estigmas, temores infundados y expectativas erróneas podremos ayudar mejor a nuestro ser querido con depresión.
El apoyo de un psicoterapeuta es muy importante para acompañar a una persona que sufre, que se ha visto apartada, que empieza a perder la paciencia y la esperanza porque no sabe cómo ayudar a la persona amada con depresión.
4. Crea un contexto que ayude
Si mantienes horarios y estructura en tu día, además de tener más claridad y efectividad en tus actividades y rutinas diarias, estás creando un espacio de estabilidad y orden que puede ayudar a tu familiar con depresión.
Trata de apegarte a la rutina que hayas estructurado y posiblemente la persona se verá contagiada e impulsada a realizar actividades que le generen un mayor bienestar.
Cuida que los espacios estén limpios, ordenados y llenos de luz. Esto conlleva beneficios como una reducción en el estrés y una mayor claridad mental.
5. Analiza tu conducta
Es importante que analices tu conducta y veas si lo que estás haciendo realmente ayuda a tu familiar. Por ejemplo, si sacas los perros a pasear porque dice que es demasiado para él o ella, puede ser que le estés quitando la oportunidad de salir un rato, de moverse, respirar aire limpio, ver los árboles y hablar con otras personas. Lo cual podría tener efectos anti-depresivos.
Si crees que le estás ayudando porque le insistes a diario que se levante, que se bañe, que hable contigo, que haga cosas, puede ser que lo hagas con la mejor intención y con mucho amor, pero tal vez lo único que logras es que se sienta presionado, que se aísle más, que se evalúe como una persona incapaz e inútil y que termine más deprimido.
Es importante evaluar los resultados que obtenemos con nuestras conductas, no las intenciones que tenemos.
6. Mantén una mente abierta
Es un hecho, la gente se recupera de la depresión. Tal vez tengas momentos en los que creas que no hay salida, que no hay forma de ayudar, pero es importante que mantengas la esperanza y seas de ayuda para la persona que tiene depresión.
Sé que es difícil, pero mantén la mente abierta para aceptar a tu familiar tal y como es en este momento, con una personalidad apagada o gris, sin sueños, sin ambiciones, sin bríos. Dale todo tu apoyo y tu amor, sabiendo que tal vez en estos momentos ni siquiera recibas el amor que usualmente te daba.
La depresión puede cambiar a una persona, pero no la define, y estos cambios no son definitivos, así que abre tu mente para poder aceptar a la persona con depresión, pero también para reconocer cuando ya está saliendo de ella, no te quedes con la etiqueta de depresión, abre los ojos y mira a la persona.
Tal vez estés pasando por momentos muy difíciles, quizá te encuentres ya cansado y no sepas muy bien que hacer. Esto es comprensible, pero no te quedes ahí, busca ayuda, hay una salida a la depresión.
Espero te sirvan estas recomendaciones.
Mtro. Víctor Hugo Fajardo
Profesor y Psicoterapeuta