Seguramente has escuchado la palabra “trauma” en muchas ocasiones y en diferentes contextos, probablemente lo primero que se viene a la mente es que el trauma es algo horrible, indeseado y que bloquea la vida de la persona que lo padece.

Probablemente también has escuchado usar ese término de forma peyorativa y para describir que alguien no “anda bien” o que por razón de esto sus conductas son “chocantes”, “desproporcionadas “o “inadecuadas”. A veces incluso “tener un trauma” es motivo de compasión, de burla, o de simple confusión.

El trauma (a nivel psicológico) tiene un montón de acepciones, es complejo definirlo y comenzar a comprenderlo por todos los elementos que están implicados, especialmente si no hemos vivido algo parecido, o si nos hemos dejado llevar por expresiones coloquiales que hemos visto en la calle o en series y películas.

El objetivo de este blog, es compartir algunas ideas y entender un poco más cuál es el significado del “trauma psicológico”, sus implicaciones y su abordaje en un contexto clínico. Quizá después de leerlo, puedas aclarar un poco más este concepto y saber que decir o hacer al respecto, si lo has vivido, o si sabesque alguien ha pasado o está pasando por esto.

Empecemos con lo más fundamental…

Trauma Psicológico

Es definido como “un acontecimiento negativo, intenso, inesperado e incontrolable y que, al poner la integridad física o psicológica de una persona, rebasa su capacidad y habilidades de afrontamiento y que tiene consecuencias dramáticas para la víctima”. (Muiños & Requena, 2018).

Algunas de las reacciones características psicológicas más destacadas después de haber experimentado el evento traumático son: desconfianza del entorno y de los demás, sentimiento de una pérdida abrupta de la seguridad, sensación persistente de indefensión, aumento elevado del nivel de alerta, acompañada de temor o terror de volver a experimentar el evento. Todo esto, además interfiere con las áreas de vida y con la realidad misma de la persona víctima de este evento.

No podemos establecer como “trauma” a cualquier tipo de evento, por más desagradable, indeseable o altamente estresante que haya sido. Es por ello necesario retomar criterios clínicos para ello.

Según el DSM (El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) debe de cumplir al menos una (o más) de las siguientes modalidades para ser considerado como trauma. (1) Vivido en primera persona, (2) presencia directa del suceso ocurrido a otros, (3) le ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo -si es amenaza o muerte de un familiar o amigo íntimo, el suceso ha debido ser violento o accidental-, (4) exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso. American Psychiatric Association., (2013). Cualquier otro evento o recuerdo asociado que no cumpla con estas modalidades se descarta como evento traumático.

 

Eventos considerados/relacionados con el trauma psicológico

 

También es importante distinguir y especificar los eventos que se consideran potencialmente como traumáticos. Entre los principales se encuentran:

  • Exposición a la muerte, lesión grave o violencia, física, sexual, real o amenaza
  • Tentativa, intentos o consumación de suicidio
  • Desastres naturales
  • Accidentes
  • Pérdida de un ser querido o duelos que se presentan de forma inesperada, abrupta y de forma impactante
  • Eventos persistentes y prolongados en el tiempo de fuerte invalidación, negligencia, descuido o maltrato.
Desmintiendo y corrigiendo las expresiones comunes respecto al Trauma.

Desafortunadamente es muy común, que en el abordaje del tema las personas piensen o digan cosas como “el/ella tiene la culpa de lo que le pasó”,  “es un dramático/a y nada más se hace daño recordando lo que le pasó”, “le gusta vivir de sus traumas del pasado”, “exagera lo que le pasó, no es para tanto”.

Si suenan familiares, tendríamos que detenernos un poco con estas frases y comenzar a comprender que estamos hablando de un sufrimiento muy grande para la persona, un evento que se está reactivando o reviviendo de forma privada y que causa mucha afectación en su vida. Por demás está decir que los juicios de valor en situaciones como esta no ayudan y  son muy equívocos respecto a lo que las personas con trauma están experimentando.

El trauma psicológico no es algo que se tenga que “superar”, no es que se olvide, quede atrás y que la persona ya no va experimentar nada relacionado. Al intervenir en trauma, lo que se hace es un abordaje pertinente para reprocesar la información, los estímulos asociados al evento e intentar reducir los síntomas.

Es importante saber que la persona fue víctima involuntariamente de tal evento; probablemente no hubo quien pudiera asistirla en el momento o ayudarla como lo necesitaba. Lo que menos quiere al padecer esto, es volver a experimentar una situación de la cual sea víctima o nuevamente sentirse vulnerable.  En su defecto mencionar o insinuar que es culpable de lo que sucedió, es re-victimizarlo y lo único que provoca es aumentar el sufrimiento de la persona, la desconfianza en los demás y en general; aumentar su malestar.

Las personas no se quedan “traumadas”, es un proceso  difícil de asimilar y de reprocesamiento de varios elementos internos y externos, lo cual dificulta las reacciones cognitivas, psicológicas y emocionales de forma adaptativa, todo esto mientras se va dando un proceso clínico de intervención. Es por ello necesario conocer los “síntomas” que experimenta la persona y sobre todo el tratamiento clínico que reducirá sus síntomas y generará reacciones y conductas más adaptativas.

 

Algunos de los principales síntomas consisten en que:

  • Muchas veces re-experimentas recuerdos muy vívidos del trauma en forma de

imágenes mentales, olores, voces, y a veces sensaciones corporales, lo que conocemos como “flashbacks”.

  • Tratas de evitar todo aquello que esté asociado al trauma o a los desencadenantes de tus recuerdos traumáticos. Lo cual se conoce como “evitación de la experiencia”.
  • Tienes trastornos del sueño y pesadillas.
  • Muchas veces, sientes emociones aversivas (desagradables) de larga duración como impotencia, culpa, vergüenza y asco. Esto, podemos etiquetarlo como “desregulación emocional”.
  • Sentirás o percibirás que la realidad es ajena a ti, que es como si fuera irreal, un sueño, o simplemente que te desconectas por unos instantes de ella. Conocido como “disociación”.
  • Te consideras a ti mismo y a tu cuerpo como indignos o «malos». A esto se le llama “alteraciones del self (yo)”.
  • Tienes dificultades para confiar en otros. Sentimientos de inseguridad, desconfianza, vulnerabilidad.
Algunos tratamientos basados en evidencia científica y que han resultado con alta eficacia en la reducción de los síntomas son los siguientes:

DBT-PTSD (Terapia Dialéctica Conductual para estrés postraumático).

Dentro de los objetivos principales de DBT-PTSD se encuentran:

  • Ayudar a transformar la sensación de revivir experiencias traumáticas “incontrolables” en recuerdos “controlables”.
  • Ayudar a reconsiderar creencias sobre uno mismo y el mundo.
  • Ayudar a construir una vida que valga la pena de ser vivida a pesar de tus experiencias difíciles.
  • Enseñar cómo se organiza la red del trauma, qué comportamientos mantienen el estrés postraumático y qué se puede hacer para regularlos.
  • Aprender habilidades para regular el malestar, la disociación y las emociones negativas intensas como el miedo, la vergüenza, la culpa y el asco.
  • Todo esto en un contexto terapéutico seguro.
  • El protocolo establece que el trabajo y la duración del tratamiento se establecen en aproximadamente en 45 sesiones.

Otro de los tratamientos es la Terapia de exposición prolongada para el tratamiento del Trastorno de estrés postraumático EP-TEPT.

 

EP TEPT.

La Exposición prolongada enseña a los usuarios/consultantes a acercarse gradualmente a los recuerdos, sentimientos y situaciones relacionados con el trauma que se han estado evitando.

  • Esto mediante una serie de exposiciones paulatinas, mediante el uso de la imaginería, la verbalización y descripción del evento, además la exposición directa a estímulos asociados al evento traumático.
  • Tiene como principal objetivo la disminución de los síntomas y la habituación a los estímulos detonadores del trauma.
  • La duración estimada es de 8 a 20 sesiones semanales, aunque esto puede estar sujeto a variación.

Así pues, una vez dicho todo esto respectivo al trauma, espero te haya generado mayor claridad al leerlo. Y sobre todo si consideras que has experimentado un evento traumático o alguien cercano o conocido tuyo cubre con estos elementos planteados anteriormente, sería de gran utilidad pudieras compartir la información de este post con el fin de orientar a que las personas reciban comprensión, validación y sobre todo el mejor tratamiento posible.

Sólo me queda agradecerte y recordar que el conocimiento es el candil que ilumina los callejones de la ignorancia. Sé ese candil y presta tu luz a quién más lo necesite, incluso, si es a ti mismo.

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Psic. Jorge Urias

Bibliografía:

Bohus, M. (2014) “Manual Entrenamiento DBT-PTSD”: PDF

Olasov, B., Foa, E & Hembree, E. “Terapia de Exposición Prolongada para TEPT Procesamiento emocional de experiencias traumáticas guía del terapeuta”. SAPSI editorial: Buenos aires, Argentina.

American Psychiatric Association. (2013) Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V. Masson Editorial: Barcelona, España.

Muiños, R, Requena E. (2018). Psicopatología clínica. Universidad Oberta de Catalunya: Cataluña, España.

 

 

 

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