¿Te ha pasado que en algunos momentos “no das el ancho” y no puedes “sacudirte” esa “sensación” por más que lo intentes?.

 

 Lo analizas y suena ilógico porque sabes que eres un adulto, provisto de herramientas emocionales y cognitivas “maduras”, pareciera que el sentirse de esa manera tiene que ver con uno mismo, que “nos falta” algo, sin embargo sentirse “insuficiente” o “poco valioso”, no es necesariamente “real”, sino las reglas y aprendizajes fruto de un entorno que estuvo reforzando una interpretación excesivamente rígida y crítica de nosotros mismos.

 

Muchos de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos podido sentir que somos “inferiores a los demás” en algún aspecto, actividad, rasgo o característica.  Cuando tenemos esta sensación de “insuficiencia”, solemos  tener dificultades para poder evaluarnos en “grises” y lo hacemos de manera polarizada, en donde sólo hay dos opciones: “lo hice bien” o “lo hice mal”.

 

 Por supuesto, nos centramos sólo en los “defectos”, reforzando con comparaciones con los demás en las que “salimos perdiendo” y de nuevo entramos en un espiral en el que nos sentimos poco valiosos y visualizamos una imagen de nosotros mismos muy negativa.

El sentirnos “insuficientes” va muy ligado a nuestro autoconcepto, pues refleja las  percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos. 

Esta “evaluación”  que realizamos según hayan sido nuestras experiencias y lo que aprendimos de ellas.

 

Evidentemente nuestro autoconcepto empieza a forjarse desde la infancia y la adolescencia,  a través de nuestras vivencias en el hogar, en la escuela y con los amigos, y se consolida etapa adulta.

¿Cómo puedo dejar de sentirme “inferior”?

Primero, es importante que sepas que esta “sensación” es fruto de tu historia de aprendizaje, no es algo que deliberadamente “elijas”, por lo que conviene tener una actitud compasiva, comprensiva y paciente, a la vez que decidida y orientada al esfuerzo por hacer el cambio.

Algunas recomendaciones que pueden ayudarte a trabajarlo son:

  • Deja de compararte: cada persona tiene sus propias capacidades y virtudes. Si no eres capaz de reconocértelas, tómate un tiempo para buscarlas, observa qué es lo que se te da bien, con qué disfrutas.
  • Sé consciente de que nadie es perfecto, encuentra tus virtudes: De la misma manera que tú tienes aspectos que puedes mejorar, los demás también los tienen, y es responsabilidad de cada uno trabajar para conseguir lo mejor de sí mismo.
  • Acepta tus defectos: todos tenemos defectos y eso también nos hace ser diferentes. Es importante que aprendas a convivir con ellos, aceptarlos y tratar de mejorarlos siempre que sea posible sin obsesionarse, es necesario entender que no nos hace inferiores a los demás no ser tan buenos como ellos en algo.
  • Vive en el aquí y en el ahora: no hagas comparaciones constantes con el pasado. Ahora es una nueva etapa de tu vida en la que puedes aprender nuevas herramientas y estrategias para establecer nuevos retos, oportunidades y crecer a nivel personal.
  • No seas tan autoexigente: asumir que nadie es perfecto, que uno de los derechos principales de los que disfrutamos todos los seres humanos es el derecho a equivocarse puede contribuir a tu bienestar.

Cuando veas que estás autoexigiéndote y autocríticandote “en exceso”, evalúa si está afectando los aspectos importantes de tu vida, si es así, te invito a pedir ayuda. El pedir ayuda es el primer paso para acercarte a aquello que es valioso para ti, a sentirte mejor y aceptarte como eres: Valioso, suficiente e importante.

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Psic. Bárbara Téllez

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