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Cuando todo cambia: cómo manejar la ansiedad ante los grandes giros de la vida

Los cambios significativos, como mudanzas, rupturas, nuevos trabajos, diagnósticos médicos, embarazos, pérdidas o transiciones de etapa (como entrar a la universidad o jubilarse), suelen desatar una ola de emociones. Entre ellas, la ansiedad suele tomar un papel principal; que puede manifestarse como un nerviosismo constante, pensamientos catastróficos, problemas para dormir o síntomas físicos como opresión en el pecho, sensación de vacío en el estómago o taquicardia.

Desde las terapias conductuales de tercera generación, especialmente desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), sabemos que la ansiedad no es nuestro enemigo, sino una señal natural de nuestro sistema que intenta protegernos. Sin embargo, muchas veces nuestras reacciones automáticas para evitar o controlar esa ansiedad solo terminan generando más malestar y nos alejan de lo que realmente valoramos.

¿Por qué los cambios nos generan ansiedad?

Los seres humanos somos criaturas de hábitos. Nuestro cerebro está programado para buscar certeza, familiaridad y control. Los cambios importantes suelen sacarnos de esa zona de confort, obligándonos a enfrentar la incertidumbre, el “no saber qué viene” o el miedo a cometer errores. La ansiedad surge como una respuesta anticipatoria: intenta prepararnos para lo que podría salir mal. Pero en su afán de “ayudarnos”, puede intensificarse hasta hacernos sentir paralizados o abrumados. El verdadero problema no es sentir ansiedad, sino cómo respondemos a ella.

Evitar no siempre ayuda

Es común que, ante la ansiedad, evitemos situaciones, personas o decisiones importantes. También podemos caer en patrones de control, como sobrepensar todo, buscar garantías externas o mantenernos ocupados constantemente para no sentir. Aunque estas estrategias pueden ofrecer un alivio momentáneo, a largo plazo alimentan la ansiedad y nos desconectan de nuestras metas personales. Por ejemplo, alguien que teme fracasar en un nuevo trabajo puede evitar asumir riesgos, lo que a su vez puede limitar su crecimiento y oportunidades.

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