Tendemos a actuar como si que el amor sólo pudiera manifestarse a otras personas, creemos que es innecesario hacer algo para demostrarnos a nosotros mismos que nos amamos, o tal vez ni siquiera lo sentimos. A lo largo de 13 años como psicoterapeuta son incontables los pacientes que he atendido con muchas problemáticas que se resumen en una cosa: han olvidado amarse a sí mismos.
Pensemos un poco en esto, ¿cómo hacemos sentir amados a los demás? Es muy sencillo, hacemos cosas por y para ellos que sabemos que les agradan y les harán sentir bien, les decimos palabras amables y cariñosas, buscamos agradarles dándoles regalos, haciendo su vida cómoda, expresando cuán importantes son para nosotros y qué tan agradecidos estamos de que compartan su vida junto a la nuestra.
Probablemente se te ocurran un par de “estrategias” más que te funcionan perfecto para hacer sentir amadas a las personas que te rodean. Pero ahora viene la pregunta interesante: ¿qué tanto de eso lo haces contigo mismo?
No es tan común que nos hablemos amablemente, que nos felicitemos cuando hacemos algo bien y nos demos ánimo cuando las cosas no nos salen como queríamos, a veces nos cuesta trabajo validar lo que necesitamos dándonos “un gustito”: descansar, comer lo que nos gusta, hacer ejercicio, comprarme algo sin culpa, invertir tiempo en esa actividad que tanto disfruto, es casi imposible que hagamos citas con nosotros mismos para disfrutar de nuestra propia compañía, a eso lo llamamos “estar solos” y es algo que muchas personas evitan a toda costa.
Es fundamental que aprendamos a ser “sanamente egoístas”, hemos aprendido que “ser egoísta” es una de las peores características que puede tener una persona, sin embargo es requisito indispensable para la salud mental.
Ser sanamente egoísta nos ayuda a estar disponibles para los demás, implica el asumir mis propias necesidades y hacerme responsable de ellas; lo cual tiene una doble ganancia: por un lado es altamente probable que me sienta mejor, ya que todas mis necesidades (físicas, emocionales, materiales, etc.) estarán mayormente cubiertas; y por otro, dejaremos de esperar que los demás lo hagan, lo cual los “libera” de una carga inmensa, lo cual es probablemente la mayor manifestación de amor que podemos tener.
Para lograrlo no necesitas hacer “grandes cosas”, puedes empezar con algo sencillo, un pequeño cambio que inicie el camino de la relación amorosa y validante que puedes tener contigo mismo:
- Háblate amable y cariñosamente. Sin exagerar, con palabras que tú normalmente uses.
- Reconócete tus logros y tu esfuerzo (aún cuando las cosas no salgan como tu quieres).
- Date ánimos cuando las cosas no vayan bien.
- Pasa tiempo contigo mism@. Procura que sea sin celular, ni distractores, empieza con unos pocos minutos en una actividad que normalmente harías acompañad@ (ir al súper, comer, esperar en un espacio publico) tal vez al principio te resulte un poco incómodo pero si eres perseverante pronto empezarás a disfrutarlo.
- Prócurate algo delicioso para comer. Puedes cocinar o invitarte a tu restaurante favorito.
- Resérvate el tiempo para hacer una actividad que disfrutes. Desde hacer ejercicio, manualidades, un masaje, etc.)
- Agéndate como importante actividades de autocuidado (ejercicio, sana alimentación, psicoterapia, atender cuestiones médicas, dormir, etc.).
Estas son sólo algunas ideas, sé creativ@, tu mejor que nadie sabes qué necesitas, y si no lo sabes puedes iniciar con eso, preguntándote “¿qué necesito?”, aquello que te de una sensación de calma, será la respuesta.
En el día del amor, recuerda que el amor más importante es el que nos damos a nosotros mismos, eso nos permite estar disponibles para amar sanamente a los demás.
Mtra. Laura Gómez-Llanos
Psicoterapeuta Cognitivo Conductual
Mtra. Laura Gómez-Llanos
Psicoterapeuta Cognitivo Conductual