En ocasiones la población idealiza a los Psicoterapeutas como seres con capacidades especiales para regular sus emociones y controlar sus pensamientos; en más de alguna ocasión un paciente me ha preguntado ¿si yo también me he deprimido o sufrido de ansiedad? La respuesta obvia es: sí, sí, sentimos lo mismo, tenemos problemas, pensamos de forma negativa e irracional. Desafortunadamente no solo la población idealiza las capacidades de los Psicoterapeutas, sino que nosotros mismos llegamos a pensar que al conocer teorías, principios y estrategias terapéuticas podemos estar inmunes a los problemas o sabremos qué hacer en cada momento, nada más alejado de la realidad.
Carl Rogers afirmaba que la estrategia más poderosa del Psicoterapeuta es la escucha, ser escuchado permite entrar en autoconocimiento, entender y aceptar lo que nos pasa y establecer metas de cambio. Pero no solo debemos escuchar a los demás, sino también, a nosotros mismos. Es de suma importancia hacer una reflexión antes de entrar al consultorio y preguntarnos ¿Cómo te sientes hoy? ¿te preocupa algo? ¿te sientes con la capacidad de concentrarte? Una pausa antes de comenzar la jornada nos permitirá hacer conciencia de nuestras propias emociones y pensamientos y de esta manera comenzar a trabajar focalizados en nuestra tarea, ayudar a los demás a sentirse mejor y realizar cambios favorables para su vida. Es ahí donde el conocer estrategias puede ser utilizado de forma efectiva, después de dicha pausa.
Otras corrientes psicoterapéuticas ya han afirmado que algunas problemáticas de nuestros pacientes pueden afectarnos si estamos pasando o hemos vivido algo similar, identificarnos con el problema no es del todo negativo, quizá hasta puede favorecer aún más la empatía, sin embargo, si el problema del otro empieza a generarnos malestar, preocupación o desfocalización es momento de derivar. Hacernos los superhéroes es un grave error, creer que todo lo podemos atender, que para eso estudiamos, que somos los terapeutas elite que de todo saben, es negar nuestra condición vulnerable, falible y humana.
De la misma forma creer que con los años de experiencia ya sabemos que hacer es otro grave error, necesitamos estar dentro de un grupo de supervisión y/o consultoría, los colegas siempre nos pueden ayudar a retomar el rumbo, reconocer errores o aceptar incompetencia. El trabajo en equipo en esta profesión es esencial, no hay que perder de vista que estamos trabajando con algo sumamente delicado, la salud mental de los otros. Escuchar otros puntos de vista, replantearnos nuestras conceptualizaciones y aprender de los demás es bastante enriquecedor.
Al ser personas comunes y corrientes necesitamos hacer caso de nuestras necesidades básicas: descanso, alimentación, hidratación, socialización, ocio, etcétera. Planificar por lo menos dos periodos vacacionales al año, darnos el tiempo de comer sentados y en calma, tener por lo menos un día de descanso de ver pacientes y dejar de atender llamadas en un determinado horario nos ayudará a que brindemos una mejor atención.
“Siempre es mejor que te atienda un terapeuta descansado y con energía”.
Me he encontrado a mismo y a otros colegas trabajando más de la cuenta, no dejando espacio para comer, o bien comiendo en el carro, sin salir con amigos, sin vacaciones, en fin, haciendo todo aquello que recomendamos no hacer. La congruencia es el mejor modelo para favorecer el aprendizaje.
La salud mental de los Psicoterapeutas es esencial, los profesionales de la salud tenemos una gran responsabilidad, las personas nos confían su vida, estar preparados, en constante capacitación, supervisados, descansados, y con la mayor armonía posible en nuestras propias vidas potencializará los resultados favorables de nuestros usuarios y con ello ganaremos más recomendaciones.
Mtro. Carlos Alberto Martín Mosqueda
Psicoterapeuta, Docente y Supervisor