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Ser mamá sin tu mamá

 

 

El 10 de mayo puede ser una fecha de muchos matices para las mamás que pasamos este día sin nuestra madre; quizá especialmente para quienes celebran por primera vez este día como mamás.

Este es el sexto 10 de mayo sin la presencia física de mi mamá, ella fue un apoyo fundamental cuando me convertí en madre, tuve la fortuna de que estuviera presente en el momento en que nació mi hijo y de que me ayudara en mi “debut” para hacer algo totalmente nuevo y retador para mí.

Ser mamá es una labor sumamente ardua, donde no hay descansos y no se pagan horas extras, y es en esta etapa en la que es muy frecuente reconectar con el papel que nuestra propia madre tuvo en nuestras vidas. Cuando nuestra madre ha muerto, podemos experimentar una serie de sentimientos, casi todos enmarcados en la tristeza.

Si al igual que yo vives esta fecha sin tu mamá, me gustaría compartirte algunos puntos que pueden ser un apoyo en este día:

      • No importa cuanto tiempo haya pasado desde que tu mamá murió, las emociones que aparecen alrededor de estos días (tristeza, coraje, nostalgia, etc) son normales. Esto no quiere decir que vives un duelo complicado. Sin embargo, si notas que es algo muy difícil de afrontar pide ayuda profesional, no tienes que vivirlo sola.
      • Tal vez ahora tienes mucho más claros los esfuerzos que implica el ser mamá y eso puede ser una especie de botón que activa emociones como la culpa y el reproche o pensamientos que inician con “si hubiera…”; dales su espacio porque también son parte de la experiencia de vivir un duelo por la muerte de mamá.

      • Este también es un buen día para hacer algo que te haga sentir cerca de ella, haz lo que esté bien para ti; comer lo que a ella le gustaba, visitar los lugares que compartían o llevarle flores a donde descansa su cuerpo. Cualquier cosa estará bien si eso te puede hacer sentir reconfortada.

      • Tal vez también sea valioso festejar, recordar que ella sigue presente en ti, en todas esas cosas que te enseñó y que, con todo y sus errores, seguramente hizo lo mejor que pudo.

    Si algo he aprendido en este tiempo, es que los duelos y la forma de vivirlos depende de cada uno y que la única constante es que, si le abrimos espacio al dolor, podremos ver con más claridad que nos puede ayudar a aligerarlo y seguir viviendo, quizá como a ella le hubiera gustado que viviéramos; sobre todo en nuestra faceta de mamás.

    Recuerda que el amor no acaba con la muerte y el dolor de su partida es una huella de que ese amor existió y sigue viviendo dentro de ti. 

    “El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces”
    Isabel Allende

    Te abrazo inmensamente,

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    Mtra. Mónica García

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