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¿La Psicoterapia en línea es efectiva?

#MeQuedoEnCasa es la decisión que muchos hemos tomado durante estos días para asumir responsablemente nuestro papel en la prevención del COVID-19; haciéndolo en primer lugar por nosotros mismos y por nuestra familia, y beneficiando a nuestra comunidad y nuestro país. Quedarnos en casa, sin lugar a dudas, nos ha implicado hacer modificaciones y adaptarnos en muchas situaciones: nuestra rutina, nuestro espacio, nuestras interacciones y nuestras actividades, todo en pro de un bien mayor: nuestra salud y la de la comunidad.

Es en esta búsqueda de la salud, que los profesionales hemos planteado soluciones para  iniciar o continuar los procesos psicoterapéuticos que las personas necesitan para mantenerse estables emocionalmente, lo cual es todo un reto en este momento, pues debemos tolerar la incertidumbre de muchas situaciones y lidiar con el aislamiento social.

Nos interesa que las personas que reciben nuestros servicios sigan adelante con su vida y sus procesos psicoterapéuticos, que reciban la atención profesional que requieren; y aunque de momento, lo ideal es no salir de casa; procurarnos salud mental no se contrapone con las medidas que hemos decidido tomar para cuidar nuestra salud fisica, pues desde hace mucho tiempo los psicoterapeutas hemos adoptado la PSICOTERAPIA EN LÍNEA como parte de nuestros servicios.

Ya hace varios años que atendí a mi primer paciente por este medio, era una paciente que veía “cara a cara”, pero como parte de los objetivos que se planteó en la terapia, tuvo que irse a vivir a otra ciudad, me contaba que no quería terminar el proceso por lo cual le sugerí que continuáramos “en línea”, lo que nos permitió seguir con el avance de su proceso  y en pocas sesiones conseguimos todos los objetivos que se había planteado como “motivo de consulta”.

Son muchos los estudios científicos los que hasta ahora se han hecho con respecto de la “evaluación” de la eficacia que las intervenciones en línea tienen, los resultados que se han obtenido en varios de ellos es que la terapia en línea tiene resultados similares a la terapia “cara a cara” ( Backhaus y cols., 2012, es un ejemplo de ello).

No podemos ignorar que la principal “desventaja” es que, sin duda, toda interacción entre personas es mejor “frente a frente”, nos sentimos mucho más cómodos así y es totalmente natural; sin embargo en las múltiples circunstancias en las que eso no es posible, ser flexibles y creativos para solucionar un “problema” puede hacernos ver que los beneficios de la psicoterapia en línea  son muchos:

  • Recibir atención oportunamente: es mucho mejor iniciar un proceso terapéutico en este momento que en 2 o 3 meses, pues para ese tiempo, si inicias tu proceso ya te sentirás mucho mejor.
  • Es más fácil dedicarle el tiempo: no tienes que “cortar” otras actividades, se puede hacer en el “horario de comida” de tu trabajo, pidiendo autorización; mientras tus hijos hacen una actividad, pues solo tienes que dedicarle 1 hora.
  • No requiere invertir tiempo  y dinero en transportación.
  • Los dos puntos anteriores ayudan a que el proceso sea más consistente, es decir que es más probable que lo sigas y asistas a tus sesiones;  y con ello tu alta se de mas rápidamente.
  • En muchos países, es una opción más barata (he tenido pacientes en EUA, Francia, Alemania y España en los que acceder a estos servicios les costaría por lo menos el triple).
  • Es muy cómodo, ya que estás en tu ambiente y puedes tomarla hasta en pijama (he tenido pacientes que lo han hecho y me da muchísimo gusto que sientan esta confianza).
  • El terapeuta necesita ser más creativo para explicarse o crear estrategias.
  • La calidad del servicio que recibes de parte de tu terapeuta es exactamente la misma que “cara a cara”.
  • Fomenta la autonomía, esta sensación de poder enfrentar las cosas “por ti mismo”, un objetivo básicos en todos los procesos cognitivo-conductuales.

Regina, una paciente con quien desde el inicio trabajamos en línea me permitió compartir su experiencia:

“Empecé a tomar terapia en línea porque necesitaba hablar con alguien con urgencia y mi prima me recomendó a Laura, acá en USA no lo podía hacer porque tal vez me medicaban y yo NO quería eso”.

“Desde que hable contigo (se refiere a mí, su terapeuta) me sentí muy cómoda , quería seguir hablando más y más, me diste muchísima confianza y por primera vez pude hablar de TODO lo que yo sentía”.

Le pregunté si creía que si nos hubiésemos visto “cara a cara” el proceso hubiera sido diferente, y su respuesta fue: “No creo, aunque fue en línea siempre me sentí confortable. Las sesiones me gustaron mucho , me sentí muy bien, conforme, y muchísima confianza me diste. Las estrategias me funcionaron muchísimo , al principio no lo quería hacer porque me daba miedo a la reacción de las personas, que fuera ser peor, pero poco a poco las fui aplicando y me funcionaron , como repito las estaba haciendo poco a poco, ¡aun recuerdo la última que intenté, nunca se me va a olvidar!”

Comenta que “recomendaría muchísimo la psicoterapia en línea, de hecho te recomendé con mi amiga , ¡pero yo no sé que espera!”

Si deseas iniciar un proceso psicoterapéutico o continuar el tuyo, te invito a que explores esta opción que los Psicoterapeutas y Psiquiatras del IJPCC  te ofrecemos, sin duda, aunque sea algo “nuevo y diferente” te traerá muchos beneficios; como siempre nuestro interés es APOYARTE brindándote los mejores servicios, tratamientos con fundamento científico, dando siempre lo mejor de nosotros.

Cita completa del artículo: Backhaus, A., Agha, Z., Maglione, M. L., Repp, A., Ross, B., Zuest, D., Rice-Thorp, N. M., Lohr, J., & Thorp, S. R. (2012). Videoconferencing psychotherapy: A systematic review. Psychological Services, 9(2), 111–131.

 

Mtra. Laura Gómez-Llanos

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

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El valor de ser mujer

No sé ustedes, pero a mí me encanta la atmósfera de estos días: personas, instituciones, empresas, familias, parejas apoyando a las mujeres, demostrando la importancia que tenemos en sus vidas y en el funcionamiento de la sociedad en todos los sentidos, mujeres empoderadas (en el mejor sentido de la palabra), seguras de su valor, valientes, sabedoras de un lugar, de respeto, de lo indispensables que son en cada cosa que hacen, sin duda alguna el ambiente deseable para todos los días: respeto absoluto a nuestras personas en todos los sentidos.


Sin embargo, me surgen las preguntas ¿qué pasa con todo esto después del 8 de marzo? Pareciera cosa de un día, y que al siguiente se desvanece y se vuelve a «olvidar», es por eso que quise escribir este blog, porque me he quedado pensando en cómo podemos prolongar y afianzar ese efecto, que sería deseable que quedara en la sociedad pero que también podemos trabajarlo en lo individual, y eso es tarea de cada una de nosotras.

 

Si bien es cierto que vivimos (desafortunadamente) en una sociedad machista, que con mucha frecuencia intenta invalidarnos, minimizarnos, menospreciarnos y (literalmente) desaparecernos, en muchas ocasiones las primeras que hacemos eso somos nosotras mismas; claro que esto no ocurre de manera deliberada, hemos aprendido, a lo largo de nuestra vida, con múltiples experiencias a hacerlo.


Piensa un poco y bien honestamente ¿de qué maneras (aún sin quererlo) tu misma te menosprecias e invalidas?, es una pregunta dura, que seguramente generará enojo en más de una que diga “¿yo? ¡Claro que no!”, sin embargo, ¿cuantas veces te dices “palabras duras” a ti misma (tonta, no sirves para nada, nada te sale bien, ¿ves lo que te pasa por p*n*d*j*?¨), si no lo haces ¡FELICIDADES!, desafortunadamente es algo que muy comúnmente hacemos la mayoría de nosotras.


Ahora, ¿Cuando tienes un logro, lo dices abiertamente a los demás, o lo minimizas/callas no vaya a ser que te oigas muy soberbia? ¿Te dedicas tiempo para hacer tus cosas sin culpa? ¿Hablas de lo que sientes, piensas, crees, te gusta?, y ojo, esto no es una acusación, muchísimo menos un juicio, tendría que tirarme la primera piedra a mí misma, la intención es que juntas reflexionemos acerca de qué podemos hacer para darnos a nosotras mismas (en la medida de lo posible) lo que no podemos controlar que la sociedad nos de: VALIDACIÓN, CUIDADOS, RESPETO, DEFENSA DE NUESTROS DERECHOS, RECONOCIMIENTO DE NUESTROS ROLES Y LOGROS, esas son cosas que con toda certeza puedo decir que podemos aprender a darnos a nosotras mismas y a nuestras niñas, para que para ellas sea lo más natural desde ahora. 


¿Cómo? si como mencionaba antes, nadie nunca nos lo enseñó (tremenda tarea tenemos en enseñárselo a nuestras niñas y niños), he pensado en algunas ideas que puedes adecuar a lo que te funcione o tal vez lo que propongo no, pero siempre puedes hacer esas cosas que se te ocurran y puedan ayudar, ¡sé creativa!, pregúntate qué te sirve, qué necesitas y qué SI puedes hacer:

  1. Dedica cada día, aunque sea unos minutos, a alguna actividad que sea exclusivamente para ti.
  2. Pide ayuda, intenta dejar de ser “todologa”, por lo general a los demás no les molesta colaborar con las responsabilidades o ayudarte (esta es una creencia común que por lo general no es verdadera).
  3. Habla de ti, de tus actividades, de lo que te gusta, de tus logros, de tu esfuerzo en cada cosa que haces, sea cual sea, ninguna es menos importante, si trabajas en casa o fuera de ella, ¡o en las dos!, todo lo que haces es fundamental para que la familia y la sociedad funcionen.
  4. Siempre que puedas, evita “recibir pasivamente” comentarios “negativos” o “denigrantes”, expresa tu indignación cuando algún machista ignorante diga algo como “que cuando quiera saber de consejos de cocina, te pregunta”, cuando esto pase (tristemente no podemos evitar encontrarnos a unos cuantos de estos), puedes decirle que te molesta, defenderte o simplemente no quedarte a escuchar más.
  5. Delega también a los hombres actividades de la casa.
  6. Realiza las actividades que quieras (y permite a tus niñas y niños hacerlo) bailar ballet, karate, saber de mecánica o tejer, no son actividades “de hombres o de mujeres”, son actividades que alguien puede o no disfrutar.
  7. Todos los días elógiate por algo que eres o hiciste y te gustó.
  8. Permítete sentir emociones y expresarlas ASERTIVAMENTE, no te avergüences de ellas, VALIDALAS, lejos de lo que muchos ignorantes opinan eso no te hace una “histérica, menopáusica u hormonal”, expresar asertivamente sus emociones es un derecho de todo ser humano y qué importante enseñarlo a nuestros niños y niñas, para que dejen de ser “acumuladores de emociones” que sólo manifiestan a través del enojo y la agresión.
  9. Si estas en una situación de peligro, olvida el “qué dirán”, es el acosador, el agresor quien está cometiendo el error; grita, platícalo, pon una demanda, alíate con otras, has lo que necesites hacer para estar a salvo, no para “ser buena”, te preferimos VIVA y SANA.
  10. Reconoce ante ti misma tu valor, no necesitas hacer nada, eres valiosa por SER, mereces respeto, amor, justicia, protección, apoyo, tener un lugar, ser vista, y la primera que necesita tenerlo claro, eres tú.
  11. Como siempre sugiero, si esto se te dificulta, si te sobrepasa, si tu contexto lo hace imposible, si estás en una situación “sin salida”, si te sientes sola, si no sabes qué hacer, PIDE AYUDA PROFESIONAL, inicia un proceso psicoterapéutico en el que puedas encontrar la forma de salir adelante de esa situación.

Mtra. Laura Gómez-Llanos

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

amor propio

El amor a ti mismo es el más importante

Tendemos a actuar como si que el amor sólo pudiera manifestarse a otras personas, creemos que es innecesario hacer algo para demostrarnos a nosotros mismos que nos amamos, o tal vez ni siquiera lo sentimos. A lo largo de 13 años como psicoterapeuta son incontables los pacientes que he atendido con muchas problemáticas que se resumen en una cosa: han olvidado amarse a sí mismos.

Pensemos un poco en esto, ¿cómo hacemos sentir amados a los demás? Es muy sencillo, hacemos cosas por y para ellos que sabemos que les agradan y les harán sentir bien, les decimos palabras amables y cariñosas, buscamos agradarles dándoles regalos, haciendo su vida cómoda, expresando cuán importantes son para nosotros y qué tan agradecidos estamos de que compartan su vida junto a la nuestra.

Probablemente se te ocurran un par de “estrategias” más que te funcionan perfecto para hacer sentir amadas a las personas que te rodean. Pero ahora viene la pregunta interesante: ¿qué tanto de eso lo haces contigo mismo?

No es tan común que nos hablemos amablemente, que nos felicitemos cuando hacemos algo bien y nos demos ánimo cuando las cosas no nos salen como queríamos, a veces nos cuesta trabajo validar lo que necesitamos dándonos “un gustito”: descansar, comer lo que nos gusta, hacer ejercicio, comprarme algo sin culpa, invertir tiempo en esa actividad que tanto disfruto, es casi imposible que hagamos citas con nosotros mismos para disfrutar de nuestra propia compañía, a eso lo llamamos “estar solos” y es algo que muchas personas evitan a toda costa.

Es fundamental que aprendamos a ser “sanamente egoístas”, hemos aprendido que “ser egoísta” es una de las peores características que puede tener una persona, sin embargo es requisito indispensable para la salud mental.

Ser sanamente egoísta nos ayuda a estar disponibles para los demás, implica el asumir mis propias necesidades y hacerme responsable de ellas; lo cual tiene una doble ganancia: por un lado es altamente probable que me sienta mejor, ya que todas mis necesidades (físicas, emocionales, materiales, etc.) estarán mayormente cubiertas; y por otro, dejaremos de esperar que los demás lo hagan, lo cual los “libera” de una carga inmensa, lo cual es probablemente la mayor manifestación de amor que podemos tener.

Para lograrlo no necesitas hacer “grandes cosas”, puedes empezar con algo sencillo, un pequeño cambio que inicie el camino de la relación amorosa y validante que puedes tener contigo mismo:

  • Háblate amable y cariñosamente. Sin exagerar, con palabras que tú normalmente uses.
  • Reconócete tus logros y tu esfuerzo (aún cuando las cosas no salgan como tu quieres).
  • Date ánimos cuando las cosas no vayan bien.
  • Pasa tiempo contigo mism@. Procura que sea sin celular, ni distractores, empieza con unos pocos minutos en una actividad que normalmente harías acompañad@ (ir al súper, comer, esperar en un espacio publico) tal vez al principio te resulte un poco incómodo pero si eres perseverante pronto empezarás a disfrutarlo.
  • Prócurate algo delicioso para comer. Puedes cocinar o invitarte a tu restaurante favorito.
  • Resérvate el tiempo para hacer una actividad que disfrutes. Desde hacer ejercicio, manualidades, un masaje, etc.)
  • Agéndate como importante actividades de autocuidado (ejercicio, sana alimentación, psicoterapia, atender cuestiones médicas, dormir, etc.).

Estas son sólo algunas ideas, sé creativ@, tu mejor que nadie sabes qué necesitas, y si no lo sabes puedes iniciar con eso, preguntándote “¿qué necesito?”, aquello que te de una sensación de calma, será la respuesta.

En el día del amor, recuerda que el amor más importante es el que nos damos a nosotros mismos, eso nos permite estar disponibles para amar sanamente a los demás.

Mtra. Laura Gómez-Llanos

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

 

Mtra. Laura Gómez-Llanos

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

estrategias para afrontar la enfermedad

Estrategias para afrontar la enfermedad

Ni el consejo de la vecina, ni la información del internet, funcionan para afrontar las enfermedades

Cuando recibimos la noticia de que padecemos una enfermedad médica y/o psicológica es sin duda uno de los momentos que más nos angustian, si a esto agregamos que algunos de estos padecimientos implicaran tratamientos largos, dolorosos y costosos se añaden emociones como frustración, enojo y desesperanza. Es en esos momentos cuando la búsqueda de opciones mágicas, pedir consejos a conocidos y familiares, visitar a más de un profesional de la salud se convierten en las estrategias de solución.

Sin embargo, poco o nulo resultado tiene pedir consejo a personas que solo tienen como base la propia experiencia o el conocimiento popular y esto provoca un incremento desesperado en tomar remedios caseros y/o realizar acciones de distracción con el objetivo de no pensar mucho en el problema.

“Derivado de la ignorancia se afirma que todo está en la mente”

Es por ello que me permito compartir algunas estrategias que han demostrado ser efectivas en el apego al tratamiento y por ende a favorecer la recuperación de los padecimientos físicos y psicológicos:

1. Acepta radicalmente del diagnóstico y el tratamiento

Confía en que, si estas frente a un profesional de la salud tiene el conocimiento necesario para indicar el diagnóstico y tratamiento más adecuado para tu problema, negarlo no es para nada algo útil, perderás tiempo y corres el riesgo de agravarlo. Claro que siempre tienes la opción de una segunda opinión, pero no pases semanas o meses buscando que te digan lo que quieres escuchar. La aceptación radical implica dejar de pelearte con la realidad, no es necesario que te agrade la situación o que estés de acuerdo, simplemente es tomar las cosas tal como son y seguir adelante.

2. Organiza una agenda y asocia la toma de medicación a alguna actividad cotidiana

No faltar a las citas y/o exámenes médicos es una tarea que requiere organización, por lo que utilizar una agenda donde hagas las notas necesarias es sumamente importante, además, asociar la toma de medicación a tareas ordinarias te facilitará la vida, por ejemplo:  tomar la medicación antes de lavarte los dientes, comer, bañarte, etcétera, todo depende de los horarios en que te lo hayan indicado, la cuestión es que al asociar de manera repetida la toma de medicación a la acción cotidiana se incrementa la probabilidad de que se haga de forma puntual.

3. Sigue únicamente las indicaciones del profesional de la salud y pregunta todas tus dudas

Buscar en internet síntomas, diagnósticos y tratamientos no es una buena idea, ya que probablemente termines con mayor preocupación y confusión, recuerda que cualquier persona puede subir a la red información y ésta no siempre es fidedigna, tampoco conviene seguir recomendaciones de conocidos y amigos ya que cada tratamiento es individualizado y la responsabilidad y manejo es del profesional de la salud a cargo. Por otro lado, es de suma importancia que en cada consulta preguntes todas tus dudas, hazlo hasta que te vayas convencido y te asegures de que realizarás las indicaciones de forma correcta.

4. Estímulos visuales y/o recordatorios en celular

Puedes apoyarte al colocar post-it en lugares estratégicos para recordarte las citas o la toma de medicación, así como realizar acciones correctivas, como disminuir el consumo de café, beber más agua, hacer ejercicio, completar alguna tarea, entre otras.  Hoy en día poner alarmas en tu celular ayuda bastante a que mejores tus hábitos y sigas las indicaciones al pie de la letra.

“Siempre es mejor tener apoyos visuales que confiar en la memoria”

5. Nota los avances y Auto refuérzate

Por último, enfócate en notar cada avance que logras por pequeño que sea, reducir el tiempo de un ataque de pánico, la frecuencia, o la intensidad, pasar menos horas rumiando una idea intrusiva, llorar menos, tener menos dolor físico, reducir un poco tus niveles de glucosa o peso; lo importante es concentrarse en el proceso y no estar polarizado a que todo debe ser perfecto y que ya no debes tener el problema de salud. Refuérzate por tu esfuerzo con algún detalle o palabras de aliento, siente orgullo de ti y sigue adelante, recuerda que Roma no se hizo en un día.

 

Mtro. Carlos Alberto Martín Mosqueda

Psicoterapeuta, Docente y Supervisor

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Por qué “écharle ganas” no quita la depresión.

”Estar deprimido” se ha convertido en algo demasiado común, la mayoría de nosotros lo ha dicho en algún momento, sin entender verdaderamente qué significa.

Afortunadamente, como sociedad  nos hemos acostumbrado a la idea de que todos estamos en riesgo de padecer un trastorno mental; desafortunadamente, muy pocas veces entendemos su magnitud cuando efectivamente esta ocurriendo, lo cual empeora la situación para quien lo vive.

Para entender de qué se trata, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) el episodio depresivo mayor (la forma más frecuente de depresión) tiene las siguientes características:

“Ánimo depresivo casi diario (durante la mayor parte del día), desde hace ≥2 semanas y desde un momento preciso y reconocible, junto con la presencia de ≥5 de los siguientes síntomas, incluido ≥1 de los 2 primeros:

1) estado de ánimo depresivo

2) disminución significativa del interés en casi todas las actividades y/o de las sensaciones placenteras relacionadas con ellas

3) apetito aumentado o disminuido, o pérdida importante (no relacionada con la dieta) o incremento en el peso corporal (p. ej. ≥5 % en un mes)

4) insomnio o hipersomnia

5) agitación o inhibición psicomotora

6) sensación de fatiga o pérdida de energía

7) sentimiento de minusvalía o sentimiento de culpa infundado

8) disminución en la destreza cognitiva, dificultades en la atención o en la toma de decisiones

9) pensamientos recurrentes de muerte (no solo temores a la muerte)

10) pensamientos suicidas recurrentes sin un plan determinado, intentos de suicidio o un plan suicida”.

Una de las características más importantes, que se da por sentado y tiende a obviarse es que todo lo anterior es completamente INVOLUNTARIO.

Es increíble la cantidad de pacientes que acuden a consulta sintiéndose totalmente incomprendidos y frustrados ya que en casi todos los casos, han recurrido a pedir apoyo con personas cercanas que les dijeron “echale ganas”.

“¡Si entendieran que justo eso es lo que me deprime más!, ¡que tengo que echarle ganas, y no quiero… y no puedo! No tengo las fuerzas, ni la motivación, ¡¿como voy a echarle ganas?!”, me decía una paciente que lo tenía clarísimo.

Y seguro la intención de estas personas es buena, quieren ayudar, apoyar, dar una palabra que mejore la situación, que le ayude a sentirse mejor.

Es importante considerar que si pudiéramos equiparar los síntomas de depresión (o cualquier otro trastorno mental) con una enfermedad física, tendríamos que decirle a una persona con diabetes que “nivele su azúcar”, a quien tiene una contractura “que se mueva y no le duela”, o a quien tiene un resfriado “que ya no tenga ganas de estar en cama y se le quite el cuerpo cortado”, ¿absurdo, no?

Las personas con depresión no eligen sentirse así, no se trata de “echarle ganas”, no es flojera, ni ganas de llamar la atención; es un trastorno mental real, que sólo mejorará si recibe el tratamiento y soporte adecuados.

Si conoces a alguien con depresión puedes ayudarle de manera efectiva haciendo lo siguiente:

  • No pretender que “mágicamente” deje de sentirse así.
  • Escuchar, interesarte, acompañar.
  • Buscar información con soporte científico.
  • Sugerirle que reciba atención psicoterapéutica y psiquiátrica.
  • Ayudarle a hacer cosas que lo activen (hacer pendientes, ir al súper…)
  • Dejarle saber que te importa, que estás dispuesto a apoyarle.
  • Si no sabes qué hacer, buscar ayuda para ti.

No siempre es fácil tener cerca a  una persona con depresión, en ocasiones nos resulta todo un reto el aceptarlo, sin embargo apelar al interés y cariño que sentimos por esa persona nos ayudará a encontrar la mejor forma; recuerda, si no sabes qué hacer, busca asesoría, en el Instituto Jalisciense de Psicoterapia Cognitivo Conductual podemos apoyarte.

Mtra. Laura Gómez-Llanos 

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual

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La importancia del autocuidado del Psicoterapeuta

En ocasiones la población idealiza a los Psicoterapeutas como seres con capacidades especiales para regular sus emociones y controlar sus pensamientos; en más de alguna ocasión un paciente me ha preguntado ¿si yo también me he deprimido o sufrido de ansiedad? La respuesta obvia es: sí, sí, sentimos lo mismo, tenemos problemas, pensamos de forma negativa e irracional.  Desafortunadamente no solo la población idealiza las capacidades de los Psicoterapeutas, sino que nosotros mismos llegamos a pensar que al conocer teorías, principios y estrategias terapéuticas podemos estar inmunes a los problemas o sabremos qué hacer en cada momento, nada más alejado de la realidad.

Carl Rogers afirmaba que la estrategia más poderosa del Psicoterapeuta es la escucha, ser escuchado permite entrar en autoconocimiento, entender y aceptar lo que nos pasa y establecer metas de cambio. Pero no solo debemos escuchar a los demás, sino también, a nosotros mismos. Es de suma importancia hacer una reflexión antes de entrar al consultorio y preguntarnos ¿Cómo te sientes hoy? ¿te preocupa algo? ¿te sientes con la capacidad de concentrarte? Una pausa antes de comenzar la jornada nos permitirá hacer conciencia de nuestras propias emociones y pensamientos y de esta manera comenzar a trabajar focalizados en nuestra tarea, ayudar a los demás a sentirse mejor y realizar cambios favorables para su vida.  Es ahí donde el conocer estrategias puede ser utilizado de forma efectiva, después de dicha pausa.

Otras corrientes psicoterapéuticas ya han afirmado que algunas problemáticas de nuestros pacientes pueden afectarnos si estamos pasando o hemos vivido algo similar, identificarnos con el problema no es del todo negativo, quizá hasta puede favorecer aún más la empatía, sin embargo, si el problema del otro empieza a generarnos malestar, preocupación o desfocalización es momento de derivar. Hacernos los superhéroes es un grave error, creer que todo lo podemos atender, que para eso estudiamos, que somos los terapeutas elite que de todo saben, es negar nuestra condición vulnerable, falible y humana.

De la misma forma creer que con los años de experiencia ya sabemos que hacer es otro grave error, necesitamos estar dentro de un grupo de supervisión y/o consultoría, los colegas siempre nos pueden ayudar a retomar el rumbo, reconocer errores o aceptar incompetencia. El trabajo en equipo en esta profesión es esencial, no hay que perder de vista que estamos trabajando con algo sumamente delicado, la salud mental de los otros. Escuchar otros puntos de vista, replantearnos nuestras conceptualizaciones y aprender de los demás es bastante enriquecedor.

Al ser personas comunes y corrientes necesitamos hacer caso de nuestras necesidades básicas: descanso, alimentación, hidratación, socialización, ocio, etcétera. Planificar por lo menos dos periodos vacacionales al año, darnos el tiempo de comer sentados y en calma, tener por lo menos un día de descanso de ver pacientes y dejar de atender llamadas en un determinado horario nos ayudará a que brindemos una mejor atención. 

“Siempre es mejor que te atienda un terapeuta descansado y con energía”. 

Me he encontrado a mismo y a otros colegas trabajando más de la cuenta, no dejando espacio para comer, o bien comiendo en el carro, sin salir con amigos, sin vacaciones, en fin, haciendo todo aquello que recomendamos no hacer. La congruencia es el mejor modelo para favorecer el aprendizaje.

La salud mental de los Psicoterapeutas es esencial, los profesionales de la salud tenemos una gran responsabilidad, las personas nos confían su vida, estar preparados, en constante capacitación, supervisados, descansados, y con la mayor armonía posible en nuestras propias vidas potencializará los resultados favorables de nuestros usuarios y con ello ganaremos más recomendaciones.

Mtro. Carlos Alberto Martín  Mosqueda

Psicoterapeuta, Docente y Supervisor

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¿Por qué buscamos ayuda?

En México, según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (ENEP) 2001 – 2002 se observó que el 28.6% de la población presentó por lo menos un trastorno mental (TM).

El 13.9% presentó un TM en los últimos 12 meses y el 5.8% en los últimos 30 días. Los más frecuentes fueron trastornos de ansiedad (14.3%), de uso de sustancias (9.2%) y afectivos (9.1%).

En el segundo trimestre del 2018 el IJPCC atendió un promedio de 294 nuevos usuarios de los cuales el 46.3% son hombres, el 53.1% mujeres, con una media de edad de 30.16 años, mismos que fueron derivados en su mayoría por el médico psiquiatra tratante para recibir atención psicológica.

El 61.6% mencionó haber sido diagnosticado con un trastorno mental y presentar una evolución de entre 1 a 10 años. Los TM y problemáticas mayormente referidas pueden verse en la siguiente tabla:

 

 

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¿Cómo ser más efectivos en psicoterapia?

Cuando la mayoría de estudiantes de licenciatura en psicología son cuestionados del ¿por qué han elegido esta profesión? Responden “quiero ayudar a los demás a sentirse mejor emocionalmente” Esta ha sido la motivación más frecuente por lo que muchos hemos decidido dedicar nuestra vida en pro de las personas con algún problema emocional, pero, ¿cómo podemos hacer para que esto sea real y que nuestras intervenciones sean más efectivas y verdaderamente ayuden a nuestros pacientes?

Actualmente existen una gran cantidad de propuestas para los psicólogos recién egresados de la licenciatura, desde cursos de actualización, diplomados o posgrados de diferentes enfoques psicoterapéuticos, el problema es que la elección se hace con varios posibles sesgos como: la afinidad, el desconocimiento de opciones, el enfoque del profesor favorito quien practica ese tipo de terapia, o porque es lo que muchos están hablando.

Ahora ¿cómo podemos incrementar la probabilidad de hacer una buena elección? la mejor respuesta es elegir terapias basadas en evidencia- Imagina lo siguiente: ¿irías a un dentista que te proponga un tratamiento que más o menos funciona o preferirías un tratamiento que ha demostrado ser efectivo para el tipo de problema que tú tienes? Obviamente la respuesta es lo que sea más efectivo, nadie quiere arriesgar su salud ni invertir su tiempo, esfuerzo y dinero en algo que no está fundamentado y comprobado.

Entonces, ¿qué es lo más indicado para poder hacer una práctica psicoterapéutica más efectiva? Mi propuesta es:

  • Actualízate de manera constante busca cursos que desarrollen tus habilidades y que sean profesionalizantes
  • Pon atención a tu autocuidado (higiene del sueño, alimentación, etc.)
  • Vive un proceso psicoterapéutico
  • Reconoce tus límites personales como terapeuta, en cuanto a tu propia historia o diagnósticos de los pacientes
  • Apégate a la ética
  • Desarrolla estrategias de entrevista, evaluación, diagnostico e intervención.
  • Acompaña tus casos con un buen supervisor, entre otros. 

Ayudar a otra persona es una meta que muchas veces implica invertir mucho tiempo para analizar, planificar e intentar intervenciones que varias veces fracasan, eso es sumamente frustrante, pues nuestra verdadera intención es que el paciente avance, se sienta mejor, es por ello que no nos cruzamos de brazos y buscamos opciones por nosotros mismos, con colegas o en instituciones.

El aprender a hacer psicoterapia es un proceso constante, ya sea que estemos iniciando en esta hermosa practica o llevemos años de experiencia, desde mi punto de vista lo más importante es estar abierto a tener mente de principiante y aceptar recibir conocimientos de cada persona con la que interactuamos, sea maestro, colega o paciente.

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Mtro. Carlos Martín

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¿Por qué «terqueamos» en las relaciones?

“Algunas separaciones son instructivas”, dice Walter Riso, y es que muchas veces justo después de una ruptura, dejamos ver por qué era necesaria. En la era de la tecnología y las redes sociales, los post “ardidos” abundan, los contenidos que se “viralizan” para “quemar” al ex son comunes, y eso por decir lo menos, pues es común ver personas que pierden el control y sacan lo peor de sí mismas cuando “los terminan”.

En muchas personas, en muy diferentes contextos y circunstancias he observado la tendencia de aferrarse a una relación que ha dejado de ser sana, a veces por miedo a la soledad, por “comodidad” para evitar la incertidumbre y el proceso de reajuste que irremediablemente viene después de esa ruptura, en otras ocasiones, por miedo a la reacción del otro, que lo tome de “mala manera”  se enoje y tome venganza.

Hay personas que  se complican la existencia aferrándose a relaciones que no funcionan, que no les hacen felices, que no les ayudan a mejorar; y que por el contrario les afectan y atentan contra su salud mental, regularmente este tipo de relaciones provocan grados de ansiedad y enojo que resultan desadaptativos y totalmente innecesarios.

¿Qué necesidad de ir en contra de las propias necesidades, convicciones y valores sólo por estar con alguien o mantenerse en una situación?

Desafortunadamente no es lo más común que aprendamos a decir no y establecer límites en las relaciones que no aportan lo que es necesario y funcional en un momento de nuestra vida. Es por eso que aunque las personas reconocen que lo mejor sería terminar, no se atreven a hacerlo, y prefieren permanecer en lo “malo conocido”.

Qué bueno sería  vivir las separaciones de una manera madura y sana, reconociendo que las rupturas en ocasiones son deseables; cuestionarnos si estar en una relación no trae un beneficio y desgasta ¿qué sentido tiene “terquear” y aferrarse sólo porque así ha sido hasta ahora?.

Qué importante comprender que cuando una persona decide terminar una relación es porque muy probablemente es lo más sano y lo que corresponde a la otra parte es afrontarlo con la responsabilidad y madurez que se necesita para hacer el proceso lo menos difícil posible.

“Despotricar”, agredir, atacar a quien ha tenido el valor de decir “esto no nos funciona y necesitamos poner un límite” es una actitud por demás infantil de parte de quien lo hace, sería deseable que entendiera que aunque es doloroso, le beneficia y pueda evitar reaccionar desde el dolor o el disconfort que le genera el tener que re-adaptarse porque esa relación ya no está.

Desafortunadamente esto último es la reacción más común, muchas personas personalizan, se defienden innecesariamente y terminan haciendo el proceso más difícil de lo necesario.

El término de una relación es siempre una oportunidad para aprender, un ejercicio de introspección de manera responsable, para reconocer qué hice y qué no hice para que esa relación (de pareja, de trabajo, de amistad, familiar) no funcionara como esperaba; culpar al otro además de irracional, es dañino, convencerme de que no fue mi responsabilidad y que el “malo” es el otro, me pone en riesgo de  cometer los mismos errores y me encuentre en la misma situación una y otra vez.

Afrontar la ruptura con sensatez y prudencia, ser congruente en mis reacciones facilita el proceso, reconociendo en todo momento que el término de una relación no necesariamente tiene que ser malo, total y para siempre.

En mucha ocasiones, limitamos esta posibilidad de sanar y aprender, de  crecer y tener la  opción de seguir interactuando de manera sana en otras áreas o en un tipo de relación distinta, que funcione mejor.

Más valdría reconocer que algunas separaciones aunque dolorosas, son necesarias, y que eso no implica que las personas son “malas”, que no hay en ellas cosas positivas o se anule  lo que hicieron, lo que son, lo que nos aportaron, lo que compartimos y logramos juntos en ese tiempo, mientras la relación funcionó.

Cuando una relación termina es simple y sencillamente porque la interacción entre las partes ya no funciona, pero eso, bajo ninguna circunstancia, cambia a las personas. Lo bueno de cada uno, el trabajo, el esfuerzo, sus valores, los aciertos, siguen estando ahí; simplemente hay situaciones en las que las partes no  se pudieron “amoldar” y no vale la pena seguir desgastándose en algo que por mucho que se han esforzado en “arreglar”, sólo les lastima y  dificulta su bienestar.

Revisemos cual es nuestra reacción ante las separaciones, facilitémonoslo, primero por nosotros y después por la otra parte, ayudemos a que estas separaciones sean siempre benéficas y cumplan su objetivo de procurar el bienestar y la salud mental.

Evitemos luchar contra el cambio, poner un límite y dejar de aferrarnos puede ser mejor estrategia que pretender que todo siga igual, toleremos la incertidumbre y afrontemos con todos nuestros recursos lo “bueno por conocer” que trae siempre el término de algo.

Reestructuremos nuestra visión de las rupturas y las separaciones, que en realidad son una muestra de respeto a nosotros mismos y a la relación  que tenemos con el otro.

Evitemos personalizar, si es a ti a quien le han pedido terminar la relación, no significa que no te quieren, no significa que eres malo… significa que por tu propio bien, y el de la otra persona, deben separarse, para tener la oportunidad de encontrar algo que les acomode y les haga felices.

Recuerda que “el cambio nunca es doloroso, sólo la resistencia al cambio lo es”, Buda.

 

Mtra. Laura E. Gómez-Llanos Osuna

Profesora y Psicoterapeuta

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¿Cómo cumplir tus propósitos de año nuevo?

Al estar por iniciar el año es común que hagamos ciertos propósitos, que pasados los primeros meses caen en el olvido. ¿Cuántos de tus propósitos de año nuevo has cumplido con éxito?

Se estima que sólo el 10% de los propósitos se cumplen y aunque muy probablemente hayas leído ya varios consejos y recomendaciones, aquí resumiré lo que la ciencia del comportamiento nos dice, para ayudarte a que cumplas tus propósitos del 2019.

Bastantes de los propósitos que las personas hacemos tienen que ver con adquirir nuevos hábitos o cambiar algunos de los que ya tenemos. Si en tu lista para el próximo año están objetivos tales como: “hacer ejercicio” “comer saludable” “usar menos el celular”, nos encontramos ante hábitos que están automatizados, de alguna manera, estás son respuestas condicionadas. Por ello, es importante saber un poco acerca de lo que hay detrás de la modificación o creación de hábitos. La adquisición y/o el cambio de hábitos no son complicados si lo hacemos aplicando el conocimiento científico; además, a lo largo de tu vida has creado y cambiado muchos hábitos, quizá no recuerdes cómo lo hiciste, pero si esto fuera tan complejo, no tendrías hábitos establecidos.

Toma en cuenta los siguientes pasos:

1. Elige una pequeña acción. Cuando en nuestra lista solamente ponemos “Hacer ejercicio” no nos estamos refiriendo a una acción pequeña, no representa una meta específica; de hecho, el no especificar las acciones a llevar a cabo es una de las principales razones por las que los propósitos del año no se cumplen. Por tanto, la ciencia nos dice que, si elegimos una acción pequeña, tendremos mayores probabilidades de empezar a llevarla a cabo; por ejemplo: caminar 10 minutos, usar las escaleras en lugar del elevador, estacionar el auto lejos y caminar al trabajo.

 

2. Asociar el nuevo hábito con uno ya existente. Los hábitos que ya tenemos pueden funcionar como un estímulo para asociar una nueva respuesta (hábito nuevo); estacionarse lejos y caminar al trabajo se agregará al estímulo ya existente que es ir en auto a trabajar.

3. Más repeticiones y recordatorios durante las primeras semanas. Recuerda que estamos tratando de establecer una respuesta condicionada, por lo tanto, hay que practicar más al inicio. Puede funcionar poner recordatorios en nuestro celular y notas en aquellos lugares que están asociados al hábito que estamos estableciendo.

4. Revisa qué es lo que impulsa tu comportamiento. Nuestra historia personal tiene amplia influencia en las decisiones que tomamos y en las acciones que llevamos a cabo. Tal vez no te has dado cuenta de ello, pero las conductas que llevas a cabo son realizadas por ti para coincidir con la idea que tienes de quién eres. Por lo tanto, hay que hacer una revisión de nuestra historia, ya que muy probablemente no hemos cumplido los propósitos que han estado en nuestra lista por años debido a que, de alguna manera esos comportamientos no son consistentes con nuestras ideas más arraigadas acerca de nosotros mismos.

Si quieres saber más acerca de esto, tal vez sea bueno que entre tus propósitos del año nuevo enlistes iniciar un proceso psicoterapéutico.

 Mónica García

Psicoterapeuta Cognitivo Conductual