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Depresión: la pandemia que más ha afectado a los jóvenes

A inicios de la contingencia sanitaria la principal medida para evitar el contagio de COVID-19 en todo el mundo fue el aislamiento y el distanciamiento social. El cierre de escuelas, centros deportivos, lugares de recreación y de convivencia en general, afectó marcadamente a todos, en especial a los niños, adolescentes y jóvenes, quienes ha mostrado efectos más intensos y prolongados causados por estas medidas. 

 

La crisis de salud mental en personas jóvenes se debe principalmente a la pérdida de las costumbres cotidianas y rutinas familiares, la ausencia del entorno escolar, las dificultades para participar en actividades deportivas y recreativas, así como las limitaciones sociales y el aburrimiento que todo esto conlleva, puesto que en esta etapa de la vida, hay una importante necesidad de interacción social.

 

Que cada vez se fueran acumulando más meses de pandemia, generó en los jóvenes  incertidumbre sobre su futuro académico y laboral,  en muchos casos el escaso acompañamiento de los adultos los a buscar estrategias desadaptativas para el afrontamiento de esta situación, por ejemplo, el uso excesivo de dispositivos electrónicos, que lejos de ayudar, provoca aún más aislamiento social y a largo plazo se favorece el desarrollo de trastornos depresivos y de ansiedad.

 

¿Cuáles son los signos de alarma de un trastorno de depresión? 

Cambios en la forma en que la persona vivía hasta ese momento, como aislarse de su entorno y retraerse socialmente, problemas en los procesos fisiológicos básicos como el sueño (problemas para dormir o estar durmiendo de más),  cambios en los hábitos alimentarios, irritabilidad con brotes repentinos de ira, no disfrutar de las actividades que generalmente disfrutaba, falta de entusiasmo y motivación, fatiga o falta de energía, sentimientos de tristeza o melancolía la mayor parte del tiempo, dificultad para concentrarse.

 

Una vez que se detecta un trastorno depresivo  ¿Cómo afrontarlo?

Ante la presencia de un trastorno depresivo es necesario tener en cuenta que se requiere tiempo y esfuerzo para poner en marcha estrategias que ayuden a afrontarlo.

  • Es necesario permanecer activo, aunque ante la depresión es difícil enfrentarse al día a día, el simple hecho de salir de la cama y afrontar las actividades cotidianas hará que mejore el estado de ánimo.
  • Realizar actividades que antes te satisfacían ya que esto ayudara a mejorar.
  • Hacer ejercicio influye positivamente en el estado de ánimo y sentirse más vital.  
  • Mejora tu patrón de sueño y cuida tu alimentación mediante rutinas equilibradas.  
  • Cuidar tu aspecto físico mejorará la manera en que te percibes a ti mismo. 
  • Se tolerante contigo mismo teniendo en cuenta que el sentirse deprimido no es culpa tuya, por lo que no debes condenarte por esto.
  • Expresa tus emociones de manera genuina a tus familiares y amigos. 
  • Busca ayuda con un profesional de la salud mental.

 

Es muy importante detectar tempranamente los indicadores de un problema emocional o conductual, así como implementar estrategias efectivas para su adecuado manejo, ante la duda, lo mejor es contactar con un Psicólogo, un profesional que podrá orientar a los padres y a los jóvenes para mejorar su estado de ánimo y acercarle a conductas que le lleven a una vida valiosa. 

Staff IJPCC

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¿Qué es el positivismo tóxico?

Hoy en día las redes sociales han marcado una diferencia en como se percibe el mundo. Me da la impresión de que la mayoría de las noticias, publicaciones, vídeos y fotos que se publican son de momentos aparentemente felices.

Las redes sociales han provocado una generación de adolescentes que aspiran a vidas envidiables para posicionarse en la era digital por medio de las vistas, “likes” y compartir de videos y fotos.

¿Pero realmente cómo funcionan estos momentos aparentemente felices? ¿Qué pasa cuando nuestros adolescentes se dan cuenta de que ese tipo de vida es muy difícil de alcanzar? 

El positivismo excesivo en las redes sociales es más normal de lo que creemos. Constantemente veo mensajes que invitan a tener una “actitud positiva” y  aunque es importante ser optimistas, es imposible mantener siempre una actitud positiva, ya que enfocarse exclusivamente en lo positivo no es tan bueno como parece, incluso puede llegar a ser “tóxico”.

Poco a poco esta generalización ha provocado una necesidad de mostrar al mundo una forma ficticia para controlar la imagen que proyectamos y de cierta manera, vivir un miedo profundo a enfrentar el dolor, el sufrimiento propio y del otro.

Estas son algunas de las consecuencias que hoy en día ya están afectando a la población juvenil debido a que son más suceptibles a este tipo de manipulaciones: 

  • Tener aspiraciones inalcanzables debido a que los influencers hacen vídeos diarios de las cosas emocionantes que viven y es raro que plasmen los momentos malos del día y las dificultades que tienen. El problema es que mostrar solo la parte divertida, bonita y emocionante de una vida hace que lo comparemos con nuestras vidas y lleguemos a distorsionar la realidad y nos esforcemos en imitar un determinado estilo de vida para alcanzar el éxito y la felicidad.
  • Frustración, por pensar que no se consigue lo que quiere si no se tiene una actitud positiva. Las redes sociales pueden hacernos pensar que es cuestión de tener una buena actitud para que nos vaya bien y esto puede ser una fuente muy grande de frustración.
  • Falta de recursos para afrontar una realidad que no me hace feliz. Si no estoy satisfecho con mi vida empezaré por cambiar lo que ven los demás de mí en las redes sociales. Si el número de likes sube, me sentiré mejor.
  • Sentimiento de culpa. La felicidad es un requisito y el positivismo nos dice que si no afrontas la adversidad con una sonrisa sólo atraerás cosas negativas; y las redes sociales potencian este esfuerzo por demostrar constantemente lo felices que somos.
  • Efecto en el autoconcepto. ¿Valgo por lo que soy, por lo que hago o por lo que los demás vean en mi muro, feed o stories? Si en las redes sociales se valora a las personas por lo que hacen, si no puedo publicar pruebas de que mi vida es excitante y muy activa socialmente, es que no valgo lo suficiente.

Existen formas de aprovechar ciertos mensajes positivos, pero no todo vale y la solución no está en huir del sufrimiento. Nuestras emociones fluctúan a medida que recibimos información tanto del interior como del exterior. Bloquear esa fuente de información sobre cómo estamos y lo que necesitamos bajo una falsa apariencia de felicidad y optimismo puede llegar a desgastar nuestra capacidad para pedir ayuda cuando la necesitemos. 

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Psic. Bárbara Téllez

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Soluciones fit vs soluciones profesionales

Sin el afán de generalizar, es indudable de que nuestra sociedad actual se ha caracterizado por marchar a un ritmo vertiginoso, realizar una cantidad de actividades que abarcan todo nuestro día, actividades de alto impacto, las cuales podamos presentar a los demás como novedosas, interesantes o espectaculares. Una sociedad que valora la vanguardia, las sensaciones que proyecten bienestar, salud, y motivación perpetuos.

¿Pero qué pasa si realmente un día nos sentimos mal? ¿Si algo dentro de nosotros nos agota y nos causa una sensación de no querer hacer todas esas actividades? ¿Eso sería aceptable? En la denominada cultura “fitness” la cual valora, el esfuerzo, el trabajo corporal, la salud, lo estético y la motivación como fines y valores primordiales, evidentemente permitirse sentirse mal, ni siquiera es una opción.

¿Cómo se vive la cultura fitness?

Responder a esta pregunta es sencillo, se vive con una alta exigencia, que lleva a actividades físicas como el gimnasio, entrar en competencias físicas, comer alimentos saludables y con una ingesta calórica baja. Ir a lugares llamativos, usar ropa de marca deportiva o que resalte nuestra figura se vuelve una aspiración. En donde casi siempre existe una aparente felicidad, disposición o motivación personal, las fotos y las “selfies” no pueden faltar. Aconsejar seguir estas rutinas o estilo de vida para los demás se vuelve una norma que caracteriza a esta cultura, especialmente para personas que atraviesan por algún malestar emocional o por algún momento de duda en sus vidas.

Soluciones fitness

Apuesto a que hemos escuchado a amigos, familiares o conocidos que cuando les expresamos que nos sentimos con algún malestar emocional o que no tenemos motivación de hacer nuestras actividades, nos han respondido que podemos hacer ejercicio, practicar algún deporte, que hagamos algo que nos “distraiga”, que probemos ciertos alimentos, productos de origen natural o complementos que nos pueden hacer sentir mejor, que vayamos a un spa, o aun lugar donde podamos pasarla bien. Inicialmente podemos tomarles la palabra, lo inténtanos. 

Aparentemente el malestar se va un rato, pero nos encontramos con que nuevamente vuelve, y podemos sentirnos confundidos porque después de haber probado estas opciones, nos encontramos con la misma problemática y ahora incluso un poco más presionados por cumplir con estas actividades, pero sin la motivación y el bienestar emocional que aparentemente pretendíamos encontrar. ¿Entonces que más hacer ante ese malestar y estas aparentes soluciones que no resuelven el problema del todo? 

No quiero que se malinterprete, buscar actividades físicas, comprar cosas, ropa que nos guste, asistir a actividades culturales o buscar momentos y lugares de esparcimiento pueden ayudar a generar reforzadores que nos den algún momento de bienestar, pero si a pesar de esto, el malestar persiste es momento de buscar otro tipo de solución. 

Depresión y juventud dos elementos que son parte de un mismo fenómeno. 

Aparentemente ser joven y gozar de vigor, energía, fuerza y motivación en una fórmula casi autoevidente. Sin embargo, no necesariamente es así, incluso es un supuesto cada vez más lejos de la realidad. Algunos datos de un estudio realizado por la UNAM en el año 2018 revelan lo siguiente: En México, el número de jóvenes entre 12 y 24 años con depresión es de aproximadamente 2.5 millones, y 9.9 de cada 100 mil ha tenido ideas suicidas. La depresión es uno de los principales padecimientos que se enfrentan en esta etapa de la vida, por lo que se les debe poner especial atención. Lamentablemente la depresión no es detectada ni tratada sino hasta que la sintomatología es grave o causa estragos signitificatvos en la vida de las personas. Es por ello que te invito a que puedas saber brevemente en que momento es pertinente buscar esas soluciones profesionales.

Soluciones profesionales.

Un psicólogo es un profesional de la salud mental, que evaluará los antecedentes de vida, conductas problemas, los factores internos y externos que influyen en que el estado de ánimo. Asimismo, efectúa un plan de trabajo más elaborado, en el que puedas modificar ciertos pensamientos, creencias que mantienen los síntomas. Además, busca la forma de aproximarte, activarte y hacer que de a poco vuelvas a realizar aquellas actividades que para ti son importantes, obteniendo una sensación de satisfacción más genuina, natural y coherente con tu estilo de vida y tus necesidades actuales. También te enseña a aceptar tus emociones, a hacerlas validas, y no buscar cambiarlas con soluciones aparentemente inmediatas, pero que no afrontan el problema de forma directa. En caso de ser necesario, y si la problemática es más delicada o profunda y atañe a factores biológicos, puede derivarte con un psiquiatra que es un médico especialista en el tratamiento farmacológico, es decir, aquel que sabrá que medicamentos administrar para regular las funciones químicas que necesitan ser niveladas para tener un óptimo funcionamiento.

 Es de gran relevancia seguir estas soluciones profesionales, al final, existe evidencia de que la efectividad será más alta y podrás tener una reintegración más óptima, disminuyendo la posibilidad de una recaída. Por último, te dejo una pequeña frase a manera de conclusión, “Lo fit a larga se puede volver sad, si no te tratas adecuadamente”. 

También te dejo una pequeña infografía cortesía de Ciencia UNAM para que valores si es momento de buscar soluciones profesionales.

http://ciencia.unam.mx/contenido/infografia/35/-estas-deprimido-
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La sombra detrás de una sonrisa: depresión en jóvenes

“Nadie debería sufrir los problemas de salud mental en soledad.”
Autor desconocido

¿Alguna vez has utilizado la palabra “depresión”? Estoy segura de que más de alguna vez lo has hecho, y es que es muy común hoy en día decir que estamos deprimidos o muy tristes, pero realmente, ¿conoces lo que es la depresión?


Más que una tristeza pasajera, una mala decisión, un día malo o gris, la depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades, afecta sentimientos, pensamientos y comportamiento de una persona. Además, puede causar una variedad de problemas físicos.


Este trastorno suele asociarse a la edad adulta, ya que es aquella etapa en donde más fácilmente puede ser detectada y atendida a tiempo, sin embargo, la depresión también puede presentarse en niños y adolescentes; siendo esta última población la menos atendida y con mayor dificultad de detección por los cambios característicos que se presentan durante su desarrollo.


La depresión en adolescentes o jóvenes es un problema de salud mental tan grave como en la etapa adulta, aunque sus características son similares hay algunos aspectos que son característicos en esta etapa del desarrollo, como pueden ser:

  • Tristeza
  • Irritabilidad
  • Sentirse negativo e inútil
  • Ira
  • Bajo rendimiento o poca asistencia a la escuela
  • Sentirse incomprendido
  • Consumir drogas de uso recreativo o alcohol
  • Comer o dormir demasiado
  • Autolesionarse
  • Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso, y excesiva necesidad de aprobación
  • Aislamiento social

¿Qué puede provocar depresión en los jóvenes?
Existen distintos factores que pueden generar la aparición de la depresión en los jóvenes, que pueden ir desde algún evento traumático o doloroso como alguna pérdida, hasta cambios hormonales, o bien, tener antecedentes de depresión en la familia.

 

¿Qué puedo hacer si detecto algunos de estos síntomas en mi hijo/a, o se de alguien que puede tener depresión?
Algunos de los tratamientos que se sugieren para este trastorno son los fármacos y la psicoterapia cognitivo conductual. Siempre será importante acudir con un profesional de la salud que ayudé en el diagnóstico y tratamiento de este trastorno, ya que como mencioné antes, es algo que no puede resolverse de la noche a la mañana y requiere de un tratamiento acompañado de algún experto en el tema.


Si crees que tu hijo o hija adolescente puede estar pasando por esta situación o consideras que alguien podría estar sufriendo de depresión no dudes en buscar o proporcionar ayuda, nadie debería pasar por situaciones así “sólo”, acércate con algún profesional que pueda ayudarlos a estar, sentirse y vivir mejor.

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La Matrix, más allá de la ficción.

Cuando escuchamos la palabra “Matrix” es probable que pueda venir a muestra mente la inolvidable película “The Matrix” estrenada por allá de 1999, sin embargo, la Matrix a la que nos referimos en este blog es una herramienta realmente útil que tiene como propósito evaluar los problemas con los que normalmente nos topamos en consulta y, con dicha evaluación poder dar forma a la intervención más adecuada para la persona que tenemos enfrente. Esta herramienta forma parte de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT siendo Kevin Polk su creador.

En la Matrix se puede evidenciar qué hay dos movimientos elementales en el ser humano, el de acercarnos/aproximarnos y el de evitar/alejarme y esto ocurre todo el tiempo, por ejemplo, Pedro normalmente va muy emocionado a hacer ejercicio (aproximación) pero al ver que está su vecino Mario en el gym donde normalmente entrena, decide salir lentamente de ahí (evitación), es decir; solemos acercarnos a lo que nos agrada o genera una sensación de bienestar y solemos alejarnos de lo que nos pueda incomodar o generar malestar.

Teniendo esto en mente y retomando el que la Matrix es una forma de evaluar, quizá podrás preguntarte ¿y qué cosas evalúa? ¿Cómo puedo hacer una Matrix? Bien, es muy fácil (relativamente) ya que, con ella, podremos valorar problemas de ansiedad, depresión y diversos problemas psicológicos, ya qué al ser parte de ACT, esta herramienta adopta una visión más conductual y contextual sobre el problema y su mantenimiento mas que de “etiqueta diagnóstica” siendo la función de la conducta y los procesos que le subyace el verdadero interés para dicha valoración, ahora bien ¿cómo podemos hacerla? Aquí te dejo un pequeño bosquejo de cada uno de los ejes que la conforman.

 

La Matrix se conforma en cuatro ejes o puntos, los cuales son:

  1. ¿Qué o quienes importante para ti
  2. ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?
  3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias
  4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

 

Cómo podemos ver, evaluamos lo que sucede “de la piel para adentro” y lo que sucede “de la piel para afuera” del consultante, siendo una de las metas principales de la Matrix ayudar al cliente a identificar su problema y las posibles soluciones en estos cuatro ejes.

Revisemos más de cerca de qué trata cada uno:

1. ¿Qué o quién es importante para ti?

En primer lugar, podemos identificar qué cosas son importantes para el cliente tener en su vida (su familia, su trabajo, sus amigos, etc) o que cualidades le gustaría tener (ser un buen padre, amigo, hermano, etc) siendo una de las metas principales que la persona esté más cerca de ello.

2 ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?

Una vez que el cliente identifique lo importante en su vida podemos acompañarle a que se pregunte ¿Qué emociones, pensamientos, sensaciones me son más incómodas o molestas?
Aquí podemos hacer junto con él una lista de todo lo que valla dándose cuenta acerca de cuáles son sus emociones y pensamientos “molestos”

3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias?

Los seres humanos solemos alejarnos o evitar aquello que nos molesta o incómoda, en este apartado, las acciones que hacen pueden ser muy diversas (dormir, comer, hacer ejercicio, estar en mi cuarto) pero todas le ayudan en “sentirse mejor” temporalmente, en el corto plazo, no ayudándole en un largo plazo.

4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

Aquí, podemos hacer una lista de acciones concretas que la persona se compromete a hacer, con el objetivo de acercarse a la vida que sueña tener.

 

Imaginemos a Pedro, un chico que viene a la consulta y le gustaría trabajar su ansiedad, si lo pudiéramos evaluar desde la Matrix, posiblemente seria algo parecido a esto:

3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias?

-Me salgo de lugares donde hay mucha gente.
-No voy a clases
-Me encierro en mi habitación

4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

-Acercarme cuando mis papás hablan
-Tomar el auto para ir a la escuela
-Salir a comer con mis papás
-Ayudar a alguna persona en situación de calle

2. ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?

-Ansiedad
-Estrés
-“Se burlarán de mí”
-“Y si no lo hago”
-Taquicardias

1. ¿Qué o quién es importante para ti?

-Ser una buena persona
-Tener una relación más cercana con mi familia.
-Ser un buen amigo.

A manera de conclusión, la Matrix es una herramienta que sin duda ayuda a poder evaluar el problema del consultante para así poder determinar cuál será la mejor manera de intervenir, siendo la vista de los valores personales de cada consultante la guía para el tratamiento.

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como-alcanzar-mis-objetivos

¿Cómo alcanzar mis objetivos?

¿Alguna vez has pensado o fantaseado sobre cómo será tu futuro?, ¿has visualizado todas las personas y metas que quieres en tu vida?, cuando necesitas tomar alguna decisión importante, como cambiar de trabajo, elegir alguna carrera, pedir matrimonio (o no…) , incluso dejar algún mal hábito, ¿sabes qué es lo que normalmente tomas en cuenta para tomar tus decisiones? 

Vale la pena hacer esta reflexión pues  nuestras “prioridades” al tomar decisiones marcan la dirección que le damos a nuestra vida; estas prioridades determinan metas y objetivos  que nos proponemos lograr; así como el tipo de afrontamiento que tenemos ante las  decepciones, errores o fracasos y el  impacto que tendrán en nuestra vida. 

Una muy buena manera de orientarnos hacia la dirección que queremos tomar en nuestras vidas es el “mapa de vida”, una herramienta de la Terapia de Aceptación y Compromiso  (ACT por sus siglas en inglés) que nos permite clarificar y contemplar cómo tomar esas decisiones importantes y sobre todo, cómo elegimos vivir cada momento de nuestras vidas.

EJERCICIO:

Toma una hoja, ponla de manera horizontal y traza una línea al centro que atraviese de izquierda a derecha, justo en el centro de la hoja. Puedes marcar con una línea punteada de arriba a bajo en el centro de la hoja. 

 Del lado derecho escribe “mi mejor versión”, o bien “encaminado” “hacia adelante”, refiriéndonos a la dirección hacia la cual quieres dirigir tu vida, mientras que del lado izquierdo colocamos la palabra “alejado” “peor versión”, puesto que ese es el camino opuesto a nuestra vida deseada, en el centro coloca tu nombre, acá te dejo una imagen ilustrativa:

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Ahora viene lo interesante, imagina por un momento cuál es la mejor versión de ti, aquella persona en la que quieres convertirte, las cosas que deseas lograr, aprender, obtener, las relaciones que quieres tener con tu seres queridos, así como todo lo que da sentido a tu vida. 

Permítete observar mentalmente a detalle esa  imagen, cómo luces físicamente, qué actitud y forma de comportarte tienes en ésta versión donde tu vida es plena, llena de alegrías y personas que amas y te aman.

Cuando tengas esa imagen, toma un lápiz o pluma y escribe lo siguiente:

En el cuadrante inferior derecho hay que listar aquello que te resulta lo más importante y valioso para tu vida, así como todas aquellas cualidades que estarían en TU MEJOR VERSIÓN, por ejemplo, convertirte en un profesionista exitoso, mantenerte sano haciendo ejercicio, ser alguien amigable y activo socialmente, aprender de lenguas y otras culturas, tener una extensa colección de Harry Potter, ser alguien amoroso con familia, pareja , amigos, cuidar a los animales y la naturaleza.  Todas aquellas cualidades que quieras desarrollar, aquello que te resulte de suma importancia en tu vida.

En el cuadrante superior derecho, van todas aquellas cosas que HACES cuando te sientes conectada/o con estos valores: tomar clases de yoga, organizar reuniones familiares  o con los amigos, comprar detalles para tu pareja, ir a terapia, adoptar animales, convertirte en señor/señora de las plantas, animarnos a hacer cosas nuevas, tomar clases de idiomas o viajar a conocer el parque temático de Harry Potter.

En el cuadrante inferior izquierdo hay que identificar todo aquello que ocurre en tu mundo interno que te duele experimentar y que te hace evitarlo, controlarlo, provocando que te alejes de esa versión ideal.  Pueden ser pueden ser pensamientos, recuerdos, sensaciones, emociones o impulsos.  Por ejemplo, no querer sentir la tristeza o el miedo, recordar algún evento muy doloroso, las sensaciones provocadas por ansiedad (taquicardias, molestias en el estómago, mareos, entre otros), o bien pensar que alguien puede burlarse o humillarme. Incluso el dolor físico, ya sea por enfermedades o accidentes.

Finalmente en el cuadrante superior izquierdo todo aquello que HACES para evitar, luchar,  minimizar o controlar aquello que ocurre dentro de tí,  comúnmente cosas como beber alcohol y comer en exceso, sobrecontrolar las situaciones a tu alrededor, ver redes sociales gran parte del día, pasar tiempo innecesario en el teléfono,  consumir sustancias, aislarte de amistades o reuniones sociales. 

Ahora, en la línea horizontal, en este tu mapa de vida vas a posicionar una marca o punto en donde consideras que te encuentra actualmente en tu vida: 

 ¿Qué tan cerca o lejos estás de tu versión ideal?

 ¿Qué experimentas cuando notas la distancia entre esa versión que eres capaz de ser y tu momento actual? 

El “truco” consiste en entender para qué haces lo que haces, por ejemplo  tomar un viaje puede acercarme o alejarme de lo que es importante/valioso para mí, depende de qué función tenga para mí, puede ser algo muy “funcional” (que me acerque) y logre conocer otros lugares y culturas, o puede distraerme de alguna situación dolorosa que quiero aprender a enfrentar (en este sentido me aleja) y no aprendo a enfrentar alguna pérdida o sensaciones de soledad. 

En la medida que tengas claridad en cómo quieres ser y actuar ante las diferentes situaciones que ocurren en la vida, puedes elegir HACER y ACTUAR de manera que eventualmente te acerques a experimentar la vida y las situaciones en ella de ésta manera plena, llena de conexión y aceptación hacia ti y tus seres queridos. 

Espero que esta herramienta te sea de utilidad, por favor compártela con las personas a tu alrededor.

No-fue-el-final-sino-el-comienzo-de-un-nuevo-camino

Prevención del suicidio – Testimonio

No fue el final, sino el comienzo de un nuevo camino. 

El Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se conmemora cada año desde el 2003, el objetivo es concientizar alrededor del mundo que el suicidio es un problema de salud pública, y es algo que se puede prevenir.

 

Existen muchas estadísticas que pueden ser encontradas en diversas fuentes sobre cómo en los últimos años la tasa de suicidios ha ido en aumento de manera exponencial, que la prevalencia es mayor en hombres que en mujeres, y que incluso hay niños y niñas que se suicidan.

Pero hoy no vengo a transmitir estadísticas. 


Hoy vengo a decir que es importante y necesario que acabemos con el estigma y con el tabú que supone el hablar de suicidio.

La mayoría de nosotros conocemos historias de gente que tiene seres queridos que han recurrido al suicidio, o incluso conocemos, de manera directa, familiares, amigos o conocidos que lo han intentado, e incluso, logrado.

 

¿Por qué es importante que hablemos del tema? Porque de esta manera visibilizamos su existencia. Porque mientras más nos informemos y conozcamos todo lo que rodea al fenómeno del suicidio podemos aprender a identificar señales en nuestros más cercanos, y, de esta manera, ayudar con la prevención.

Cuando alguien se suicida, la mayoría de las reacciones van directamente al juicio: “fue cobarde”, “fue egoísta”, “débil”. Las causas del suicidio son diversas, desde depresión, condiciones mentales mal atendidas, pérdidas significativas (de un familiar, de un trabajo, de una relación de pareja), violencia intrafamiliar, y muchas otras.

 

Necesitamos hablar del suicido, deshacernos del tabú, de los juicios, y darnos cuenta de que la persona que intenta o logra suicidarse, no tiene como objetivo final la muerte en sí: su meta es terminar con el sufrimiento que está viviendo en ese momento de manera desesperada.

Hasta aquí la parte “académica” de este escrito. Con el afán de romper el tabú, necesito hacerles una confesión: Yo soy parte de las más de 700,000 personas en el mundo*, que han intentado suicidarse. 

En ese momento en mi vida, estaba pasando por una depresión muy fuerte y por otras situaciones que me estaban causando una gran cantidad de estrés. Mi mente me decía que mi vida era muy buena y que no tenía razones para estar deprimida (porque aparentemente para mi juez interno, un desbalance químico en mi cerebro no era razón suficiente), y al mismo tiempo, esa misma mente me decía que yo era un estorbo, una carga, que no merecía el amor y la ayuda de nadie. Me decía que lo mejor era terminar con todo para que los demás pudieran vivir en paz sin mí.

 

Ese día me sentí muy desesperada. Me sentí sola. Sentía que esas emociones que me atormentaban no se iban a ir jamás. Así que, sin pensarlo mucho, hice mi intento. Afortunadamente fue eso, un intento. No diré cómo lo hice porque me parece una irresponsabilidad andar por ahí dando ideas. Lo que puedo decir es que estuve “fuera de circulación” por más de 18 horas. No hubo necesidad de acudir a un hospital, pero sí sé que fue un infierno para mi pareja vigilar que durante esas 18 horas yo siguiera respirando. Y la cosa no acabó ahí. Siguió siendo un infierno para mi pareja durante muchos meses después el estar preocupada y vigilando cada movimiento mío, tratando de evitar que pudiera intentarlo otra vez. Fue difícil para mi madre, quien vino corriendo a estar conmigo unos días.

 

Resulta que todo esto que causé alrededor mío con este intento, trajo un acompañante indeseado pero muy familiar: La culpa. Sentí una tremenda culpa por haberles causado dolor, culpa por haberles decepcionado a ellos, mis más cercanos, e incluso culpa por haber incumplido el compromiso que adquirí conmigo y con mi red de apoyo clínico de mantenerme con vida. Sentí que había fallado. Literalmente “fallé en la vida” tratando de morir para aliviar mi dolor. Paradójicamente, esta búsqueda por eliminar el sufrimiento, causó aún más sufrimiento.

Sé que habrá gente que comprenda lo que estoy compartiendo, y sé que habrá otros que hagan los juicios que mencioné antes en este escrito.

 

Esto no es lo más importante.

 

Esto es algo más grande que yo, esto es algo importante para todos. Sí, para todos. En estos momentos, mientras lees esto, hay una persona en el mundo suicidándose cada 40 segundos*. Una persona por menos de un minuto. Una persona menos. Alguien valioso, alguien valiente, alguien amable, alguien alegre, alguien que jamás imaginamos era capaz de hacerlo. Alguien que puede ser de nuestra familia, alguien que amamos.

 

Ese intento mío es algo que nunca olvidaré. Es algo que no quiero olvidar. No para martirizarme, sino para recordarme a mí misma que, aun en los peores momentos, la vida vale la pena ser vivida. Porque los peores momentos pueden dar paso a otros mejores. Porque en la vida los malos momentos y los buenos son pasajeros. La vida pasa, está en movimiento. Algo que no es pasajero: La muerte.

 

Unos meses después, decidí hacerme un nuevo tatuaje: un punto y coma. Hay todo un movimiento** alrededor de este signo de puntuación, y que tiene relación con su definición en el diccionario:

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PUNTO Y COMA:

Signo de puntuación (;) que indica una pausa mayor que la marcada por la coma y menor que la señalada por el punto.”***
Este momento que vives, este en el que todo parece negro, es una pausa en el camino. No un punto final. Tu historia no termina aquí.
Termino estas líneas con un par de consejos: Habla con la gente que está cerca de ti, escúchala, anímala a buscar ayuda si está pasando por un mal momento. Nunca se sabe a quién puedes ayudar con el simple hecho de enviar un mensaje para saludar, para preguntar cómo están. Y si eres tú quien la está pasando mal, habla de lo que sientes, escríbelo, échalo fuera y sobre todo busca ayuda. Eres más fuerte y valioso de lo que crees.

“Sabes, la felicidad puede ser encontrada incluso en los tiempos más oscuros, si tan solo uno recuerda encender la luz.”

Fuentes:

* Organización Mundial de la Salud | www.who.int

**Proyecto Punto y Coma (Project Semicolon – en inglés) | www.projectsemicolon.com

*** Real Academia de la Lengua Española | www.rae.es

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Terapia de Aceptación y Compromiso

Las Terapia de Aceptación y Compromiso (o ACT por sus siglas en inglés) es una de las  llamadas terapias de tercera generación o contextuales, los cuales son una serie de modelos terapéuticos que en estos últimos años han incrementado su auge debido a que comprenden y abordan los problemas psicológicos retomando la importancia del ambiente o contexto del individuo.

 

Los modelos Contextuales no se centran en el contenido de los pensamientos, como lo hacían las Terapias Cognitivo Conductuales. El foco de interés es la función de esos pensamientos, los para qué de las conductas.

¿Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso?

En este modelo se postula que gran parte del sufrimiento viene, en gran medida, de nuestro lenguaje, del cómo a través del lenguaje  simbolizamos y enmarcamos significados, y esos significados, se asocian arbitrariamente con cosas o situaciones que representan un “problema”.

 

ACT es un modelo que nace de la investigación básica (es decir, de los procesos de aprendizaje desarrollados en un laboratorio) en la cual se  incluye el impacto del lenguaje en nuestro sufrimiento, y el cómo la cultura puede  propiciar que suframos, a través del mensaje implícito o explícito dee que estar “triste, ansioso, preocupado” significa enfermedad mental o malestar, y que la “felicidad, satisfacción, plenitud” son señales de bienestar o salud mental.

 

El papel de las emociones en ACT

Desde la postura de la Terapia de Aceptación y Compromiso todas las emociones  forman parte “natural” de nuestra experiencia, no habiendo nada “malo” en ellas. Entonces ¿Cuál es el verdadero problema? Bien, el verdadero problema es el “cómo me relaciono con esa experiencia” y no la experiencia en sí misma.

 

La relación que establecemos con la experiencia puede ser desde la  aproximación o la evitación.

 

La aproximación es cuando nosotros nos acercamos o permitimos cierta clase de experiencias, las cuales serían más del tipo “agradables” algunos ejemplos de ello pueden ser: comer un helado, salir con amigos, hacer ejercicio, leer, es decir, lo que yo “siento, pienso” cuando hago tales cosas.

 

En la evitación nos alejaremos de aquellas experiencias que nos resulten “incómodas o sean desagradables” por ejemplo: la ansiedad ante un examen, miedo a conducir, estrés por la alta demanda en mi trabajo, etc.

 

Gran parte del trabajo en la Terapia de Aceptación y Compromiso se basa en estos dos ejes, ayudando a la persona a que pueda identificar cuál de estos dos está más presente en su actuar diario.

 

Los valores en ACT

Al ser ACT un tratamiento orientando hacia los valores personales de cada consultante, son estos mismos ejes los que pueden estarle ya sea, acercando o alejando de la clase de vida que al consultante realmente le gustaría vivir, poniendo en marcha una seria de estrategias basadas en procesos, siendo las más comunes: metáforas, ejercicios experienciales y analogías, aunque también ACT puede tomar estrategias de DBT o de algunas terapias basadas en evidencia, estando al servicio de que el consultante pueda lograr:

 

  1. Discriminar las consecuencias que ha tenido su resistencia a la experiencia desagradable (costos) en lograr la vida que le gustaría vivir (aquí se usa la desesperanza creativa).
  2. Lograr que el consultante pueda cultivar una mayor apertura, aceptación y menor resistencia a las experiencias internas “aversivas”.
  3. Que pueda tomar más acción consciente y comprometida hacia lo que realmente valora en su vida.

 

En resumen, ACT es un tipo de terapia que se centra en la función más que en el contenido, siendo de gran interés los valores personales del paciente, poniendo en marcha diversas estrategias para lograr que el paciente se acerque a la vida que quiere vivir, identificar los obstáculos qué hay en el camino, para poder enseñarle cómo vencerlos y conseguir una vida valiosa.

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Psic. Jesús Briseño

Terapeuta Conductual-Contextual

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¿Qué hago con lo que siento?

Una de los cuestionamientos más frecuentes que escuchamos en los ambientes clínicos es cuando una consultante nos pregunta ¿cómo puedo controlar lo mal que me siento? La expectativa de solo experimentar emociones “positivas” es sin duda una de las búsquedas más frustrantes, ya que como la vida misma nos ha enseñado, experimentamos tanto emociones agradables como desagradables, tanto negativas como positivas.

Las emociones tienen una función absolutamente adaptativa; así, por ejemplo, el miedo tiene la función de cuidarnos de los riesgos, el enojo de establecer límites y defendernos, la tristeza de hacer pausas y reflexionar para resolver problemas y la alegría de contactar y generar vínculos con los otros. 

El problema se presenta cuando a partir de experimentar una emoción nuestras reacciones nos generan más problemas que la emoción misma. Es decir, se generan, conflictos interpersonales, autolesiones, se abandonan las metas personales y la evitación es el método más recurrido para afrontar los que nos aqueja. Es en estas circunstancias cuando los psicoterapeutas consideramos que la consultante debe aprender estrategias para poder sobrellevar sus problemáticas de una forma más adaptativa y funcional, a este conjunto de habilidades se les conoce como regulación emocional. 

La regulación emocional incluye la capacidad para modular la respuesta fisiológica -relacionada con la emoción-, la implementación de ciertas estrategias para dar una respuesta ajustada al contexto y la organización de estas estrategias para lograr metas a nivel social (Thompson, 1994).

Por su parte (Linehan y Koerner, 1993), intentaron definir y explicar la regulación emocional con base en lo observado en su trabajo con personas que presentaban problemas de personalidad límite. Para ellas la Regulación emocional se refiere a una habilidad, que implica principalmente cuatro tipos de repertorios:

(a) inhibir el comportamiento altamente inapropiado ya sea positivo o negativo

(b) autocalmar cualquier activación fisiológica intensa inducida por la activación 

(c) refocalizar la atención

(d) organizarse a uno mismo para cualquier acción coordinada al servicio de una meta externa

Una breve propuesta para comenzar a generar habilidades de regulación emocional se describe a continuación: 

Reconoce y nombra la emoción 

El primer paso es hacer una pausa justo cuando reconoces los cambios fisiológicos, tales como agitación, presión, inquietud, etcétera. Haz conciencia de estos cambios, esto te ayudará a reconocer que una emoción se ha hecho presente. Además, poder nombrar la emoción te permite discriminarla de otras y con ello facilitar su modulación y dirección. 

Verifica los hechos 

Antes de querer efectuar alguna acción es importante que te detengas a cuestionarte si la emoción que vives corresponde a los hechos que o es producto de una interpretación de los mismos, es decir, ¿lo que sientes es congruente con lo que está pasado? O ¿estás pensando que la situación se debe a esto o aquello y por eso te sientes así?

Acción opuesta 

Si la emoción no corresponde a los hechos una excelente forma de desactivarla es realizando una acción opuesta, lo cual quiere decir, hacer todo lo contrario de lo que el impulso te este diciendo. Por ejemplo, si estás enojada y ese enojo no corresponde a los hechos, entonces toca ser amable y cálida con la persona con quien estás molesta. Y no, no estas negando la emoción ni aguantándote, estás desactivando algo que no corresponde a los hechos y por ello no vale la pena continuar con el impulso de esa emoción. Asegúrate que lo haces en todos los rubros, el gesto, la postura, el tono de voz, lo que te dices y la conducta deben ser opuestos a la emoción. 

Solución de problemas 

Cuando la emoción si corresponde a los hechos y requiere una solución, entonces te recomiendo seguir estos pasos: 

  1. identifica el problema
  2. reconoce por qué es un problema y que deseas perseguir como objetivo de solución
  3. escribe alternativas de solución, entre más generes mejor
  4. analiza las ventajas y desventajas de cada opción, elige la mejor y redacta un plan de acción
  5. lleva a cabo tu plan de solución y evalúa los resultados. Sino resolviste el problema regresa al cuarto paso y vuelve a intentarlo. 

Te recomiendo seguir estas estrategias de regulación emocional en el orden propuesto y practicarlas de forma constante para que puedas aprenderlas e integrarlas como habilidades de tu repertorio de conducta. 

Te invito a que reconsideres lo que piensas de las emociones, como reaccionas y que practiques nuevas formas de relacionarte con ellas. 

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Asertividad ¿Agresividad al hablar o habilidad para comunicarse?

Asertividad ¿Agresividad al hablar o habilidad para comunicarse?

¿Has notado que la mayoría de las personas buscamos expresarnos de manera asertiva sin realmente comprender que conlleva?

Como seres sociales que somos, gran parte de nuestro tiempo lo invertimos en comunicarnos con los demás. A lo largo del día tenemos multitud de interacciones sociales en las que es fundamental expresarnos y poner en marcha nuestras habilidades sociales.

La asertividad se define como la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Pero, ¿Cómo prodríamos aprender a ser más asertivos?

La asertividad no es una conducta innata que heredemos genéticamente. La asertividad forma parte de nuestro aprendizaje social, aprendemos a ser asertivos, pasivo o agresivos dependiendo de nuestros modelos de conducta y de los reforzados que hayamos sido mostrando uno u otro tipo de comunicación. 

Las personas no estamos acostumbrados a este tipo de comunicación, ya sea por vergüenza o miedo de la reacción que pueda tener el otro con el que conversamos. Si te encuentras en esta situación y te cuesta ser una persona asertiva puedes seguir estas dos técnicas que te ayudarán a mejorar tus habilidades de asertividad.

  • Negociación: llegar a un acuerdo con el otro, de forma que el objetivo es el beneficio mutuo. Primero identifica que puntos te gustaría negociar, escucha al otro, busquen soluciones y llévenlas acabo.
  • Poder decir no: el decir no ante una petición a veces puede volverse incómodo, recuerda que todos tenemos el derecho a decir no, pero debemos prepararnos para cuando las personas nos insistan. Estas son algunas de las respuestas que podrían ayudarte a decir no, sin sentir ese miedo o incomodidad:
      1. Quizás estés en lo cierto, pero mi respuesta seguirá siendo la misma.
      2. Me agrada tu idea, pero en este momento no estoy interesado.
      3. Suena bien, pero tendremos que dejarlo para otra ocasión 

Es importante identificar lo que sientes a través de la auto-observación, ¿Sentimos ansiedad, tensión, sudores cuando nos comunicamos? Poco a poco esto te ayudará a aceptar tus emociones y autoconocerte. 

Una vez identificando tus emociones, el felicitar regularmente a los demás por lo que hacen también mejorará tu comunicación, así como, admitir tus errores y pedir disculpas cuando te equivoques.

Aplicar la asertividad se trata de practicar, notar y aceptar tus emociones cuando lo haces y seguir comunicándote porque eso te acercará al objetivo.

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