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¿Por qué da miedo atender un caso de TLP?

En la práctica clínica, podemos encontrarnos con una enorme gama de consultantes y problemáticas, entre los más frecuentes están los problemas de ansiedad, depresión y la llamada “desregulación emocional”, que regularmente está asociada al Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).

 

Algunas de las características del TLP es dificultad para regular las emociones y “volver a la calma”, esta problemática se ha asociado a bases biológicas en combinación con situaciones del contexto (un ambiente invalidante, entre otros elementos).

 

Estos problemas de “regulación emocional”  en nuestros clientes con frecuencia “activan” las de los terapeutas, que en ocasiones reportan una sensación de “miedo, preocupación, inquietud” por el consultante, dado que estos consultantes experimentan de manera muy intensa sus emociones y que en esta misma intensidad buscan maneras de “volver a la calma”, algunas de ellas son:

 

  • Auto lesiones
  • Golpearse a ellos mismos, a otras personas y
  • Ideas o intentos de suicido
  • Relaciones sexuales sin protección

Estos comportamientos, en su gran mayoría, han funcionado para que  la persona que experimenta estas emociones intensas pueda regresar a la calma y “aliviar” ese malestar emocional (lo cual ocurre a corto plazo) y, a diferencia de lo que comúnmente se piensa, la búsqueda principal no es “llamar la atención” o “victimizarse”.  

 

Por la naturaleza de las conductas autolesivas, es comprensible que nos “activen” y sintamos miedo de la integridad física de nuestro consultante y presión por la eficacia de nuestras intervenciones.

 

¿Qué puedes hacer si te identificas con estas sensaciones? 

 

Lo primero sería identificar y reconocer el miedo que nos generan este tipo de problemáticas, es súper comprensible que lo estes experimentando; aunque puedan aparecer este tipo de creencias, no eres mal terapeuta por tenerlo, me parece que es señal inequívoca de que para tí es importante que tu cliente esté bien; eso es lo que hace un buen terapeuta: interesarse genuina y auténticamente por sus clientes.

 

Lejos de invalidarlo, te animo a darle “espacio” a ese miedo en lugar de tratar de ignorarlo o querer que se vaya, probablemente sea adecuado que aparezca ya que, gracias a esa preocupación, puedes actuar con más detalle y cuidado. 

 

Lo segundo es crear un espacio de “validación, aceptación y cambio” de y con tú consultante, como lo postula el modelo de la Terapia Dialéctica Conductual, por el miedo que podemos experimentar ante las acciones de riesgo en nuestro cliente es posible caer, sin querer, en acciones de invalidación sobre lo que le sucede, lo que siente y cómo lo regula, lo que podría que podría dificultar que explore nuevas formas de regularlo, lo cual influye en la alta tasa de abandono en este tipo de consultantes.

 

Lo tercero sería “infinita” paciencia para con tu consultante, ya que ha hecho lo mejor que ha podido con las herramientas que ha podido adquirir en su contexto, considera que el cambio será progresivo, y esta paciencia también aplica para tí como terapeuta, ya que solemos abrumarnos o autoexigirnos un poco más ante estos casos.

 

Y una última recomendación es que busques ser supervisado por algún experto en el tema, cuando pedimos ayuda, la probabilidad de éxito con el caso es mayor, además de lo satisfactorio que se siente poder ser parte de una red de apoyo. 

 

Recuerda también darte espacios de “relax”  y autocuidado para ti como persona,  salir con amigos, comer tu comida favorita, ver esa serie a la que le echaste el ojo o la actividad que más te guste. No olvides que también eres un ser humano y mereces un espacio para “recargar pilas”, verás que eso ayuda a tu desempeño como terapeuta.

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Psic. Jesús Briseño

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¿Cómo puedo apoyar a mi hijo en su terapia?

A veces como papás podemos sentimos culpables cuando nuestro hijo o hija muestra situaciones complicadas, reconocer que necesita ayuda “externa” en lugar de la nuestra puede ser difícil, decidir iniciar un proceso terapéutico y “exponernos” a la opinión, estrategias y sugerencias de otro puede causar cierto  desánimo o recelo.


Con frecuencia ocurre que cuando llegan a consulta, muchos padres “sienten” que el o la terapeuta les está juzgando por “hacer las cosas mal” como padres; la realidad es que esto no necesariamente es cierto, máxime en situaciones en las que lo más sabio y amoroso que podemos hacer por ellos es reconocer que la situación que nos llevó ahí “se está saliendo de las manos”, y después de intentar múltiples estrategias, no sabemos qué hacer.


Y acá la pregunta interesante, una vez estando en el acompañamiento con un o una profesional con la capacidad para orientarnos, asesorarnos y acompañarnos, ¿qué puedo hacer yo como papá o mamá para apoyar a mi hijo o hija en su proceso terapéutico?

Antes de contestar esta pregunta hay que recordar que Papá y Mamá son insustituibles e irremplazables y por eso el éxito de la terapia para tu hijo o hija dependerá muchísimo de cuánto te involucres activamente en él en este momento en que tu hija/hijo necesita más que nunca de tu apoyo.


Teniendo esto en consideración, te dejo acá algunas sugerencias que puedes hacer para involucrarte y apoyar a tu hija/hijo:


  • Escucha activamente y sin juzgar a tu hijo/hija.
  • Valida sus emociones (permitir que se sienta como se siente, sin anular o querer cambiar cuando tiene una emoción “negativa” o hacer que se sienta siempre “bien”).
  • Sé paciente, es natural que quieras ver resultados rápidamente, pero la terapia es un proceso, pretender acelerarlo mete presión en todos los que están involucrados (tu hija/hijo, su terapeuta, y tú mismo/a) y por lo general no funciona, el proceso durará lo que tenga que durar.
  • Sé lo que eres: el/la protagonista en la red de apoyo de tu hijo/hija.
  • Trabaja en mejorar la comunicación con tu hija/hijo, una forma de hacerlo es dejarlo que hable de lo que le interesa o lo que quiere platicarte, evitando regañarla en un primer momento (primero escucha toda la historia, después podrás orientar).    


Y ahora, lo que NO hay que hacer para favorecer el proceso y apoyar:


  • Presionar, controlar y acelerar para que mejore a “tu ritmo”.
  • Hacer a tu hijo/hija totalmente responsable de la problemática por la que acuden a consulta.
  • Considerar al terapeuta como un enemigo, en lugar de un aliado.


Recuerda que habrá ocasiones en las que como papá o mamá puedes equivocarte, es totalmente normal que pase y ocurre a todos, porque NADIE lo hace perfecto. Lo importante es hacer lo necesario para generar cambios que como familia les funcionen y restaurar  o evolucionar en que en su momento se deterioró.


Estoy segura que haces lo mejor que puedes con los recursos con los que en este momento cuentas, al tomar la responsabilidad de trabajar en equipo con un/una terapeuta le das a tu familia la oportunidad de aprender y crecer juntos.

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Psic. Bárbara Téllez

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¿Cómo mejorar las relaciones entre mujeres?

La palabra «sororidad», proviene del vocablo soror; que significa

 “hermandad entre mujeres, que se perciben como iguales y se invitan a aliarse, a pesar de las diferencias que puedan existir entre ellas”.

¿Cómo podríamos habitar el término, y animarnos a vincularnos de manera distinta con las demás?

El primer paso es reflexionar sobre las situaciones en las que he sido severa conmigo, además, observar las veces en que he atacado, juzgado o criticado ciertas actitudes o conductas hacia  otras mujeres.

Las relaciones positivas para mí y el entorno, la mayoría de las veces no se dan de forma automática, si no desde el ejercicio de la compasión, y ésta se construye con elementos que pareciese no operan con ella, uno de éstos es el sufrimiento.

Darnos permiso para transitar el mundo de otras mujeres, y entender que adolecen,  qué les  afecta o incluso que le genera desesperanza. Sin suponer o juzgar desde exigencia o expectativas aprendidas socialmente.

También podemos sumar elementos como la bondad, amabilidad, generosidad y tolerancia.

¿Qué pasaría si,  en lugar de hacer evaluaciones o juicios, respetamos y damos ayuda a las demás?

¿Qué pasaría si organizamos nuestra experiencia hacia las mujeres desde el apoyo mutuo?

Si no sabes cómo empezar, aquí te dejo algunas pautas para comenzar a practicar:

  • Reflexiona y cuestiona tus aprendizajes, que juicios o estereotipos me mueven o están generando obstáculos en mi relación con otras.
  • No tomes parte en acciones o comentarios que sean violentos, discriminativos hacia otras mujeres.
  • Anímate a conocer la realidad e historia personal de la mujer que tienes cerca de ti.
  • Suma acciones y temas de autocuidado en tus conversaciones con mujeres en tu entorno inmediato.
  • Al compartir o escuchar sentimientos de otra mujer, procura no utilizar frases como “no pasa nada”, “ni es para tanto”. 

Priorizar la igualdad y la empatía, a pesar de nuestras diferencias puede brindarte a ti y a otras mujeres, un lugar seguro.

 

“No eres un árbol solitario que ha florecido en un bosque en el que no florece ningún otro árbol. Cuando todo el bosque florece contigo, la felicidad se multiplica”.  Osho

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Evy Simental

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¿Cómo vivir el duelo?

Todos en algún momento hemos atravesado o eventualmente viviremos un proceso de duelo, y no, no hablo del “duelo de espadas”, sino el camino que se nos presenta al perder a un ser querido, que ha partido y nada l@ puede traer de vuelta, además de todo lo que va a ir sucediendo a partir de este evento y afrontar la enorme dificultad para «sentirnos igual» una vez que nuestr@ ser querido parte.

 

Ante un fallecimiento de un ser amado, ocurren cambios a nivel fisiológico, emocional, cognitivo y comportamental que afectan en cierto grado la funcionalidad y estabilidad en nuestro día a día.

 

Podemos definir el duelo como “una experiencia de los  familiares y amigos, en la anticipación, muerte y subsiguiente ajuste a la vida  después de la muerte del ser querido, incluye procesos psicológicos internos y la adaptación de los miembros de la familia, así como las expresiones culturales y experiencias de luto” (Christ, Bonnano, Malkinson & Rubin, 2003).

 

Sin embargo, aunque es una situación que tod@s, sin excepción vamos a vivir, cada persona vive su pérdida de manera distinta, razón por la cual se ha dificultado la generación de un planteamiento teórico que resulte útil para todas las personas que están en duelo por haber perdido a alguien amado.

 

Teóricamente los modelos mayormente usados para explicar este proceso son dos, “las fases del duelo” de Elizabeth Kübler Ross (negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación para explicar y elaborar el proceso de duelo), y “las tareas del duelo” de Worden (aceptar la realidad de la pérdida, elaborar las emociones y el dolor de la pérdida, adaptarse a un mundo en el que el fallecido ya no está presente y re-colocar emocionalmente al fallecido).  

 

Estos planteamientos teóricos conllevan el “recorrer ese camino”,  independientemente de lo que transcurre en la vida del doliente y del contexto de la pérdida, es decir, si no se viven estas 5 fases o 4 tareas (aunque no necesariamente en orden) se concluía que “no se había elaborado el duelo adecuadamente”.

 

Evidentemente esto nos llevaría a plantearnos algunas cuestiones, por ejemplo, si después de 10 años recuerdo a mis abuelos ya fallecidos y comienzo a llorar, recordar mis últimos momentos con ellos, y noto cómo mis energías disminuyen, ¿no viví adecuadamente mi duelo?,  ¿acaso no he superado mi pérdida?.

 

En muchas ocasiones, plantearlo de esta manera y generar esas expectativas  termina “boicoteando” nuestros procesos de duelo, pues asumir que “superar” a un ser querido o vivir adecuadamente el duelo implica no sentir, olvidarlo parcialmente o creer que no volverá a doler igual que antes y que nuestra vida volverá a ser la misma, es una gran mentira.

 

Además, resulta invalidante para la experiencia del doliente hacerlo sentir o llevarlo a creer que atravesando ciertos procesos se sentirá como antes y que su pérdida eventualmente le dejará de doler.

 

Stroebe y Schut, en 1999, propusieron el “modelo del procesamiento dual del duelo”,  luego de investigar la forma en que se acompaña o trabaja en éstos procesos de pérdidas; ellos plantean el duelo como un proceso dinámico, vivido en un contexto social e interpersonal, en el cual -en la medida de lo posible- se elige «ignorar» o concentrarse en uno u otro aspecto de la pérdida (llorar por la muerte, extrañar a la persona fallecida) y adaptarse al cambio en su vida posterior (retomar actividades, experimentar nuevas cosas, adoptar nuevos roles, enamorarse, etc.).

 

El modelo busca generar un “acuerdo” con la pérdida del ser querido, explicando cómo los dolientes se orientan de manera alternada y constante hacia la pérdida o restauración.

Cuando el doliente se orienta a la pérdida, acepta las reacciones y síntomas posteriores del duelo, permitiendo expresar su afecto,  evaluar las consecuencias de la pérdida,  hacer una revisión constructiva de sus objetivos y metas. Esto facilita vivir un proceso personal y único, pues de esta manera no hay un tiempo o una “meta” a lograr, sino a ir caminando por la vida mientras vamos guardando espacio y tiempo para sentir el impacto de la pérdida, y nuevamente seguir caminando por la vida y todo lo que nos puede ofrecer.

 

Para finalizar, 2 recomendaciones que pueden ser de gran utilidad:

  • Es importante validar lo mucho que puede cambiar y desestabilizar nuestras vidas en el instante que perdemos a alguien que amamos, probablemente, durante algún tiempo la vida consistirá en estar en el mundo y estar viviendo la perdida; en la medida que las personas se permiten este proceso, los duelos se vuelven menos “incapacitantes”; cuando evitamos sentir la pérdida, y/o evitamos regresar a nuestra vida cotidiana, el duelo se complica y se torna más doloroso.
  • Si te toca acompañar a alguien que perdió a su ser querido, escuchar atentamente, sin buscar opinar o “resolver” sus problemas, mostrarte genuin@ con la ayuda que ofreces y sobre todo validar su sentir (reconocer lo que siente, aceptar que su dolor proviene de algo que todos vamos a vivir y no tiene nada de «malo» estar triste), permitirle llorar y quejarse, respetando su tiempo, su ritmo y sus necesidades, evitando sugerir el volver a la vida “normal” lo antes posible.

 

«Nunca vamos a superar la pérdida de un ser querido, aprendemos a vivir con ella».

 

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¿Cómo elijo a un buen psicoterapeuta?

Muy probablemente si estás leyendo esto te has planteado alguna vez el asistir a terapia pero puede que haya dudas a la hora de dar el siguiente paso. Ya sea por comentarios que hemos escuchado de nuestros amigos o familiares o por información que ronda en diversos sitios de internet todavía existen muchas preguntas sobre el trabajo que realiza un psicoterapeuta. El propósito de este blog es clarificar y disipar un poco aquellas ideas erróneas y dudas frecuentes a la hora de buscar ayuda psicológica y tratar de dar una pequeña guía sobre cómo encontrar a un buen psicoterapeuta. 

Primeramente, no todos los psicólogos pueden dar atención psicoterapéutica. Quizá contrario a la creencia popular, no por ser psicólogo/a quiere decir que puede dar terapia. Al momento de emprender tu búsqueda primero cerciórate que tu terapeuta este graduado de la licenciatura de psicología y especializado en el área de la psicología clínica y/o con formaciones profesionales en psicoterapia. En psicología hay muchas áreas y no todas tienen los conocimientos básicos y necesarios para brindar atención psicoterapéutica. Lamentablemente se pueden encontrar “terapeutas” que ejercen su labor sin tener este requisito esencial. 

Una vez que te aseguraste que tu terapeuta dice quien dice ser, mira qué tipo de terapia hace. Pide información sobre qué terapia realiza y qué evidencia hay de que su terapia es efectiva para un problema como el tuyo. Pregunta todo lo que necesites, estas en todo tu derecho de saber qué tipo de tratamiento vas a obtener ya que no todas las formas de terapia son igual de efectivas. 

Por lo general, si tu terapeuta está orientado/a hacia un enfoque cognitivo-conductual, conductual o contextual es una buena señal, ya que son terapias basadas en evidencia. Las terapias basadas en evidencia son terapias que se han puesto a prueba en estudios clínicos y su eficacia ha sido comprobada científicamente. En otras palabras, funcionan por lo que dicen que funcionan y van más allá del “es que a mi comadre le ayudó”. Te dejo por aquí un listado actualizado de la APA (Asociación Psicológica Americana) sobre dichas terapias: https://div12.org/treatments/

Otros parámetros que te pueden ayudan a identificar a un buen psicoterapeuta son:

Te explica las cosas que haces y por qué las haces: Te ofrece una explicación coherente del posible origen del problema y qué es lo que puede estar ayudando a que se siga manteniendo en el tiempo. 

Su intervención va dirigida a las variables que mantienen dicho problema: Te enseña a generar cambios en tus conductas problema de la forma que sea más rápida y eficaz. 

Cuenta contigo para tomar decisiones: Propicia el trabajo en equipo y negocia los objetivos terapéuticos. 

Hay un ambiente de respeto, validación, confidencialidad y buen trato. 

Trata de fomentar tu autonomía: Te guía para que apliques las cosas que aprendiste en terapia fuera de ella y no dependas enteramente de su ayuda en un futuro. 

Espero que esto ayude a plantear mejor la búsqueda de un psicoterapeuta y evitar perder tiempo y dinero en el proceso.

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Staff IJPCC

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Depresión: la pandemia que más ha afectado a los jóvenes

A inicios de la contingencia sanitaria la principal medida para evitar el contagio de COVID-19 en todo el mundo fue el aislamiento y el distanciamiento social. El cierre de escuelas, centros deportivos, lugares de recreación y de convivencia en general, afectó marcadamente a todos, en especial a los niños, adolescentes y jóvenes, quienes ha mostrado efectos más intensos y prolongados causados por estas medidas. 

 

La crisis de salud mental en personas jóvenes se debe principalmente a la pérdida de las costumbres cotidianas y rutinas familiares, la ausencia del entorno escolar, las dificultades para participar en actividades deportivas y recreativas, así como las limitaciones sociales y el aburrimiento que todo esto conlleva, puesto que en esta etapa de la vida, hay una importante necesidad de interacción social.

 

Que cada vez se fueran acumulando más meses de pandemia, generó en los jóvenes  incertidumbre sobre su futuro académico y laboral,  en muchos casos el escaso acompañamiento de los adultos los a buscar estrategias desadaptativas para el afrontamiento de esta situación, por ejemplo, el uso excesivo de dispositivos electrónicos, que lejos de ayudar, provoca aún más aislamiento social y a largo plazo se favorece el desarrollo de trastornos depresivos y de ansiedad.

 

¿Cuáles son los signos de alarma de un trastorno de depresión? 

Cambios en la forma en que la persona vivía hasta ese momento, como aislarse de su entorno y retraerse socialmente, problemas en los procesos fisiológicos básicos como el sueño (problemas para dormir o estar durmiendo de más),  cambios en los hábitos alimentarios, irritabilidad con brotes repentinos de ira, no disfrutar de las actividades que generalmente disfrutaba, falta de entusiasmo y motivación, fatiga o falta de energía, sentimientos de tristeza o melancolía la mayor parte del tiempo, dificultad para concentrarse.

 

Una vez que se detecta un trastorno depresivo  ¿Cómo afrontarlo?

Ante la presencia de un trastorno depresivo es necesario tener en cuenta que se requiere tiempo y esfuerzo para poner en marcha estrategias que ayuden a afrontarlo.

  • Es necesario permanecer activo, aunque ante la depresión es difícil enfrentarse al día a día, el simple hecho de salir de la cama y afrontar las actividades cotidianas hará que mejore el estado de ánimo.
  • Realizar actividades que antes te satisfacían ya que esto ayudara a mejorar.
  • Hacer ejercicio influye positivamente en el estado de ánimo y sentirse más vital.  
  • Mejora tu patrón de sueño y cuida tu alimentación mediante rutinas equilibradas.  
  • Cuidar tu aspecto físico mejorará la manera en que te percibes a ti mismo. 
  • Se tolerante contigo mismo teniendo en cuenta que el sentirse deprimido no es culpa tuya, por lo que no debes condenarte por esto.
  • Expresa tus emociones de manera genuina a tus familiares y amigos. 
  • Busca ayuda con un profesional de la salud mental.

 

Es muy importante detectar tempranamente los indicadores de un problema emocional o conductual, así como implementar estrategias efectivas para su adecuado manejo, ante la duda, lo mejor es contactar con un Psicólogo, un profesional que podrá orientar a los padres y a los jóvenes para mejorar su estado de ánimo y acercarle a conductas que le lleven a una vida valiosa. 

Staff IJPCC

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¿Qué es el positivismo tóxico?

Hoy en día las redes sociales han marcado una diferencia en como se percibe el mundo. Me da la impresión de que la mayoría de las noticias, publicaciones, vídeos y fotos que se publican son de momentos aparentemente felices.

Las redes sociales han provocado una generación de adolescentes que aspiran a vidas envidiables para posicionarse en la era digital por medio de las vistas, “likes” y compartir de videos y fotos.

¿Pero realmente cómo funcionan estos momentos aparentemente felices? ¿Qué pasa cuando nuestros adolescentes se dan cuenta de que ese tipo de vida es muy difícil de alcanzar? 

El positivismo excesivo en las redes sociales es más normal de lo que creemos. Constantemente veo mensajes que invitan a tener una “actitud positiva” y  aunque es importante ser optimistas, es imposible mantener siempre una actitud positiva, ya que enfocarse exclusivamente en lo positivo no es tan bueno como parece, incluso puede llegar a ser “tóxico”.

Poco a poco esta generalización ha provocado una necesidad de mostrar al mundo una forma ficticia para controlar la imagen que proyectamos y de cierta manera, vivir un miedo profundo a enfrentar el dolor, el sufrimiento propio y del otro.

Estas son algunas de las consecuencias que hoy en día ya están afectando a la población juvenil debido a que son más suceptibles a este tipo de manipulaciones: 

  • Tener aspiraciones inalcanzables debido a que los influencers hacen vídeos diarios de las cosas emocionantes que viven y es raro que plasmen los momentos malos del día y las dificultades que tienen. El problema es que mostrar solo la parte divertida, bonita y emocionante de una vida hace que lo comparemos con nuestras vidas y lleguemos a distorsionar la realidad y nos esforcemos en imitar un determinado estilo de vida para alcanzar el éxito y la felicidad.
  • Frustración, por pensar que no se consigue lo que quiere si no se tiene una actitud positiva. Las redes sociales pueden hacernos pensar que es cuestión de tener una buena actitud para que nos vaya bien y esto puede ser una fuente muy grande de frustración.
  • Falta de recursos para afrontar una realidad que no me hace feliz. Si no estoy satisfecho con mi vida empezaré por cambiar lo que ven los demás de mí en las redes sociales. Si el número de likes sube, me sentiré mejor.
  • Sentimiento de culpa. La felicidad es un requisito y el positivismo nos dice que si no afrontas la adversidad con una sonrisa sólo atraerás cosas negativas; y las redes sociales potencian este esfuerzo por demostrar constantemente lo felices que somos.
  • Efecto en el autoconcepto. ¿Valgo por lo que soy, por lo que hago o por lo que los demás vean en mi muro, feed o stories? Si en las redes sociales se valora a las personas por lo que hacen, si no puedo publicar pruebas de que mi vida es excitante y muy activa socialmente, es que no valgo lo suficiente.

Existen formas de aprovechar ciertos mensajes positivos, pero no todo vale y la solución no está en huir del sufrimiento. Nuestras emociones fluctúan a medida que recibimos información tanto del interior como del exterior. Bloquear esa fuente de información sobre cómo estamos y lo que necesitamos bajo una falsa apariencia de felicidad y optimismo puede llegar a desgastar nuestra capacidad para pedir ayuda cuando la necesitemos. 

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Psic. Bárbara Téllez

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Soluciones fit vs soluciones profesionales

Sin el afán de generalizar, es indudable de que nuestra sociedad actual se ha caracterizado por marchar a un ritmo vertiginoso, realizar una cantidad de actividades que abarcan todo nuestro día, actividades de alto impacto, las cuales podamos presentar a los demás como novedosas, interesantes o espectaculares. Una sociedad que valora la vanguardia, las sensaciones que proyecten bienestar, salud, y motivación perpetuos.

¿Pero qué pasa si realmente un día nos sentimos mal? ¿Si algo dentro de nosotros nos agota y nos causa una sensación de no querer hacer todas esas actividades? ¿Eso sería aceptable? En la denominada cultura “fitness” la cual valora, el esfuerzo, el trabajo corporal, la salud, lo estético y la motivación como fines y valores primordiales, evidentemente permitirse sentirse mal, ni siquiera es una opción.

¿Cómo se vive la cultura fitness?

Responder a esta pregunta es sencillo, se vive con una alta exigencia, que lleva a actividades físicas como el gimnasio, entrar en competencias físicas, comer alimentos saludables y con una ingesta calórica baja. Ir a lugares llamativos, usar ropa de marca deportiva o que resalte nuestra figura se vuelve una aspiración. En donde casi siempre existe una aparente felicidad, disposición o motivación personal, las fotos y las “selfies” no pueden faltar. Aconsejar seguir estas rutinas o estilo de vida para los demás se vuelve una norma que caracteriza a esta cultura, especialmente para personas que atraviesan por algún malestar emocional o por algún momento de duda en sus vidas.

Soluciones fitness

Apuesto a que hemos escuchado a amigos, familiares o conocidos que cuando les expresamos que nos sentimos con algún malestar emocional o que no tenemos motivación de hacer nuestras actividades, nos han respondido que podemos hacer ejercicio, practicar algún deporte, que hagamos algo que nos “distraiga”, que probemos ciertos alimentos, productos de origen natural o complementos que nos pueden hacer sentir mejor, que vayamos a un spa, o aun lugar donde podamos pasarla bien. Inicialmente podemos tomarles la palabra, lo inténtanos. 

Aparentemente el malestar se va un rato, pero nos encontramos con que nuevamente vuelve, y podemos sentirnos confundidos porque después de haber probado estas opciones, nos encontramos con la misma problemática y ahora incluso un poco más presionados por cumplir con estas actividades, pero sin la motivación y el bienestar emocional que aparentemente pretendíamos encontrar. ¿Entonces que más hacer ante ese malestar y estas aparentes soluciones que no resuelven el problema del todo? 

No quiero que se malinterprete, buscar actividades físicas, comprar cosas, ropa que nos guste, asistir a actividades culturales o buscar momentos y lugares de esparcimiento pueden ayudar a generar reforzadores que nos den algún momento de bienestar, pero si a pesar de esto, el malestar persiste es momento de buscar otro tipo de solución. 

Depresión y juventud dos elementos que son parte de un mismo fenómeno. 

Aparentemente ser joven y gozar de vigor, energía, fuerza y motivación en una fórmula casi autoevidente. Sin embargo, no necesariamente es así, incluso es un supuesto cada vez más lejos de la realidad. Algunos datos de un estudio realizado por la UNAM en el año 2018 revelan lo siguiente: En México, el número de jóvenes entre 12 y 24 años con depresión es de aproximadamente 2.5 millones, y 9.9 de cada 100 mil ha tenido ideas suicidas. La depresión es uno de los principales padecimientos que se enfrentan en esta etapa de la vida, por lo que se les debe poner especial atención. Lamentablemente la depresión no es detectada ni tratada sino hasta que la sintomatología es grave o causa estragos signitificatvos en la vida de las personas. Es por ello que te invito a que puedas saber brevemente en que momento es pertinente buscar esas soluciones profesionales.

Soluciones profesionales.

Un psicólogo es un profesional de la salud mental, que evaluará los antecedentes de vida, conductas problemas, los factores internos y externos que influyen en que el estado de ánimo. Asimismo, efectúa un plan de trabajo más elaborado, en el que puedas modificar ciertos pensamientos, creencias que mantienen los síntomas. Además, busca la forma de aproximarte, activarte y hacer que de a poco vuelvas a realizar aquellas actividades que para ti son importantes, obteniendo una sensación de satisfacción más genuina, natural y coherente con tu estilo de vida y tus necesidades actuales. También te enseña a aceptar tus emociones, a hacerlas validas, y no buscar cambiarlas con soluciones aparentemente inmediatas, pero que no afrontan el problema de forma directa. En caso de ser necesario, y si la problemática es más delicada o profunda y atañe a factores biológicos, puede derivarte con un psiquiatra que es un médico especialista en el tratamiento farmacológico, es decir, aquel que sabrá que medicamentos administrar para regular las funciones químicas que necesitan ser niveladas para tener un óptimo funcionamiento.

 Es de gran relevancia seguir estas soluciones profesionales, al final, existe evidencia de que la efectividad será más alta y podrás tener una reintegración más óptima, disminuyendo la posibilidad de una recaída. Por último, te dejo una pequeña frase a manera de conclusión, “Lo fit a larga se puede volver sad, si no te tratas adecuadamente”. 

También te dejo una pequeña infografía cortesía de Ciencia UNAM para que valores si es momento de buscar soluciones profesionales.

http://ciencia.unam.mx/contenido/infografia/35/-estas-deprimido-
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La sombra detrás de una sonrisa: depresión en jóvenes

“Nadie debería sufrir los problemas de salud mental en soledad.”
Autor desconocido

¿Alguna vez has utilizado la palabra “depresión”? Estoy segura de que más de alguna vez lo has hecho, y es que es muy común hoy en día decir que estamos deprimidos o muy tristes, pero realmente, ¿conoces lo que es la depresión?


Más que una tristeza pasajera, una mala decisión, un día malo o gris, la depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades, afecta sentimientos, pensamientos y comportamiento de una persona. Además, puede causar una variedad de problemas físicos.


Este trastorno suele asociarse a la edad adulta, ya que es aquella etapa en donde más fácilmente puede ser detectada y atendida a tiempo, sin embargo, la depresión también puede presentarse en niños y adolescentes; siendo esta última población la menos atendida y con mayor dificultad de detección por los cambios característicos que se presentan durante su desarrollo.


La depresión en adolescentes o jóvenes es un problema de salud mental tan grave como en la etapa adulta, aunque sus características son similares hay algunos aspectos que son característicos en esta etapa del desarrollo, como pueden ser:

  • Tristeza
  • Irritabilidad
  • Sentirse negativo e inútil
  • Ira
  • Bajo rendimiento o poca asistencia a la escuela
  • Sentirse incomprendido
  • Consumir drogas de uso recreativo o alcohol
  • Comer o dormir demasiado
  • Autolesionarse
  • Sensibilidad extrema al rechazo o al fracaso, y excesiva necesidad de aprobación
  • Aislamiento social

¿Qué puede provocar depresión en los jóvenes?
Existen distintos factores que pueden generar la aparición de la depresión en los jóvenes, que pueden ir desde algún evento traumático o doloroso como alguna pérdida, hasta cambios hormonales, o bien, tener antecedentes de depresión en la familia.

 

¿Qué puedo hacer si detecto algunos de estos síntomas en mi hijo/a, o se de alguien que puede tener depresión?
Algunos de los tratamientos que se sugieren para este trastorno son los fármacos y la psicoterapia cognitivo conductual. Siempre será importante acudir con un profesional de la salud que ayudé en el diagnóstico y tratamiento de este trastorno, ya que como mencioné antes, es algo que no puede resolverse de la noche a la mañana y requiere de un tratamiento acompañado de algún experto en el tema.


Si crees que tu hijo o hija adolescente puede estar pasando por esta situación o consideras que alguien podría estar sufriendo de depresión no dudes en buscar o proporcionar ayuda, nadie debería pasar por situaciones así “sólo”, acércate con algún profesional que pueda ayudarlos a estar, sentirse y vivir mejor.

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La Matrix, más allá de la ficción.

Cuando escuchamos la palabra “Matrix” es probable que pueda venir a muestra mente la inolvidable película “The Matrix” estrenada por allá de 1999, sin embargo, la Matrix a la que nos referimos en este blog es una herramienta realmente útil que tiene como propósito evaluar los problemas con los que normalmente nos topamos en consulta y, con dicha evaluación poder dar forma a la intervención más adecuada para la persona que tenemos enfrente. Esta herramienta forma parte de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT siendo Kevin Polk su creador.

En la Matrix se puede evidenciar qué hay dos movimientos elementales en el ser humano, el de acercarnos/aproximarnos y el de evitar/alejarme y esto ocurre todo el tiempo, por ejemplo, Pedro normalmente va muy emocionado a hacer ejercicio (aproximación) pero al ver que está su vecino Mario en el gym donde normalmente entrena, decide salir lentamente de ahí (evitación), es decir; solemos acercarnos a lo que nos agrada o genera una sensación de bienestar y solemos alejarnos de lo que nos pueda incomodar o generar malestar.

Teniendo esto en mente y retomando el que la Matrix es una forma de evaluar, quizá podrás preguntarte ¿y qué cosas evalúa? ¿Cómo puedo hacer una Matrix? Bien, es muy fácil (relativamente) ya que, con ella, podremos valorar problemas de ansiedad, depresión y diversos problemas psicológicos, ya qué al ser parte de ACT, esta herramienta adopta una visión más conductual y contextual sobre el problema y su mantenimiento mas que de “etiqueta diagnóstica” siendo la función de la conducta y los procesos que le subyace el verdadero interés para dicha valoración, ahora bien ¿cómo podemos hacerla? Aquí te dejo un pequeño bosquejo de cada uno de los ejes que la conforman.

 

La Matrix se conforma en cuatro ejes o puntos, los cuales son:

  1. ¿Qué o quienes importante para ti
  2. ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?
  3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias
  4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

 

Cómo podemos ver, evaluamos lo que sucede “de la piel para adentro” y lo que sucede “de la piel para afuera” del consultante, siendo una de las metas principales de la Matrix ayudar al cliente a identificar su problema y las posibles soluciones en estos cuatro ejes.

Revisemos más de cerca de qué trata cada uno:

1. ¿Qué o quién es importante para ti?

En primer lugar, podemos identificar qué cosas son importantes para el cliente tener en su vida (su familia, su trabajo, sus amigos, etc) o que cualidades le gustaría tener (ser un buen padre, amigo, hermano, etc) siendo una de las metas principales que la persona esté más cerca de ello.

2 ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?

Una vez que el cliente identifique lo importante en su vida podemos acompañarle a que se pregunte ¿Qué emociones, pensamientos, sensaciones me son más incómodas o molestas?
Aquí podemos hacer junto con él una lista de todo lo que valla dándose cuenta acerca de cuáles son sus emociones y pensamientos “molestos”

3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias?

Los seres humanos solemos alejarnos o evitar aquello que nos molesta o incómoda, en este apartado, las acciones que hacen pueden ser muy diversas (dormir, comer, hacer ejercicio, estar en mi cuarto) pero todas le ayudan en “sentirse mejor” temporalmente, en el corto plazo, no ayudándole en un largo plazo.

4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

Aquí, podemos hacer una lista de acciones concretas que la persona se compromete a hacer, con el objetivo de acercarse a la vida que sueña tener.

 

Imaginemos a Pedro, un chico que viene a la consulta y le gustaría trabajar su ansiedad, si lo pudiéramos evaluar desde la Matrix, posiblemente seria algo parecido a esto:

3. ¿Qué haces para alejarte de esas experiencias?

-Me salgo de lugares donde hay mucha gente.
-No voy a clases
-Me encierro en mi habitación

4. ¿Qué podrías hacer para acercarte a lo importante para ti?

-Acercarme cuando mis papás hablan
-Tomar el auto para ir a la escuela
-Salir a comer con mis papás
-Ayudar a alguna persona en situación de calle

2. ¿Cuáles son las “experiencias internas” que más te incomodan?

-Ansiedad
-Estrés
-“Se burlarán de mí”
-“Y si no lo hago”
-Taquicardias

1. ¿Qué o quién es importante para ti?

-Ser una buena persona
-Tener una relación más cercana con mi familia.
-Ser un buen amigo.

A manera de conclusión, la Matrix es una herramienta que sin duda ayuda a poder evaluar el problema del consultante para así poder determinar cuál será la mejor manera de intervenir, siendo la vista de los valores personales de cada consultante la guía para el tratamiento.

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