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Autocriticar, ¿me sirve?

La autocrítica con frecuencia es un común denominador en la mayoría de los problemas psicológicos o emocionales, implica una manera muy particular de pensar que generalmente involucra una buena cantidad de juicios hacia nosotros mismos.

Ese mismo curso de pensamiento o voz en nuestra cabeza genera un patrón en el cual tendemos de manera constante a juzgarnos, maltratarnos e incluso a violentarnos verbalmente, a esto le podemos llamar autocrítica excesiva.

¿Qué es la autocrítica excesiva?

La autocrítica per-se no es mala, ni buena. Es una conducta que puede resultar muy funcional para ayudarnos a mejorar en algunos aspectos que lo necesitemos, sin embargo cuando nuestros pensamientos o verbalizaciones hacia nosotros mismos tienen una buena carga de adjetivos calificativos negativos y esto nos hace sentir tristes, avergonzados, desmotivados, o podemos notar un impacto a nuestro autoconcepto al sentirnos incapaces o sin valor definitivamente estamos hablando de un exceso de autocrítica que no es funcional.

Cuando hablamos de autocrítica,  la vergüenza y culpa juegan un papel importante y puede derivar en una gran variedad de problemas psicológicos incluyendo depresión, desregulación emocional, trastornos alimenticios, adicciones, y trastornos de ansiedad. 

Cuando se ha asociado a una problemática psicológica, la autocrítica puede empeorar la situación, desafortunadamente en nuestra sociedad todavía hay bastante estigma e ideas equivocadas con respecto de la valía y capacidad de las personas, lo cual con frecuencia detona y mantiene un discurso interno bastante cargado de agresión que impacta en la idea en el autoconcepto.

Pensar que no somos capaces  o merecedores de amor/empatía por tener una condición, considerar que valemos menos y decirnoslo constantemente es una doble agresión un tipo de auto-bullying, lo cual potencializa aún más estas problemáticas y limita la probabilidad de hacer algo para salir de esa situación, a veces paralizándonos. 

¿Existe la autocrítica positiva?

En muchas ocasiones, la autocrítica excesiva se ha normalizado porque hay personas que la utilizan como una forma de motivación,  les podemos escuchar diciendo frases como “¡levántate imbécil, no seas flojo!”, “¡esfuérzate más maldito flojo!”, “¡eres un idiota por equivocarte, eso lo deberías de saber! “, aunque para muchos de nosotros la agresión contenida es evidente, para quienes las utilizan es un discurso al que están muy acostumbrados, lo que ocasiona que para “motivarse”, cada vez tenga que subir más el tono y por ende la agresión de sus frases. 

Cuando hay una fusión con un discurso autocrítico, las frases como  “no soy suficientemente bueno”, “no merezco empatía”, “no valgo nada”, “no merezco” son frecuentes, es completamente normal que hablarnos así nos provoque culpa, vergüenza, ansiedad o tristeza. Una respuesta común ante estas emociones es el escapar de ellas o evitarlas,  lo cual mantiene el problema a largo plazo.

Alternativas de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) para la autocrítica

Compasión

La  compasión tiende a evocar maneras muy flexibles de responder y de comportarnos día a día, pues gira en torno al cuidado y la cercanía con los demás. En la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) la autocompasión es una herramienta con la que se trabaja de manera constante, se practica en conjunto con las siguientes actitudes.

Aceptación

Aprender a vivir y estar (o sea sentir) en las experiencias, tal cual son, y la autoaceptación incluye experimentar lo que nos provoca la autocrítica, reconocer que tenemos esas características -o una parte de ellas, porque a veces la autocrítica nos hace exagerarlas- y reconocernos humanos e imperfectos y que eso está bien.

Defusión

Implica tomar distancia y ser concientes de los pensamientos críticos que estamos teniendo para separarnos de las etiquetas o juicios que provocan el malestar. 

Una nueva visión del Yo

Autopercibirbos de una manera diferente a lo que ha sido hasta ahora nos ayuda a contactar con la noción de que somos más que las historias (a veces de terror) que nos contamos sobre nosotros, donde radica la autocrítica.

Contactar con el momento presente

Nos permite desarrollar la habilidad de responder flexiblemente a las emociones, juicios y crítica de nosotros, hacia nosotros,  no engancharnos en el mejor sentido de la palabra, darnos cuenta de que SI está pasando en este momento.

Reconocer mis valores

Para  enfocarnos en lo que es más importante y valioso para nosotros, lo que nos hace sentido, lo que nos acerca a ser felices si queremos verlo así, aquello que aunque en un primer momento no sea agradable nos hace sentir bien, como cuidar y ser cálidos con nosotros mismos.

Tener acciones comprometidas

Elegir lo que hago o cómo afronto las situaciones que sea afín a mis valores, si para mí es importante tratarme compasivamente, mis acciones comprometidas estarán orientadas a cuidar las palabras que uso conmigo mismo, a tratarme suavemente, estar pendiente de lo que necesito e intentar cubrir mis necesidades.

Como todas las situaciones que nos generan malestar, la autocrítica puede ser dificil de erradicar aunque las estrategias para afrontarla sean muy sencillas. Que no sea fácil es normal, a veces tendemos a ilusionarnos con soluciones demasiado fáciles para situaciones difíciles, si no puedes hacerlo solo, no es que haya algo malo contigo, es que necesitas apoyo y eso está bien, si esta forma de afrontar la autocrítica te hace sentido acercate a un terapeuta que trabaje con Terapia de Aceptación y Compromiso, en el IJPCC existen profesionales que dominan estos modelos basados en evidencia y pueden apoyarte. 

Psic. Gerardo Ramírez

Psicoterapeuta

Si quieres conocer más de la Terapia de Aceptación y Compromiso, puedes consultar nuestro Blog

Qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso

Cómo acercarme a mis valores

Qué es la aceptación

Para profundizar:

Luoma, J. B., & Platt, M. G. (2015). Shame, self-criticism, self-stigma, and compassion in Acceptance and Commitment Therapy. Current Opinion in Psychology, 2, 97–101.

Puedes consultar este artículo aquí

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Cómo conmemorar el Día Internacional de la Mujer

Hay muchas formas en las que podemos conmemorar el día internacional de la Mujer, como sabemos es una de las conmemoraciones más aplaudidas en nuestros días, el 8 de marzo en diferentes partes del mundo se alza la voz por la lucha de los derechos de la Mujer para visibilizar las situaciones de violencia, discriminación y desigualdad que aún en nuestra sociedad actual se hacen presentes. 

Para conocer más del porque se conmemora el 8M da clic aquí

En resumen, ¿para qué se conmemora el 8 de Marzo?

El 8 de marzo nos recuerda la lucha por los derechos de las mujeres, así como continuar día con día con acciones comprometidas que nos lleven a atender las realidades sociales que aún se viven. 

Con el objetivo de conmemorar este día, alrededor del mundo se realizan diferentes acciones: instituciones gubernamentales y movimientos sociales realizan actividades para alzar la voz en pro de esta lucha, para conocer más da clic aquí 

Cada una de nosotros podemos hacer acciones para conmemorar este día. Desde nuestro lugar de trabajo, nuestras familias y  principalmente desde nuestra persona. 

Si así lo eliges, puedes conmemorar el día internacional de la Mujer todos los días cuidando de ti, validando lo que sientes y reconociéndote como una persona valiosa.

Actividades para conmemorar el día internacional de la Mujer

Cultiva la gratitud 

Registra un diario de gratitud, inicia estableciendo un horario en el que te darás la oportunidad de enlistar de 3 a 5 acciones que agradeces a ti misma, incluyendo actividades cotidianas que te hagan sentir bien (un baño, un alimento, dormir), integra habilidades y cualidades, así como experiencias que te hayan hecho sentir bien, acciones comprometidas en pro de lo que es valioso para ti.

Practica el reconocimiento

Dedica un momento para reconocer aquello que realizas día con día, acciones que se han vuelto cotidianas y que te gustaría que otros reconozcan, o que reconocerías de alguien más y tú has dejado de valorar en tí misma, una práctica para iniciar en esto es escribir en post-it frases o palabras positivas, validantes o motivantes de tí para tí.

Fortalece la autocompasión

La autocompasión es una actitud de bondad y cuidado hacia tí misma. 

Intenta practicar al menos una vez al día esta actitud, los momentos en donde percibas que estás siendo crítica o demasiado exigente hacia tu persona e intenta tener un gesto de amabilidad hacia tí misma, utilizando frases de bondad y empatía que seguramente ya usas con otras personas.

Si te es difícil comenzar esta práctica, cuando notes criticismo o demasiada exigencia hazte la pregunta ¿qué le diría a mi mejor amigo (a) o una persona que amo mucho si estuviera en esta situación?

Realiza una actividad que disfrutes

Encuentra el espacio para realizar una actividad que disfrutes, que quizás por actividades cotidianas o no tener tiempo no te has permitido realizar (salir con un amigo, tomar un café, salir a caminar, disfrutar de un baño).

Da espacio y valida tus emociones

Es muy común que ignoremos lo que sentimos cuando no sabemos cómo afrontarlo, sin embargo, nuestras emociones pueden ser un buen termómetro que nos indique qué hacer en momentos clave.

Pon atención a tus experiencias con los demás y checa si hay situaciones que no te hagan sentir bien o que te ponen en riesgo, validar tus emociones implica evitar minimizarlas y nos permite decidir mejores formar de afrontarlas, cuando estés incómoda con una situación, primero reconoce esa incomodidad y después podrás pensar en cómo lidiar de la mejor manera posible con ella.

Si la necesitas, pide ayuda

Si percibes que vives situaciones de violencia o acciones que te ponen en riesgo, pide ayuda. Identifica tus redes de apoyo, aquellas personas o instituciones que podrían darte soporte.

Si te sientes vulnerable o en riesgo, es porque probablemente lo estés, evita normalizar esas situaciones y junto a tu red de apoyo identifica la mejor manera de afrontarlas, si no cuentas con una red de apoyo puedes empezar a crearla iniciando un proceso terapéutico, una o un terapeuta pueden apoyarte.

Deseo que estas ideas te inspiren y funcionen, la práctica del autocuidado es un deber con nosotras mismas, no sólo en el día internacional de la Mujer, sino todos los días.

Psic. Griselda Flores

Psicoterapeuta

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Por qué se «celebra» el Día Internacional de la Mujer

A veces por inercia, otras por desinformación se asume que el Día Internacional de la Mujer es un motivo para festejar  y celebrar a las mujeres.

 

Si bien es cierto que tener el pretexto para reconocer la importancia que tienen las mujeres de nuestra vida (amigas, familiares, esposas, novias, incluso nosotras mismas) no viene mal, es importante saber no se trata de una celebración, sino de una conmemoración, ya que tiene connotaciones históricas e ideológicas relevantes de cara a la lucha por los derechos de las mujeres.

¿Qué se conmemora el 8 de Marzo?

El Día Internacional de la Mujer es un llamado a la acción, una invitación a luchar y alzar la voz, conmemorar la ideología de este día: La lucha por la justicia y defensa de los derechos humanos de las mujeres.

¿Por qué la lucha por los derechos humanos es necesaria en el caso de las mujeres? 

Porque históricamente el camino para lograr tener derechos igualitarios, ha sido sinuoso.  

¿Cuál es la historia del Día Internacional de la Mujer?

Recientemente  National Geographic hizo una publicación, que puedes ver aquí; en la que se plantea que  la necesidad de conmemorar un Día Internacional de la Mujer, nace después de la revolución industrial, durante el siglo XIX, los cambios en la economía y el trabajo, integraron cada vez más a las mujeres en la fuerza laboral. 

Sin  embargo, muchas sufrían explotación y falta de reconocimiento a sus derechos laborales. Fue entonces que  comienzan a organizarse los primeros grupos de mujeres para conformar sindicatos y realizar protestas para exigir sus derechos.

Posteriormente en el año de 1911, un incendio en la fábrica de textiles en la ciudad de Nueva York, cobró la vida de decenas de trabajadores, quienes en días previos ya habían salido a tomar las calles a protestar por las omisiones a sus derechos y la falta de garantía de condiciones laborales seguras. 

A partir de este suceso, se comienzan a visibilizar mayores protestas comandadas por mujeres para exigir igualdad y garantizar el ejercicio de sus derechos alrededor del mundo.

México es parte de esta lucha con actividades coordinadas por la ONU MUJERES, que puedes consultar aquí.

A la luz de esto, ¿celebrar o felicitar en el Día de la Mujer?

Para quien comprende el significado del Día internacional de la Mujer, está claro que la felicitación está fuera de lugar, ya que generalmente cuando se felicita a una mujer en este día,  se suele dar valor a cualidades en torno al género o su rol social que en general tiende a encasillar o reducir el rol de las mujeres y su papel activo en la construccion de la sociedad.

Como ya lo hemos comentado, el Día Internacional de la Mujer no se festeja o se celebra.  

El 8M es un acto de memoria, es un recordatorio de la lucha constante de las mujeres por la igualdad en sus derechos, es honrar a aquellas que tuvieron el valor de iniciar la lucha, aquellas que la mantienen y las que la continuamos, buscando un entorno en el que todas las personas tengamos los mismos derechos.

El 8M es una invitación a actuar, a defender, a hacer conciencia y fortalecer la sororidad que es deseable exista entre las mujeres.

Romper el silencio, validar, poner sobre la mesa los temas incómodos, generar más espacios entorno a seguir protestando contra lo que represente un daño a nuestra integridad.  

Una lucha por evitar las cosas que que nos duelen: discriminación, injusticia, desigualdad, maltrato, violencia, sólo por el hecho de ser Mujeres.

Entonces, ¿qué puedo hacer el Día Internacional de la Mujer?

Conmemorar. Recuerda que esta es una lucha que aún no termina, todavía existen  mujeres que no viven en condiciones de igualdad y que continúan siendo vulneradas y violentadas.   

Involúcrate en espacios de escucha y participación, acompáñate de otras mujeres e historias que te ayuden a entender mejor esta perspectiva. El 8M es una fecha conmemorativa, pero esta práctica puedes realizarla continuamente.

Reflexionar, cuestionar y expresar libremente sobre los temas que te duelen: Reconocer nuestra vulnerabilidad puede generar más empatía y cercanía. No tienes que poder con todo, ni estar de acuerdo. Poner sobre la luz nuestros miedos y temores es alentar nuestro derecho a decidir sobre nuestra vida.

Depurar y cuestionar: Tristemente hay mucho contenido en redes sociales, en la música, personajes o en la web en general que probablemente seguimos sin discriminar de qué se trata, revisa si  aquello que consumesalenta la violencia o exigencia sobre lo que una mujer tiene o debe de ser.

Cuida y depura lo que consideres que es violento hacia ti u otras mujeres.

Lo que que cosifica, denigra o reduce el Ser Mujer, y sobre todo cuida que las niñas, niños y adolescentes no tengan contacto con ese contenido que pasivamente genera y refuerza estas ideas contra las que estamos luchando.

Visibilizar: ten en cuenta que no porque un problema no te pase a ti, significa que no exista o no sea una realidad compleja para muchas otras mujeres.  

Haz lo que te sea posible, comparte contenido valioso, habla con las personas a tu alrededor, hay muchas cosas que se pueden hacer, cada uno desde nuestro espacio, para visibilizar estas situaciones e impactar en más personas para cambiar la sociedad en la que vivimos.

Reconocer: a las mujeres en tu vida, a quienes precedieron esta lucha, a quienes te apoyan incondicionalmente y te sostienen emocionalmente y a ti por seguir de pie ante los embates que has tenido que enfrentar.

 

Psic. Evy Simental

Psicoterapeuta 

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La salud mental, ¿cómo cuidarla?

La salud mental ha adquirido un papel importante en los últimos años, de manera notable la importancia que le damos se incrementó al atravesar por la pandemia de COVID-19, fue una experiencia que nos ayudó a replantear la manera en cómo nos estamos cuidando y la importancia de las conductas de  autocuidado en el día a día, fue una invitación a cuestionar el tiempo que dedicamos al trabajo, escuela y demandas sociales, en contraste con el tiempo que dedicamos aa su cuidado.

Sin embargo, a pesar de que se ha hecho mucho hincapié en la importancia que tiene el cuidar nuestra salud mental, datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS (2022) señalan que los trastornos de ansiedad y depresión durante el primer año de pandemia aumentaron más del 25% a nivel mundial y que aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo sufre algún trastorno mental, siendo la principal causa de años perdidos por discapacidad. (Puedes consultar estos datos de la OMS en este enlace: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders ).

Hablar de salud mental puede ser  complejo, pues a pesar de que, afortunadamente, ya se reconoce su importancia en nuestra vida, en muchas ocasiones no se tiene información sobre cómo cuidarla y prevenir afectaciones o problemáticas que mermen nuestra salud mental, incluso en muchas ocasiones las personas desconocen qué es la salud menta, con frecuencial  se piensa que sólo por no presentar algún trastorno ya contamos con ella y  no es necesario prestar atención a esta área. 

¿Qué significa Salud Mental?

La OMS (2022) señala que la salud mental es una parte complementaria de nuestra salud y bienestar general, a la par de ser un derecho humano fundamental.  Significa ser más capaces de relacionarse, desenvolverse, afrontar dificultades y prosperar. La salud mental existe en un complejo proceso continuo, con experiencias que abarcan desde un estado óptimo de bienestar hasta estados debilitantes de gran sufrimiento y dolor emocional. Las personas con trastornos mentales son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, pero esto no siempre es así, ni es necesariamente así (OMS, 2022, p. 2, puedes descargar el informe mundial en https://www.who.int/es/publications/i/item/9789240050860 ).

La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales y se da en un proceso complejo, siendo uno de los pilares para el sano desarrollo de nuestras capacidades personales y colectivas para poder tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos, lo cual se ve reflejado en nuestros niveles de bienestar y satisfacción con la vida. 

Beneficios:

  • Hacer frente a las dificultades de la vida más efectivamente.
  • Desarrollar y ser conscientes de nuestra habilidades y capacidades. 
  • Aprender y trabajar adecuadamente. 
  • Tener un buen funcionamiento los aspectos cognitivos, afectivos y conductuales. 
  • Contribuir a la mejora de mi comunidad. 

 

¿Qué afecta a nuestra salud mental?

Nuestra salud mental puede verse afectada en cualquier momento de nuestra vida, desde que somos bebés hasta en la edad adulta y no distingue edad, sexo o estatus socioeconómico. Cuando a travesamos situaciones difíciles ya sean laborales, personales, familiares, económicos o emocionales y las exigencias son muy altas sobrepasando nuestra capacidad de manejarlas.

Por lo que, es importante reconocer que nadie está exento de padecer alguna afectación a su salud mental y esto tiene que ver con múltiples determinantes: individuales, sociales y estructurales. Los cuales pueden combinarse para protegerla o afectarla.

A partir de esto, es importante comprenderla desde una perspectiva biopsicosocial, en la cual se está en constante interacción desde lo individual con lo social y estructural.

Componentes de la salur mental
[Componentes de la salud mental]

Algunos aspectos que pueden afectar son:

  • Experiencias difíciles: Como violencia, abuso, catástrofes naturales y crisis sanitarias. 
  • Factores biológicos: Hereditarios o desbalances químicos en el cerebro.
  • Estilo de vida: Como la dieta, actividad física y consumo de sustancias.
  • Sensaciones de soledad o aislamiento.

¿Cuál es la importancia de cuidar de nuestra salud mental? 

La salud mental tiene un impacto directo en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. También ayuda a determinar la manera en que respondemos ante el estrés, como nos relacionamos con otras personas y como tomamos decisiones. 

Los principales beneficios de cuidar nuestra salud mental son: 

  • Enfrentar el estrés de la vida.
  • Estar físicamente saludable.
  • Tener relaciones sanas.
  • Contribuir en forma significativa a la comunidad.
  • Trabajar productivamente.

¿Cómo detectar un problema?

Con frecuencia los problemas en la salud mental son detectados porque nuestro estado de ánimo cambia, sin embargo, no siempre es así. A veces las personas a nuestro alrededor pueden ser un buen termómetro, si recibimos comentarios de un cambio notable, puede ser otro indicador.  Es importante saber identificar cuando se presentan problemas para poder atenderlos de manera oportuna, recuerda que los profesionales de la salud están para orientarte y acompañarte, no lo dejes pasar y toma acciones que te ayuden a sentirte mejor. 

Aquí algunos focos rojos que son importantes considerar para solicitar acompañamiento psicológico: 

  • Cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño
  • Aislarse de las personas y actividades que disfruta
  • Tener nada o poca energía
  • Sentirse vacío o como si nada importara
  • Tener dolores y molestias inexplicables
  • Sentirse impotente o sin esperanza
  • Fumar, beber o usar drogas más de lo habitual
  • Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado
  • Tener cambios de humor severos que causen problemas en sus relaciones
  • Tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza
  • Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas
  • Pensar en lastimarse a sí mismo o a otros
  • No poder realizar tareas diarias como cuidar a sus hijos o ir al trabajo o la escuela

También puedes consultar esta entrada para saber si necesito ir a terapia https://ijpcc.com/necesito-ir-a-terapia/

¿Cómo cuidar nuestra salud mental?

Estrategia CUIDA para la salud mental
[Estrategia CUIDA para la salud mental]

Es importante saber qué acciones de autocuidado podemos tener para cuidar de nuestra salud mental y prevenir afectaciones. No solo se trata de atendernos cuando ya nos sentimos mal o nuestra vida se ve mermada.

Algunas acciones para tu autocuidado: 

  1. Cuida tu cuerpo: busca tener una alimentación balanceada, evitando los excesos de azucares, alcohol y cafeína. 
  2. Incluye actividad física en tu día: Realiza algún tipo de actividad física de manera regular, esto puede ayudar a mejorar tu estado de ánimo. No es necesario que corras un maratón, PUEDES: caminar en un parque, estirarte un poco, hacer una rutina de cardio en tu casa, lo importante es moverte. 
  3. Descansa: Sigue una rutina para ir a dormir, tratando de mantener horarios para irte a la cama y despertarte, intenta dormir entre 7 y 8 horas diarias. RECUERDA, una buena noche de sueño nos ayuda a disminuir el estrés del día, mejora el desempeño y la toma de decisiones, ayuda a mejorar tu estado de ánimo y la relación con otras personas. 
  4. Ocio: Disfruta de tu tiempo libre realizando actividades que ayuden a sentirte mejor: ir al cine, leer un buen libro, ver una seria en casa, ir a cenar con amigos. RECUERDA, el tiempo dedicamos a realizar las cosas que nos gustan nos ayudan a cargar energía y despejar nuestra mente, lo cual se ve reflejado en los niveles de estrés. 
  5. Red de apoyo: Es importante mantener contacto con las personas que son importantes para nosotros. El poder reconocer nuestra red de apoyo nos AYUDA a saber con quien recurrir cuando nos sentimos sobrepasados y pedir ayuda para afrontar situaciones complicadas. 

Salud mental infantil

Evidentemente, es responsabilidad de los adultos cuidar y promover la salud mental de las niñas, niños y/o adolescentes que están bajo tu cuidado, todas las ideas y estrategias aplican para ellos, claro, con sus debidas adaptaciones. El tema da para profundizar al respecto y en el futuro compartiremos una entrada dedicada a ello, por el momento te compartimos un enlace en el que puedes encontrar algunos recursos para fortalecerlas:  http://mentalizarte.com/index.html

 

Psic. Lourdes Hinojosa

Psicoterapeuta en IJPCC

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¿Cómo vivir el duelo de un ser querido?

Los rituales marcan puntos de inflexión, transiciones importantes y significativas en nuestra experiencia vital; incluso antes del nacimiento, baby showers o las modernas revelaciones de género, fiestas de cumpleaños, graduaciones, matrimonios, ceremonias de reconocimiento por años de trabajo y la jubilación laboral.

En el caso de los rituales relacionados con la muerte, hay un desarrollo según el contexto. Hay algunas pérdidas en las que se vuelve difícil o invalidado hacer un ritual. 

Por ejemplo, realizar eventos religiosos en conmemoración de quienes se suicidaron o murieron a causa de enfermedades estigmatizantes como el SIDA; o la pandemia de COVID-19 que nos impidió realizar los rituales que comúnmente hacíamos.

Cuando ocurren pérdidas gestacionales, sobre todo durante las primeras semanas, se desestima que sea importante realizar una ceremonia o ritual (puedes leer un blog al respecto https://ijpcc.com/como-vivir-la-maternidad-en-un-duelo-gestacional-o-perinatal/ ; tampoco hay un evento público para iniciar el proceso de duelo después de la pérdida de un trabajo.

 

Bronna Romanoff y Marion Terenzio definen el ritual como una herramienta cultural que proporciona un modelo del ciclo de vida que puede ayudarnos a adaptarnos al caos emocional y crear un orden simbólico para los eventos vitales, mientras nos permite crear un significado compartido. 

Me gustaría mencionar algunos procesos que se pueden lograr con los rituales: 

 

  • Reconocer la realidad de la pérdida. En el modelo de duelo de William Worden, esta es la primera misión. Los funerales permiten reconocer públicamente la realidad de la pérdida. Como en todo proceso de duelo, nada está establecido como exigencia, por lo que un funeral es una de las oportunidades para comenzar a despedirnos de nuestro ser querido.

 

  • Abrir espacio para el dolor: Durante una ceremonia fúnebre, a menudo se manifiestan emociones fuertes en un ambiente seguro rodeado de personas importantes para el difunto y su familia. Además, hay consuelo y validación mutuos. Los rituales relacionados con la muerte pueden ayudar a regular los altibajos emocionales que se experimentarán a lo largo del duelo.

 

  • Revisar nuestros significados: Después de la muerte de un ser querido, una parte de nosotros también muere. Algunos de los significados y valores de nuestro mundo pueden verse truncados y cuestionados, estaremos en crisis.

      Un funeral, como rito de transición, puede simbolizar el inicio de esta revisión y la renovación de la personalidad para adaptarse a la nueva identidad que se vivirá; ya no seremos quienes éramos antes de la pérdida.

 

Todo lo que nos conmueve y nos transforma se queda con nosotros.

– Robert A. Neimeyer

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Mtra. Mónica García

Si eres terapeuta y quieres tener herramientas para el manejo del Duelo Prolongado, checa este Taller Presencial, impartido por la Mtra. Mónica García.

 

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¿Cómo afrontar la ansiedad?

La pregunta que sirve de título a esta entrada tiene en su segunda palabra (afrontar) la respuesta simple, directa y corta a ¿cómo superar la ansiedad?.

 

Si, aunque parezca como dije antes simple, no hay mejor forma de solucionar una problemática de ansiedad que te esté alejando de las actividades que disfrutas y/o de la vida que realmente te agradaría tener, que estar ahí en las situaciones que te producen la ansiedad.

 

Ahora bien, es muy posible quet tú, estimado lector, cuando vayas a psicoterapia a tratar esta problemática, vayas con la expectativa de que la ansiedad desaparecerá para siempre de tu vida, o buscando la solución mágica para ya no experimentar ansiedad, ya que si es algo que te ha atormentado por un largo periodo de tiempo, es comprensible desear no experimentar nunca más esas sensaciones para así disfrutar nuevamente tu vida, incluso yo, que me dedico a esto, tendría los mismos deseos que tú.

 

Sin embargo, tras llevar algunos procesos terapéuticos, trabajando en lo personal situaciones que me generaron ansiedad y recapitulando las situaciones de mi vida que he tenido después de mis procesos terapéuticos, me encuentro con que la ansiedad persiste (eso sí en una intensidad menor y ya no me frena tanto el hacer las cosas que disfruto y que están encaminadas a mis valores).  Es por esto que comprendí -y me gustaría que tú también lo percibas así- que la ansiedad es una emoción que sentiremos a lo largo de nuestra vida y eventualmente la experimentaremos, pues cumple una función en nuestras vidas, tiene una razón de ser y nuestra labor entonces, no es rehuir de ella, si no el validarla, darle su justo reconocimiento y afrontarla de manera que nos acerquemos a aquello que nos importa.

 

Entonces, si no se puede quitar la ansiedad, ¿qué sentido tiene esta entrada?, ¿por qué habrías que seguir leyendo a un servidor? Pues bueno, porque al igual que te acabo de comentar, he vivido problemas de ansiedad, trataré transmitirte qué definición me ayudó comprender qué es lo que estaba viviendo, para qué nos sirve la ansiedad y sin entrar en un proceso de intervención, te daré algunas recomendaciones que puedes aplicar para hacerle frente a tu ansiedad.

¿Qué es la ansiedad?

Intentaré explicarlo de manera práctica, que nos permita diferenciarla de otra emoción que se le puede confundir, el miedo.

 

Antes que nada, ten claro que todos los seres humanos tenemos la capacidad de sentir emociones, las cuales son reacciones innatas ante determinadas situaciones (por lo tanto tienen un punto de origen) y son breves en su duración (y si, realmente es breve, va de segundos a un par de minutos); lo que nos lleva a decir que la ansiedad es una emoción por lo tanto válida y entendible de experimentar.

 

Como dije previamente, se suele confundir la ansiedad con miedo porque la solemos sentir de manera muy similar en nuestros cuerpos (corazón acelerado, comportamientos enfocados a protegernos, muchos pensamientos que intentan ponernos en alerta) lo que nos lleva a mezclarlo usando palabras como nervios, preocupación, terror, zozobra, inquietud, angustia, intranquilidad etc.

 

Yendo directamente al punto y explicando el para qué sirven estas dos emociones desagradables tenemos que:

 

El miedo es la emoción que brota en nosotros cuando ESTAMOS FRENTE a una situación, una persona, un objeto, un animal, etc. que sabemos nos podrá dañar (física o psicológicamente), lo cual rápidamente hace que evaluemos si podemos hacerle frente y posteriormente nos hace permanecer ahí, encararlo o huir.

 

Por otra parte la ansiedad es la emoción que nace en nosotros cuando ESTAMOS ANTICIPANDO (con pensamientos o creándonos escenarios mentales) que una persona, objeto, situación o animal, etc. PUEDE provocarnos algún daño, lo cual, de poder reducir, evitar, o quitarnos esa incertidumbre – lo cual es precisamente el problema.

 

En síntesis:

Emoción de miedo ante un peligro  Evaluación de si tenemos capacidad de enfrentarlo + pensar qué hacer  Pasar a ejecutar algo (enfrentar o retirarse)

 

Emoción de ansiedad ante un posible peligro (nosotros lo pensamos así)  Evaluamos si tenemos la capacidad de enfrentarlo + pensar qué hacer + pensar si eso pasará y si no + pensar en otra alternativa + pensar en otra alternativa… y así hasta el infinito.

 

Si esto ocurre, hay un elemento que está haciendo falta cuando experimentamos ansiedad, la acción o estrategia de afrontamiento, aquello que idealmente nos llevaría a resolver la situación, que en muchas ocasiones no es la más efectiva y nos mantiene en ciclos cada vez más intensos de ansiedad, precisamente porque no estamos haciendo algo eficaz para afrontarla, y aquí repito AFRONTARLA, no dejar de sentirla.

 

Yo puedo entender que busquemos protegernos del peligro, es nuestro instinto de supervivencia y no creo que sea algo malo tenerlo, puesto que de no tenerlo posiblemente no estaríamos aquí como especie. Solo que en ocasiones buscamos que todas las posibilidades estén cubiertas y eso es agotador e imposible de hacer.

 

Ahora, ¿qué puedes hacer para afrontar la ansiedad?, para darte una respuesta un poco más digerible y que como dije, sin adentrarme a dar estrategias específicas de intervención sin un contexto y un análisis detallado de lo que sucede y porqué sucede y que se está consiguiendo, emplearé la algunas estrategias y conceptos que maneja la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la cual considero tiene muy buenas herramientas para ayudarnos reorientar nuestra aproximación a la emoción de ansiedad y dar ese primer pasito.

 

Considera esto: LUCHAR CONTRA LA ANSIEDAD = BATALLA PERDIDA

¿Qué quiere decir esto?, intentar detener (hasta que desaparezca) la ansiedad es algo imposible puesto que como lo acabo de explicar, sirve para algo y busca cuidar de nosotros, es por esto que, en un tratamiento efectivo, lo que se buscará es que aún a pesar de lo incómodo que resulta experimentar ansiedad, sigas haciendo aquellas cosas que has venido frenando, retrasando o alejando y que te son valiosas; ya que…

 

VIVIR UNA VIDA PLENA = ESTAR DISPUESTO A TENER CUALQUIER EMOCIÓN Y ESO INCLUYE LA ANSIEDAD

 

Y te  doy un ejemplo de esto, para que te des cuenta que antes de que tu ansiedad fuera un problema,quizás ya habías experimentado esto. Si alguna vez has invitado a salir por primera vez a alguien que te gusta mucho o que te resultó atractivo/a, de seguro experimentaste mucho malestar (ansiedad), pero casi te puedo garantizar que aun así, continuaste con la cita, te esforzaste en tu apariencia  e hiciste todo lo posible para pasarla bien (consideremos sólo por un momento que muchos nos hemos aventurado a hacerlo).

 

De esta forma es cómo se inicia el afrontamiento a la ansiedad, cuando es efectivo nos orienta a no dejar aquello que deseamos o que es importante sólo por esa emoción incómoda y al contrario, aunque estemos sudando, aunque nos tiemble la voz, seguimos en la cita con ese alguien especial.

 

Una vez que esta idea haya sido aceptada y comprendida por ti, otra sugerencia para a la acción sin frenar/quitarse la ansiedad es reconocer que está ahí, darle espacio y pasar a la acción.

 

  • Puedes decir algo como: “estoy notando que tengo ansiedad y esta emoción me hace pensar <pensamientos que estés teniendo >”.
  • Intenta darle una forma o color (materialice en su mente) a esa emoción.
  • Tras lo anterior agrega: “no me agrada sentir esta emoción, me gustaría que parara.
  • Y viene el elemento más importante, el que te invitará a evitar rehuír a la emoción y puede permitir que la tomes de la mano y junto con ella te aventures a hacer aquello que te has frenado a hacer o has pospuesto: “Y AUN ASÍ HARÉ <inserta aquí esa acción>”.

 

Más o menos quedaría algo así:

 

“Al escribir esta entrada estoy notando que tengo ansiedad y esta emoción hace que tenga pensamientos como tienes que darte a entender, sé conciso, no debes equivocarte; la ansiedad la veo como una nube esponjada de color gris, no me agrada sentir esta emoción y que esté esta nube en mi cabeza, me gustaría que parara, Y AUN ASÍ REDACTARÉ mi entrada y la daré a conocer a todos”

Definir mis valores

¿Qué se busca con esto? como lo dije al pasar a este segundo tip, este tipo de frases nos ayuda a  pasar a la acción, aceptando esa emoción desagradable y traerla con nosotros cuando ejecutamos esa acción. Con esto podemos reconocer que aún con dudas e incertidumbre, es posible HACER las cosas.

Como tercer y última sugerencia: evalúa si esa acción, es algo valioso e importante para ti, para eso puedes utilizar un cuadro como este:  

¿Qué le da significado e importancia a mi vida?

¿Qué tan importante es para mí?

(1 = nada importante / 10 = sumamente importante)

Ejemplos de acciones que me llevan a conseguirlo

Amistad

  

Ser una buena persona/hijo-a/esposo-a/novio-a/estudiante/empleado-a/etc.

  

Ayudar a los demás

  

Aprender y desarrollarme

  

Mejorar mis finanzas

  

La apertura con los otros

  
  • No necesariamente son sólo estos valores los que mueven a las personas, pero pueden tomarse de ejemplo y continuar agregando más o reemplazar los que yo les sugerí.

Y este ejercicio conéctalo con la siguiente metáfora:

 

“Identifícate como un chofer de una ruta de transporte público de tu ciudad, sabiendo que hay que llegar del punto A al punto B, teniendo un tiempo para llegar (y a la vez con la flexibilidad de retrasarse sólo poco tiempo, por si hubiera tráfico o hubiese una manifestación, cosas que no puedes controlar). Ahora imagínate que los pasajeros que llevas, comienzan a hostigarte, amenazarte, a hacer muchísimo ruido, prácticamente a distraerte y hacer que no avances, haciendo que te demores, ¿qué harías con esos pasajeros?, ¿seguirás permitiendo que se interpongan para llegar a tu destino?. A estos pasajeros les permitiste subir, de la misma forma tienes el poder de bajarlos e ignorarlos para continuar con tu ruta – acciones que la compañía de transporte público te dijo que tienes permitido hacer”.

 

¿Te parece que esta metáfora es similar a cómo tus pensamientos interfieren con aquello que le da significado a tu vida y así como el chofer que tiene ese permiso para bajar o ignorar a esos pasajeros (pensamientos), tu tiene ese mismo poder hacia ellos?

 

 

Te recuerdo que estas estos sugerencias tienen la intención de ofrecer una opción que pueda funcionar para darle un punto final a tus pensamientos que hacen que te mantengas en estado constante de ansiedad.

 

Pero si retomamos la idea de la naturaleza de la ansiedad -algo pasajero y que tiene la utilidad de ponernos en alerta de algo futuro- y no la complementamos con AFRONTAR – HACER ALGO (eficaz), esto simplemente no funcionaría.

 

Espero que estas ideas te funcionen y si crees que puedan ser de utilidad para alguien, sientete libre de compartirselas.

 

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Psic. José Carlos Martínez

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¿Necesito ir a terapia?

Seguramente has escuchado que asistir a terapia tiene múltiples beneficios, que te pueden ayudar a “sentirte mejor” o “solucionar cosas” y en parte todo esto es cierto, pero además pueden surgir otras preguntas.

 

¿Cuándo necesito ir a terapia? ¿Existe alguna señal de alarma? ¿sólo se acude cuando me encuentro mal o puede ser para algo más?

 

Me gustaría compartirte algunas ideas de los motivos que nos pueden llevar a tomar la decisión de iniciar un proceso de terapia.

 

Aclarando que son muchas las razones por las que nos podemos sentir motivados a hacerlo y que hay ocasiones en las que puede ser difícil identificar que necesitamos alguna ayuda.

 

Sin duda,  para todos nosotros habrá momentos en que podremos solucionar nuestros problemas solos y llamar al especialista no será necesario; sin embargo, en ocasiones el sufrimiento, la ansiedad o el agobio llegan a ser tan intensos que nos provocan un gran malestar y  mantener un buen estado mental y emocional no es posible y por consecuencia nuestro funcionamiento se ve afectado.

 

Esta puede ser la primera señal de que es necesario acudir con un profesional de la salud mental – un psicólogo clínico-,  cuando nos percatamos que aquello que estamos viviendo ya no nos es posible resolverlo por nosotros mismos, nos comienza a “sobrepasar” y comienza a afectar nuestro ritmo de vida y a generar malestar o sufrimiento.

 

Cuando inicias un proceso de terapia con un profesional calificado y capacitado para ello, es posible que recibas la ayuda o apoyo específico y enfocado a tus necesidades, también te permite identificar el origen del problema y aprender herramientas que durante el proceso vas a aprendiendo y que hacen posible  afrontar de mejor manera  el problema y  disminuir el malestar que te está impidiendo seguir en este momento.

 

Entonces, ¿sólo puedo asistir cuando me estoy sintiendo muy mal o tengo algún “problema grave”?

El psicoterapeuta es un profesional que cuenta con una formación y herramientas  -idealmente basada en evidencia científica- que te ayudarán a resolver aquello por lo que estés pasando, sin necesidad de que sea algo realmente grave.

 

Muchas de las situaciones que atendemos los Psicólogos no son graves, sino situaciones cotidianas, problemáticas específicas o emociones intensas que de alguna manera las personas han aprendido a funcionar con ellas, pero que tienen un costo y  las personas deciden que no quieren vivir con esto porque vale la pena aprender a afrontarlas o sobrellevarlas mejor, y para ello no hay mejor estrategia que un proceso terapéutico.

 

Te comparto algunas de las razones por las que podemos acudir a terapia:

 

  • Problemas familiares, de comunicación o con la pareja.

 

  • Mejorar en tus relaciones personales, laborales o personales también es un buen motivo para acudir a terapia, en busca del crecimiento personal, y obtener herramientas para conseguirlo.

 

  • Cuando existe un profundo dolor que no sabemos cómo superar, si la emoción de tristeza es tan fuerte que cada vez es más difícil estar con ella, y se llega a transformar en un momento negativo que es difícil, algunos ejemplos pueden ser la perdida de algún ser querido o una ruptura amorosa.

 

  • Experimentar angustia, insomnio, agotamiento y pensamientos obsesivos.  Por ejemplo estar preocupado todo el tiempo por alguna situación en particular puede generar angustia que algo malo pueda ocurrir en algún momento o en ocasiones también puede ocurrir que experimentamos estos síntomas sin un motivo aparente.

 

  • Buscar un cambio en nuestra vida, fijar objetivos, hábitos nuevos o erradicar viejos, sin embargo, a pesar de intentarlo, llega a ser muy complicado y nos frustra el no saber por dónde empezar.

 

  • Experimentar la pérdida de control de nuestras emociones ante factores externos o internos y no saber cómo regresar a la calma para resolver de forma efectiva.

 

  • Experimentar síntomas físicos, como dolores de cabeza, estómago o enfermarnos contantemente sin una explicación médica, puede ser esa señal de nuestro cuerpo de que algo no está yendo bien y estemos experimentando este tipo de malestares, por causas emocionales.

 

Además de estas razones que comparto ahora, hay un sinfín de motivos por los cuáles podemos comenzar un proceso de psicoterapia, pues trae consigo beneficios en nuestro día a día que son aplicables, tengamos o no alguna de las situaciones antes mencionadas.

 

 

Si consideras que estas pasando por alguna de ellas, me gustaría invitarte a que te preguntes si lo que estás viviendo está siendo viable resolver por ti mismo, si la respuesta es negativa puedes considerar la posibilidad de buscar el apoyo de un profesional de la salud mental que te ayude con tu proceso y acercarte a la vida que quieres vivir.

 

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Psic. Sofía Vélez

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¿Cuál es la mejor terapia psicológica?

La terapia psicológica o psicoterapia, es el nombre que recibe el conjunto de técnicas usadas por el psicólogo clínico, con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes. A través de la psicoterapia se logra modificar la conducta para evitar aquellos comportamientos y pensamientos que nos provocan malestar.

 

 

Se tiene la creencia de que en la terapia psicologica solo es escuchar y darle consejos al paciente, pero la realidad es que la terapia se basa en un conjunto de tecnicas, habilidades y conocimientos que idealmente sean basados en evidencia para la mejor eficacia del tratamiento del paciente.

 

 

Es importante destacar que no todas las formas de psicoterapia han demostrado ser igualmente eficaces; algunas cuentan con mucha más evidencia empírica a su favor, extraída de años de investigación sobre los efectos que tienen sobre los pacientes como la terapia cognitivo conductal o terapia conductual contextual que actualmente son las terapias con mayor evidencia empirica que hay.

 

 

Una aspecto a tener en cuenta sobre las diferentes terapias conductuales es que a diferencia de otros enfoques teórico-prácticos, la terapia conductual se basa en la acción.

 

 

Así, los terapeutas conductuales se centran en el uso de las mismas estrategias de aprendizaje que llevaron a la formación de conductas no deseadas, orientando la terapia hacia la adquisición de nuevos comportamientos.

 

Estas terapias conductuales mantienen que el objetivo principal es la conducta ya que es observable y podemos saber con mayor certeza si es funcional o no para la vida del paciente, poniendo de lado las emociones, donde se normalizan y validan, así como enseñarle al paciente que tambien lo haga mientras se realizan estrategias de modificacion de conducta.

 

 

En conclusion, para saber cual es la mejor terapia es enforcarnos en que sea una terapia basada en evidencia, así el paciente tendrá mayores resultados a mediano plazo y podrá alcanzar sus metas con mayor facilidad.

 

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Psic. Bárbara Téllez

Referencias bibliográficas:

Baardseth TP, Goldberg SB, Pace BT, Wislocki AP, Frost ND, Siddiqui JR, Lindemann AM, Kivlighan DM 3rd, Laska KM, Del Re AC, Minami T, Wampold BE. Cognitive-behavioral therapy versus other therapies: redux. Clin Psychol Rev. 2013 Apr;33(3):395-405. doi: 10.1016/j.cpr.2013.01.004. Epub 2013 Jan 24. Erratum in: Clin Psychol Rev. 2013 Dec;33(8):1253. PMID: 23416876.

 

Wampold, B.E.; Flückiger, C.; Del Re, A.C.; Yulish, N.E.; Frost, N.D.; Pace, B.T. et al. (2017). In pursuit of truth: A critical examination of meta-analyses of cognitive behavior therapy. Psychotherapy Research. 27 (1): pp. 14 – 32.

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¿Por qué estoy estresado?

La respuesta corta: porque muchas situaciones en la vida pueden ser estresantes y no siempre sabemos cómo afrontar ese estrés de manera efectiva.

 

El estrés es una respuesta que tenemos ante eventos de nuestro contexto que llamaremos “estresores”, puede ser  una junta con los directivos, un examen, un pago pendiente, la tesis, etc. Estos estresores pueden ser algo que ocurre una vez, cada cierto tiempo o que están constantemente en nuestro contexto.

 

El estrés se ha etiquetado como una “emoción negativa” porque involucra las sensaciones desagradables o incómodas con las que todos estamos familiarizados. La realidad es que hasta aquí podríamos decir que, si tenemos algún estresor en nuestro contexto y tenemos una reacción de “estrés”, la situación es bastante comprensible.

 

La incomodidad de sentir “estrés” podría llevarnos a buscar soluciones a dicha situación: prepararnos para la junta, estudiar para el examen, buscar la forma de pagar, trabajar en la tesis, etc. Sin embargo, no siempre es así y las sensaciones incómodas, detonan en nosotros conductas de afrontamiento que no necesariamente son lo que más nos funciona para “resolverla” y que pase.

 

No sólo se trata de qué hacemos, es decir que conductas ejecutamos cuando estamos estresados;  sino también de cómo eso que hacemos a veces provoca que se potencialice ese estrés. En resumen: no es lo que hacemos, sino para qué nos funciona.

 

Sin pretender explicar todas las causas de estrés, me gustaría compartir tres explicaciones, probablemente las más frecuentes, del porqué a veces estamos estresados gran parte del tiempo:

 

1.- Estrés “contextual”:

Empezaremos por la razón más sencilla, a veces el contexto en el que estamos es estresante, con mucha frecuencia no reconocemos y validamos esto y luchamos para no sentirnos estresados en una situación que lo es; evidentemente nuestros esfuerzos son inútiles y terminamos desgastándonos por partida doble: sintiendo estrés y forzándonos a no sentirlo cuando lo sentimos, lo cual incrementa nuestro estrés.

Vale la pena destacar que hay ocasiones en las que una situación puede ser estresante para unas personas y otras no, dependiendo de sus aprendizajes, esas cuestiones más específicas podrían revisarse en lo particular en un proceso terapéutico.

A lo que acá me refiero es a observar si ese contexto/situación/persona provoca una reacción muy similar a la que estamos teniendo en otras personas con quienes lo comparta, por ejemplo, una oficina en la que todos se sienten estresados, cansados y sin ganas de ir, seguramente es un contexto “estresor”, cuyo efecto se provoca independientemente de los aprendizajes que cada una de las personas que labora en esa oficina puede tener.

 

Otro ejemplo es un jefe que regularmente alza la voz, es crítico y demandante, por lo general una persona con estas características provocará respuestas de estrés en todas las personas con quienes se comporte de esta forma.

 

Reconocer si el contexto en el que estás es estresante o qué tanto, puede ayudarte a medir si lo que sientes es “comprensible” y “válido”, no siempre se trata de que estés pensando mal o “no aguantes”.

 

A veces reconocer y validar que es la situación la que te está provocando esas sensaciones, puede ayudar a que lo afrontes de una manera que te funcione mejor.

 

 

 

2.- Procrastinar:

Evitar, dejar para después, “aventar para adelante”, “dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”… cuando tenemos una situación “estresora”  que nos provoca incomodidad es relativamente fácil ponernos a hacer cualquier otra cosa (útil o no) para no enfrentarnos a esa situación.

 

A veces esta evitación es muy evidente: ver series, revisar redes sociales, ver videos. Algunas otras, nos ponemos a hacer algo “útil” que probablemente tengamos que hacer o atienda a algo que necesitamos, pero que no “corresponde” hacer en ese momento, por ejemplo, en lugar de preparar la junta de mañana, ponerme a sacar la ropa que ya no uso; o en lugar de trabajar en la tesis, desarrollar un plan de ahorro para el futuro.

 

Cuando procrastinamos o “aventamos para adelante” un estresor, de inmediato podemos sentirnos “aliviados”, al decirnos “lo hago después, mañana, al rato” es muy probable que se reduzca o desaparezca la incomodidad y  que realmente tengamos la intención de hacerlo en otro momento.

 

Sin embargo, hacer esto repetidamente nos lleva a que eventualmente se nos acabe el tiempo y tengamos que  afrontar aquello que estuvimos evitando: preparar la junta, estudiar para el examen, buscar la forma de pagar, terminar la tesis, sólo que por el poco tiempo que tenemos para hacerlo, porque ya nos lo están exigiendo, porque es demasiado trabajo y en resumen porque algo se ha “acumulado”, lo debemos hacer bajo un nivel mucho mayor de estrés.

 

Ante esto, hay personas que aseguran que “están acostumbrados a trabajar bajo presión/estrés”, y probablemente si, en ocasiones es necesario. Pero si están “acostumbradas” a procrastinar, seguro les beneficiaría tener formas más funcionales de trabajar, para al menos reducir la intensidad del estrés al que se someten, porque si, lo “terminan resolviendo”, pero ¿a qué costo?

3.- Renunciar a mis necesidades básicas

A veces como resultado de la procrastinación o como una respuesta inicial para resolver “lo antes posible” las situaciones estresantes, sacrificamos la atención de nuestras necesidades fundamentales, aclaro acá que hacerlo en algunas ocasiones es necesario y puede ser funcional, me refiero a que sea la forma en como “normalmente” afrontamos el estrés: dejar de comer (o comer “cualquier cosa”), dormir, ir al baño, salir, ver amigos, hacer ejercicio, son con frecuencia las “soluciones” ante las demandas que nos plantea un “estresor”, y por lo general podemos hacerlo durante algún tiempo, pero al tratarse de necesidades básicas, el no hacerlo pronto nos “cobra la factura”, y notamos que la intensidad de algunas respuesta se eleva significativamente y empiezan a aparecer otras, como irritabilidad, intolerancia, cansancio extremo, enfermedades físicas, etc.

 

Cuando esto ocurre, no podemos funcionar “normalmente” y obviamente no avanzamos tan rápido y eficientemente, lo cual puede incrementar el estrés, y así en una bola de nieve que puede hacerse bastante grande.

 

Como lo mencioné anteriormente, no pretendo dar una explicación para todas las situaciones, ni para todas las personas. El estrés, como todas las emociones, tiene muchos componentes involucrados y se requeriría revisar cada caso en particular para identificar aquellos factores específicos que le llevan a ello y también el plan para atenderlo, sin embargo, estas ideas que comparto pueden plantear un panorama general, invitar a la reflexión por si estás cayendo en alguna de estas situaciones y pensar en qué podría ayudarte a disminuirlo.

 

Te comparto también algunas pautas generales que pueden ayudar a reducir el estrés:

 

  • Valida lo que sientes, esto quiere decir reconocer, dar lugar y aceptar algo que sientes, aunque sea incómodo, “no tenga sentido” o no te funcione. Cuando damos espacio al estrés, en lugar de pelear con él, tenemos más recursos para afrontarlo efectivamente.

 

  • Identifica si estás en una situación “estresora”, observa si otras personas se sienten así, no te exijas no sentir nada si no se puede, el estrés puede ser bastante funcional si lo usamos a nuestro favor y lo afrontamos efectivamente; a veces es necesario cambiar de situación, o si no podemos, aceptar y validar que es una situación que nos generará estrés mientras estemos ahí puede ayudarte a no exigirte no sentir nada.

 

 

  • Organiza de manera realista tus tareas, ni dejando todo para el último, ni pretendiendo resolver todo inmediatamente, seguir una agenda, una lista de tareas, programar actividades y priorizar puede ayudarte a gestionar de mejor manera las situaciones en las que hay mucho qué hacer.
  • Intenta “mejorar” el ambiente o espacio en el que estás para hacerlo más agradable para ti, tanto como sea posible.

 

  • Da importancia a las conductas de autocuidado, atiende tus necesidades, no te dejes al último; si renuncias o sacrificas lo que necesitas, no tendrás recursos para resolver las situaciones que debes atender.

 

  • Como siempre lo sugiero, si es demasiado y necesitas apoyo para gestionar tu estrés, es válido que pidas ayuda a un psicoterapeuta, quien te ayudará a entender por qué has llegado a esa situación y cómo resolverlo.
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Mtra. Laura Gomez Llanos

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¿Qué es el trauma psicológico?

Seguramente has escuchado la palabra “trauma” en muchas ocasiones y en diferentes contextos, probablemente lo primero que se viene a la mente es que el trauma es algo horrible, indeseado y que bloquea la vida de la persona que lo padece.

Probablemente también has escuchado usar ese término de forma peyorativa y para describir que alguien no “anda bien” o que por razón de esto sus conductas son “chocantes”, “desproporcionadas “o “inadecuadas”. A veces incluso “tener un trauma” es motivo de compasión, de burla, o de simple confusión.

El trauma (a nivel psicológico) tiene un montón de acepciones, es complejo definirlo y comenzar a comprenderlo por todos los elementos que están implicados, especialmente si no hemos vivido algo parecido, o si nos hemos dejado llevar por expresiones coloquiales que hemos visto en la calle o en series y películas.

El objetivo de este blog, es compartir algunas ideas y entender un poco más cuál es el significado del “trauma psicológico”, sus implicaciones y su abordaje en un contexto clínico. Quizá después de leerlo, puedas aclarar un poco más este concepto y saber que decir o hacer al respecto, si lo has vivido, o si sabesque alguien ha pasado o está pasando por esto.

Empecemos con lo más fundamental…

Trauma Psicológico

Es definido como “un acontecimiento negativo, intenso, inesperado e incontrolable y que, al poner la integridad física o psicológica de una persona, rebasa su capacidad y habilidades de afrontamiento y que tiene consecuencias dramáticas para la víctima”. (Muiños & Requena, 2018).

Algunas de las reacciones características psicológicas más destacadas después de haber experimentado el evento traumático son: desconfianza del entorno y de los demás, sentimiento de una pérdida abrupta de la seguridad, sensación persistente de indefensión, aumento elevado del nivel de alerta, acompañada de temor o terror de volver a experimentar el evento. Todo esto, además interfiere con las áreas de vida y con la realidad misma de la persona víctima de este evento.

No podemos establecer como “trauma” a cualquier tipo de evento, por más desagradable, indeseable o altamente estresante que haya sido. Es por ello necesario retomar criterios clínicos para ello.

Según el DSM (El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) debe de cumplir al menos una (o más) de las siguientes modalidades para ser considerado como trauma. (1) Vivido en primera persona, (2) presencia directa del suceso ocurrido a otros, (3) le ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo -si es amenaza o muerte de un familiar o amigo íntimo, el suceso ha debido ser violento o accidental-, (4) exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso. American Psychiatric Association., (2013). Cualquier otro evento o recuerdo asociado que no cumpla con estas modalidades se descarta como evento traumático.

 

Eventos considerados/relacionados con el trauma psicológico

 

También es importante distinguir y especificar los eventos que se consideran potencialmente como traumáticos. Entre los principales se encuentran:

  • Exposición a la muerte, lesión grave o violencia, física, sexual, real o amenaza
  • Tentativa, intentos o consumación de suicidio
  • Desastres naturales
  • Accidentes
  • Pérdida de un ser querido o duelos que se presentan de forma inesperada, abrupta y de forma impactante
  • Eventos persistentes y prolongados en el tiempo de fuerte invalidación, negligencia, descuido o maltrato.
Desmintiendo y corrigiendo las expresiones comunes respecto al Trauma.

Desafortunadamente es muy común, que en el abordaje del tema las personas piensen o digan cosas como “el/ella tiene la culpa de lo que le pasó”,  “es un dramático/a y nada más se hace daño recordando lo que le pasó”, “le gusta vivir de sus traumas del pasado”, “exagera lo que le pasó, no es para tanto”.

Si suenan familiares, tendríamos que detenernos un poco con estas frases y comenzar a comprender que estamos hablando de un sufrimiento muy grande para la persona, un evento que se está reactivando o reviviendo de forma privada y que causa mucha afectación en su vida. Por demás está decir que los juicios de valor en situaciones como esta no ayudan y  son muy equívocos respecto a lo que las personas con trauma están experimentando.

El trauma psicológico no es algo que se tenga que “superar”, no es que se olvide, quede atrás y que la persona ya no va experimentar nada relacionado. Al intervenir en trauma, lo que se hace es un abordaje pertinente para reprocesar la información, los estímulos asociados al evento e intentar reducir los síntomas.

Es importante saber que la persona fue víctima involuntariamente de tal evento; probablemente no hubo quien pudiera asistirla en el momento o ayudarla como lo necesitaba. Lo que menos quiere al padecer esto, es volver a experimentar una situación de la cual sea víctima o nuevamente sentirse vulnerable.  En su defecto mencionar o insinuar que es culpable de lo que sucedió, es re-victimizarlo y lo único que provoca es aumentar el sufrimiento de la persona, la desconfianza en los demás y en general; aumentar su malestar.

Las personas no se quedan “traumadas”, es un proceso  difícil de asimilar y de reprocesamiento de varios elementos internos y externos, lo cual dificulta las reacciones cognitivas, psicológicas y emocionales de forma adaptativa, todo esto mientras se va dando un proceso clínico de intervención. Es por ello necesario conocer los “síntomas” que experimenta la persona y sobre todo el tratamiento clínico que reducirá sus síntomas y generará reacciones y conductas más adaptativas.

 

Algunos de los principales síntomas consisten en que:

  • Muchas veces re-experimentas recuerdos muy vívidos del trauma en forma de

imágenes mentales, olores, voces, y a veces sensaciones corporales, lo que conocemos como “flashbacks”.

  • Tratas de evitar todo aquello que esté asociado al trauma o a los desencadenantes de tus recuerdos traumáticos. Lo cual se conoce como “evitación de la experiencia”.
  • Tienes trastornos del sueño y pesadillas.
  • Muchas veces, sientes emociones aversivas (desagradables) de larga duración como impotencia, culpa, vergüenza y asco. Esto, podemos etiquetarlo como “desregulación emocional”.
  • Sentirás o percibirás que la realidad es ajena a ti, que es como si fuera irreal, un sueño, o simplemente que te desconectas por unos instantes de ella. Conocido como “disociación”.
  • Te consideras a ti mismo y a tu cuerpo como indignos o «malos». A esto se le llama “alteraciones del self (yo)”.
  • Tienes dificultades para confiar en otros. Sentimientos de inseguridad, desconfianza, vulnerabilidad.
Algunos tratamientos basados en evidencia científica y que han resultado con alta eficacia en la reducción de los síntomas son los siguientes:

DBT-PTSD (Terapia Dialéctica Conductual para estrés postraumático).

Dentro de los objetivos principales de DBT-PTSD se encuentran:

  • Ayudar a transformar la sensación de revivir experiencias traumáticas “incontrolables” en recuerdos “controlables”.
  • Ayudar a reconsiderar creencias sobre uno mismo y el mundo.
  • Ayudar a construir una vida que valga la pena de ser vivida a pesar de tus experiencias difíciles.
  • Enseñar cómo se organiza la red del trauma, qué comportamientos mantienen el estrés postraumático y qué se puede hacer para regularlos.
  • Aprender habilidades para regular el malestar, la disociación y las emociones negativas intensas como el miedo, la vergüenza, la culpa y el asco.
  • Todo esto en un contexto terapéutico seguro.
  • El protocolo establece que el trabajo y la duración del tratamiento se establecen en aproximadamente en 45 sesiones.

Otro de los tratamientos es la Terapia de exposición prolongada para el tratamiento del Trastorno de estrés postraumático EP-TEPT.

 

EP TEPT.

La Exposición prolongada enseña a los usuarios/consultantes a acercarse gradualmente a los recuerdos, sentimientos y situaciones relacionados con el trauma que se han estado evitando.

  • Esto mediante una serie de exposiciones paulatinas, mediante el uso de la imaginería, la verbalización y descripción del evento, además la exposición directa a estímulos asociados al evento traumático.
  • Tiene como principal objetivo la disminución de los síntomas y la habituación a los estímulos detonadores del trauma.
  • La duración estimada es de 8 a 20 sesiones semanales, aunque esto puede estar sujeto a variación.

Así pues, una vez dicho todo esto respectivo al trauma, espero te haya generado mayor claridad al leerlo. Y sobre todo si consideras que has experimentado un evento traumático o alguien cercano o conocido tuyo cubre con estos elementos planteados anteriormente, sería de gran utilidad pudieras compartir la información de este post con el fin de orientar a que las personas reciban comprensión, validación y sobre todo el mejor tratamiento posible.

Sólo me queda agradecerte y recordar que el conocimiento es el candil que ilumina los callejones de la ignorancia. Sé ese candil y presta tu luz a quién más lo necesite, incluso, si es a ti mismo.

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Psic. Jorge Urias

Bibliografía:

Bohus, M. (2014) “Manual Entrenamiento DBT-PTSD”: PDF

Olasov, B., Foa, E & Hembree, E. “Terapia de Exposición Prolongada para TEPT Procesamiento emocional de experiencias traumáticas guía del terapeuta”. SAPSI editorial: Buenos aires, Argentina.

American Psychiatric Association. (2013) Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-V. Masson Editorial: Barcelona, España.

Muiños, R, Requena E. (2018). Psicopatología clínica. Universidad Oberta de Catalunya: Cataluña, España.

 

 

 

Si te interesa saber más de este tema, recuerda que aún puedes inscribirte con el 50% de beca al Taller Intervención en Trauma, en el que aprenderás de una experta reconocida internacionalmente, la Dra. Nathalia Vargas.